Un vuelo barato, un hotel barato y una promesa que se cumple de forma escrupulosa: diversión 'low cost' asegurada. Con esa visión, cientos de miles de turistas llegados desde una larga lista de países del viejo continente que encabeza Reino Unido toman las baleares cada verano, en un problema que se enquista especialmente en la zona de Magaluf.

Al calor de los meses estivales, las calles de este municipio balear viven las horas más calientes cuando el sol se pone. La 'happy hour' sirve de calentamiento, de anticipo de lo que, cada noche de forma rigurosa, se repite hasta que la llegada del otoño pone fin al desparrame continuado del turismo de borrachera, rebautizado como turismo 'hooligan'.

Solo en el mes de junio, los hoteles de Palmanova-Magaluf ya han expulsado a 150 turistas incívicos. Una cifra similar a las de 2018 y que evidencia la política de 'tolerancia cero' que corrobora el presidente de la asociación hotelera de Palmanova-Magaluf Mauricio Carballeda. "Es nuestra política. Nosotros, ante cualquier comportamiento incívico, los expulsamos", subrayó en declaraciones a Diario de Mallorca, miembro de Prensa Ibérica, grupo editor de Levante-EMV.

"Ha habido un repunte [de expulsiones], porque el perfil de cliente ha bajado como consecuencia de la bajada de precios a la que se han visto obligados los establecimientos ante la pujanza de otros destinos competidores", argumentó el dirigente hotelero, quien lamentó también que el impuesto turístico provoque que el sector sea "menos competitivo".

Hastiados de los excesos, vecinos y asociaciones de empresarios reclaman un refuerzo de la presencia de agentes de policía y Guardia Civil para contrarrestar el 'hooliganismo' turístico. La última víctima de estos excesos que se afectan al turismo balear ha sido un miembro del equipo de seguridad del rapero estadounidense Future, que fue golpeado hasta perder el conocimiento en el aeropuerto de Ibiza.

Más allá de las salidas de tono que se producen en las baleares de forma similar a cualquier otro destino internacional cuyo punto de interés sea la fiesta, algunas escenas se repiten de forma casi mecánica, especialmente en la zona de Magaluf, que saltó a la fama mundial tras el polémico episodio del 'mamading'. Tras este anglicismo forzado se esconde un vídeo viral que circuló como la pólvora por WhatsApp en 2014 y que puso al municipio en el disparadero de todas las críticas al observarse a una mujer practicando sexo oral a un grupo de hombres en el interior de un local de ocio.

Vuelve el sexo a plena luz del día en Magaluf

Vuelve el sexo a plena luz del día en Magaluf

Los hombres que aparecían en las imágenes participaban en lo que se conoce como 'pub crawling', termino anglosajón que hace referencia a una ruta ininterrumpida por distintos locales de ocio para consumir alcohol. En aquel momento, algunos locales de la zona ofrecían alcohol barato y "muchas sorpresas" de índole sexual para rematar la noche. Si bien el vídeo puso de manifiesto el descontrol que se apoderaba de la zona durante la época estival y la necesidad de tomar medidas para controlarlo, también sirvió de imán para aquellos que buscaban justamente eso: playas, alcohol y sexo a un precio irrisorio.

La difusión de varios vídeos sexuales a plena luz del día en la calle en los últimos días ha puesto en un serio compromiso todos los esfuerzos de reconversión realizados en Magalud, lamentan los empresarios de la zona. Pese a que todavía se sucedan, los protagonistas de estas imágenes se enfrentan a multas de hasta 600 euros, pues se trata de prácticas prohibidas por la ordenanza de Calvià. Otros actos como el botellón o escupir en la calle también están castigados por la ley municipal.

Turistas en los balcones de un hotel de Magaluf

Turistas en los balcones de un hotel de Magaluf

Frente a los esfuerzos por atraer a un turismo familiar y de descanso, las imágenes de peleas y sexo en la calle lastran la consecución de los objetivos. Sin embargo, el lado más salvaje de este turismo no está en las reyertas ni en las escenas de pornografía urbana, sino en el interior de los hoteles que son testigos de una de las prácticas que, en ocasiones, resulta mortal: el 'balconing'.

El gobierno británico y el balear han lanzado campañas conjuntas para frenar los despeñamientos de turistas alcoholizados por los balcones de los hoteles cuando, en plena borrachera, intentan saltar a la piscina del hospedaje. Freddie, un joven británico de 20 años, ha sido la primera víctima del 'balconing' este 2019. Tras su fallecimiento, su novia aseguró en Twitter que la altura de las barandillas de los balcones en España resulta peligrosa y que, de haberlo sabido, se hubiese asegurado de que su pareja no saliese a la pequeña terraza.

Las aguas cristalinas, los paisajes naturales y el entorno paradisíaco de las Islas Baleares han convertido el archipiélago en un destino turístico internacional que trata de buscar un modelo rentable y sostenible, cada vez más alejado de este turismo. Mientras instituciones y asociaciones empresariales encuentran la fórmula, miles de turistas desembarcan en los distintos destinos baleares que, en algunas ocasiones, son víctimas de la masificación, y provocan imágenes curiosas como las de dos catamaranes abriéndose paso a bocinazos para llegar a la orilla entre la saturación que sufren las costas. Una vez allí, desembarcan más de un centerar de turistas en una playa que ya de por sí cuenta con pocos centímetros de arena sin ocupar.

A sirenazos dos catamaranes por la saturación en Portals Vells

A sirenazos dos catamaranes por la saturación en Portals Vells