Hace unos días que se ve y parece inevitable la primera ola de calor del verano. Lo cierto es que no es raro tener olas de calor en junio, pero AEMET había mantenido hasta ahora la manía de no darle tal nombre si la situación de altas temperaturas no se producía en julio o agosto.

Las anomalías positivas serán superiores a 8 grados en muchas zonas de España, y nos podemos poner con facilidad en más de 40 grados, y no tanto, que también, donde siempre, en Andalucía occidental y Extremadura, porque allí estará cerca una bolsa de aire «frío» que es precisamente la culpable de empujar el aire sahariano desde el centro y este de España hasta casi Reino Unido, pasando por Francia y Alemania. Aunque con valores más bajos que nosotros, lo van a pasar peor porque su anomalía positiva será superior a 15 grados y ellos están menos preparados que nosotros para estas cosas.

Lo peor de las olas de calor en junio es que el día es muy largo y la máxima se sostiene más tiempo y la mínima tiene menos noche para recuperar, pero el mundo no se va acabar. Por cierto, en 2003 el verano fue espantosamente caluroso y no por ello hubo incendios tan devastadores como otros años que no lo fueron tanto.

Ya está bien de hacer premoniciones que parecen expresar deseos sensacionalistas por parte de algunos. Ya pasará lo que tenga que pasar, pero no nos pasemos de listos.