Durante las últimas horas he podido observar dos reacciones muy opuestas a la ola de calor que nos va a afectar en las próximas horas. Por un lado, están aquellas personas que no le dan poca o ninguna importancia, argumentando que es normal que haga calor en verano. Por otro, no faltan los titulares anunciando (como cada año) que estamos a las puertas de la peor ola de calor de la historia (¿acaso se inventó antes el termómetro que el fuego?). Y por desgracia, salvo una pequeña minoría, el resto no se suele preocupar por las causas de este episodio de altas temperaturas tan potente para un mes de junio. También hay un porcentaje importante de la población que pasa de los consejos y recomendaciones frente a temperaturas extremas, y después pasa lo que pasa. Aunque también hay quien le importa más el dinero que tener a los trabajadores asándose en la calle o en el campo. Y después llegan las desgracias.

¿Por qué este episodio ha sido calificado antes de empezar como de ola de calor por AEMET? Normalmente se suele esperar a comprobar los valores registrados por las estaciones meteorológicas durante un episodio, pero en esta ocasión parece que se van a cumplir los requisitos necesarios (superficie afectada, valores registrados y duración del episodio). Caerán numerosos récords, no sólo en España, también en muchas zonas de Europa. Hay que saber diferenciar entre ola de calor y calor de verano. El calor de verano es aquel que no se aleja demasiado del promedio, lo que suele ser habitual (por ejemplo 35 ºC en Córdoba es algo normal). Y aun así no falta algún medio que se pone a pie del termómetro callejero (insisto, esos termómetros no miden bien la temperatura por el material) para hablar de una ola de calor en un día típico de verano en Andalucía o Extremadura. Menos sensacionalismo y catastrofismo, y más divulgación e información.