Durante las últimas horas hemos tenido algunos aguaceros y tormentas en la vertiente mediterránea. No ha sido una situación de lluvias generales (que hubiéramos agradecido), algo que sería bastante extraño para la época. A mediados de agosto el Mediterráneo está hecho un caldo y las vaguadas (aire frío en altura) comienzan a afectar a la Península Ibérica. Las nubes crecen con fuerza y descargan con mucha fuerza en puntos muy concretos, provocando problemas en algunos casos. En unos pocos kilómetros las diferencias en los registros pueden ser muy importantes: un pueblo puede inundarse y en el de al lado no caer ni gota.

También es una época complicada para los hombres y mujeres del tiempo: ¿cómo explicar adecuadamente a la gente esta situación, similar a una lotería? Sin olvidar que por estas fechas las lluvias caen de todas las formas posibles menos con moderación. Todo esto que acabo de comentar refleja la cercanía al otoño climatológico. Esperemos que los próximos meses se porten mejor en lo que respecta a las lluvias, ya que en muchas zonas de la Comunidad Valenciana no llueve desde el temporal de levante. Eso sí, aquí con 3 o 4 días de inestabilidad nos bastan para llegar o superar la media anual. Y todo parece indicar que la irregularidad de las precipitaciones irá a más con el cambio climático: menos días de lluvia, pero mucho más intensas. Y tendremos que adaptarnos.