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Secretos íntimos de BlaBlaCar

El 21% de los usuarios de la plataforma asegura haber revelado secretos íntimos a desconocidos durante un viaje en coche compartido. Con más de medio millón de usuarios en la Comunitat Valenciana, BlaBlaCar se ha convertido en una fábrica de anécdotas. Estas son algunas de ellas.

Secretos íntimos de BlaBlaCar

Desde que aterrizó en España en 2010, BlaBlaCar se ha convertido en una fuente inagotable de historias extrañas. La plataforma para compartir coche se ha encumbrado como la reina de la economía colaborativa y en 2018 contaba con más de 562.000 usuarios solo en la Comunitat Valenciana. La propia plataforma valora la Comunitat como una de las zonas donde más se ha consolidado en todo el territorio nacional, con un crecimiento del 84% en los dos últimos años.

Las páginas web para compartir coche son un fenómeno llegado desde Europa, donde esto denomina ridesharing o carpooling, y BlaBlaCar lidera esta cultura de los viajes con desconocidos. Fundada en Francia en 2006 y basada en un sistema de puntuación de conductores y opiniones sobre la conducta de los pasajeros, la web cuenta con 80 millones de usuarios en los 22 países en los que está presente.

La mayoría de las webs de ridesharing funcionan de manera que al buscar el origen y el destino deseados aparece un tablón de anuncios con todos los viajes disponibles. Cada ficha de trayecto incluye el precio, el titular del vehículo -con la valoración que han hecho otros pasajeros de su comportamiento y conducción- y especificaciones sobre las plazas disponibles, el espacio para equipaje, si permite fumar o si acepta mascotas. La reserva del viaje y el pago funcionan con un sistema de cobro electrónico por el que la empresa percibe una comisión de los viajeros a cambio de conectarles con un particular que va a viajar desde A hasta B.

BlaBlaCar ha tenido que hacer frente a la reticencia natural de la gente a no confiar en alguien a quien nunca han visto. Por ello, los perfiles contienen información verificada, foto y opiniones creando una suerte de “reputación online” de cada individuo. Según un estudio elaborado por la propia plataforma y la escuela de negocios NYU Stern, que analiza datos de una encuesta realizada a 18.289 personas para descubrir cómo se construye la confianza digital, “los encuestados muestran mayores niveles de confianza en aquellos usuarios que cuentan con perfiles completos online antes que en compañeros de trabajo o vecinos”. De hecho, el mismo estudio revela que España es uno de los países en los que más se confía en personas a las que se acaba de conocer a través de BlaBlaCar (89%), en cuyos extremos encontramos a Ucrania (con un 92%) y Alemania (con un 81%).

La economía colaborativa engloba todas aquellas actividades que suponen un intercambio entre particulares de bienes y servicios a cambio de una compensación pactada entre ambos. La filosofía del ridesharing explica que ahorraremos viajando acompañados mientras disfrutamos de una enriquecedora experiencia social. Otro estudio de la plataforma sobre el impacto social del coche compartido revela que “el 50% de los encuestados declaran que la gente con la que han viajado en BlaBlaCar en el último año representan una mayor diversidad en comparación con los círculos sociales con los que suelen interactuar”. De hecho, “el 87% explican haber tenido experiencias enriquecedoras en sus viajes compartidos”. De acuerdo con las encuestas del estudio los temas de conversación más populares son el ocio, los viajes y las vida personal. Además, el 21% de los encuestados afirman haber revelado cosas cobre sí mismos de las que nunca habían hablando antes.

No obstante, con un servicio que supera los 5 millones de usuarios solo en España, es de esperar que a veces ocurran situaciones peculiares. Anécdotas y pequeñas historias que reflejan la diversidad de los viajeros y lo raros que pueden llegar a ser estos intercambios entre desconocidos. Aunque también se pueden dar situaciones terribles, como la que sufrió una joven valenciana con un pasajero que convirtió el viaje en una pesadilla. Hemos pedido a usuarios de BlaBlaCar que nos cuenten sus experiencias más llamativas y estas son algunas de ellas.

Yo conocí a Dalí: Teresa, 34 años

Empecé a utilizar BlaBlaCar en sus inicios en España y, la verdad, es que tuve muchas buenas experiencias y conocí a gente muy interesante. Recuerdo a una hombre muy interesante que con el que charlé en un trayecto hacia Barcelona. Él era bastante mayor y me contó que de pequeño había conocido a Salvador Dalí, que veraneaba en Rosas y allí se había encontrado con él en su infancia. Como admiro mucho al pintor me gustó mucho escuchar sus historias, ya fueran ciertas o no. Fue un viaje muy interesante. Tiempo más tarde, cuando la aplicación empezó a hacerse más popular tuve varias malas experiencias y dejé de utilizar la plataforma.

No en mi coche: Cristina, 23 años

En una ocasión, yendo de Alicante a Madrid, cogimos a dos pasajeros. Eran una pareja que, en un principio, parecían bastante normales. Se subieron al coche y no nos dirigieron la palabra en todo el viaje. Además, aunque había especificado que al ser un coche nuevo no se podía comer ni beber, abrieron una bolsa de pipas gigante y se pasaron todo el trayecto comiendo. Mientras conducía solo podía escuchar el sonido de las pipas y pensar en mi pobre coche. No les dije nada porque me daba reparo y era muy joven. Ahora les llamaría la atención sin dudarlo.

El ilusionista: Patricia, 33 años

Suelo usar bastante BlablaCar y nunca he tenido una mala experiencia, pero sí algunas situaciones raras. Ahora mismo se me ocurre un trayecto que hice de Alicante a Zaragoza en el que otro de los pasajeros era mago que iba vestido de mago. Llevaba su chaqueta de lentejuelas puesta y su maletín de mago y todo. Nos contó que era un artista callejero nómada y que llevaba encima todo lo que tenía, que no era mucho. Fue una situación un poco surrealista pero el chico era muy simpático y cuando paramos en una gasolinera nos estuvo haciendo varios trucos de magia con cartas. Por lo menos no llevaba un conejo en la chistera.

Ese es mi sitio: Andrea, 28 años

He utilizado mucho la aplicación para viajar de Alicante a Madrid. Generalmente siempre he tenido buenas experiencias, además es muy enriquecedor conocer a gente tan diversa. Aunque normalmente intento que la conductora sea mujer porque así me siento más cómoda y segura. El viaje más incómodo que recuerdo lo hice con tres chicos. El conductor y el copiloto fueron bastante amables pero el pasajero que se sentó a mí lado fue del todo desagradable. Nada más sentarse encendió una consola y se pasó gran parte del viaje jugando sin abrir la boca. El problema era que durante todo el trayecto estuvo despatarrado ocupando su asiento, el del medio y parte del mío. Además, cuando ya casi estábamos llegando y se integró en la conversación hacía comentarios sarcásticos a todo lo que yo decía. Fue muy incómodo en todos los aspectos.

Es la noche del látigo: Miguel, 34 años

En una ocasión, volviendo de Madrid reservé un trayecto para mí y otro chico. Cuando quedamos, resultó ser un coche viejísimo, muy sucio y que olía fatal, conducido por dos heavys. Nos tiramos todo el trayecto hasta Alicante con la música metalera a todo volumen, yo solo recuerdo que había una canción que decía “es la noche del látigo, es la noche del cuero negro”. Pensé que iba a ser la peor experiencia de mi vida porque, además, el coche era pequeño y en el asiento trasero íbamos tres personas muy apretadas, pero al final me quedé dormido y me desperté casi cuando estábamos llegando. El problema es que, como eramos inexpertos, no nos dimos cuenta de las plazas que se ofrecían, ni miramos las características del vehículo. A pesar de esa mala experiencia, ahora casi siempre que voy a Barcelona o Madrid comparto mi coche y siempre ha ido muy bien. Además, te permite ahorrar bastante dinero y si vas solo se agradece la compañía.

Pequeña parada en el poblado: Lola, 41 años

Yo utilizo bastante BlaBlaCar para hacer el trayecto entre Alicante y Valencia, de hecho la propia aplicación me ha enviado los kilómetros que he hecho y casi doy la vuelta al mundo. Pero el más pintoresco que he hecho fue de Alicante a Madrid. Contacté con un padre y un hijo, cuando me subí al coche parecían bastante raritos y me dijeron que tenían que pasar por un sitio a recoger una pieza para el coche del chaval y dije que si no nos desviábamos mucho pues bien. Estábamos casi llegando a Madrid cuando empezamos a recorrer un camino de tierra, yo solo veía chabolas y chabolas y más caminos de tierra. Me di cuenta de que estábamos en la Cañada Real y de pronto pararon mitad de la nada hacer la compra. Les dije de todo, estaba muy nerviosa y el señor, que era muy bajito, me decía que estuviera tranquila que con él no me pasaría nada. Al final, es cierto que no pasó nada pero lo pasé fatal. A parte de eso y por lo general, mis experiencias han sido siempre bastante buenas.

Una muy buena amiga: Iago, 30 años

Tengo que decir que, cuando viajo en Blablacar, suelo hacerlo como conductor. Me dedico al audiovisual, y lo mismo me sale un rodaje en mi barrio como en otro país. Así que lo utilizo mucho. En una ocasión que iba de Vigo a Puebla de Sanabria me habló una chica, en aquel entonces Blablacar te permitía contactar directamente con el conductor aunque no hubieras reservado. “Tengo que ir a Mombuey, que está a 30 km de Sanabria, ¿podrías acercarme?”. Decidí que prefería hacer 280 km acompañado que 250 solo, así que le dije que sí. Era una chica que me dio muy buen rollo desde el principio, muy agradable. Ya en el coche, le pregunté que si era de Mombuey o de Vigo para entablar algo de conversación. Su respuesta fue extraña y cortante: “Soy de Vigo, no he estado en mi vida en Mombuey”. Le pedí disculpas por si me había metido donde no me llamaban y terminó por contarme el motivo de su viaje. “Anoche pararon a un amigo mío que viene mucho desde Almería. Resulta que le habían quitado el carné hace muchos años por alcohol, pero ya se lo devolvieron y todo estaba bien… En teoría, porque anoche, cuando lo pararon y comprobaron sus datos, le dijeron que faltaba sabe dios qué trámite por hacer y que no tenía carné, así que no le dejaron continuar. Lo escoltaron a una gasolinera y le pusieron un cepo, y necesita a alguien con carné que vaya allí para retirar el vehículo… Y yo me saqué el carné hace unos meses”. Motivos para viajar hay muchos: ocio, trabajo, sacar a un colega de un apuro… Así que, oye, mis respetos.

En busca y captura: Ámgel, 36 años

Hace unos años publiqué un viaje en la aplicación para ir a Madrid al Orgullo. He de decir que yo vivo en un pueblo pequeño y no pensé que tendría ninguna reserva pero no perdía nada por intentarlo. La tarde antes del viaje se presentó en mi casa un señor mayor preguntando si el viaje todavía estaba disponible y si podía pagarme en efectivo. El hombre había visto el anuncio en la web pero tenía problemas para pagar con la tarjeta, que es como se hacen las reservas en BlaBlaCar, así que, con mi foto, se fue a buscarme por el pueblo. Acabó en el bar de un familiar mío que le dio mi dirección. Luego, en el viaje, me contó que era gay, se había separado recientemente de su mujer y quería ir al Orgullo como fuese. La verdad es que lo pasamos muy bien con él en el viaje.

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