El pasado domingo comenzaba el otoño climatológico, que abarca los meses de septiembre, octubre y noviembre. Se trata de la estación que en teoría es la más lluviosa de la vertiente mediterránea. Digo que en teoría porque por ejemplo en la provincia de Alicante la mayoría de los episodios de precipitaciones más recientes se han producido en invierno, primavera e incluso también en verano (ahí tenemos los más de 100 mm que cayeron en esta zona en el pasado mes de agosto). Sin embargo, parece que septiembre ha comenzado más otoñal que veraniego este año. El viento de levante sopla, las nubes bajas tapan el cielo e incluso tenemos algunos chaparrones. Pero lo mejor es poder dormir bien en las ciudades, en las que no bajábamos de los 20° C desde finales de junio. A falta de ver si este otoño es generoso con las lluvias al menos se agradacen estos días. Hay quien ya se ha aventurado a señalar que será un otoño seco en el Mediterráneo, cosa que me extraña mucho porque simplemente nos hacen falta 24 horas o incluso menos en los que la situación sinóptica acompañe y que el otoño pase de ser seco a lluvioso. Esta es la época en la que resulta más complicado ser hombre del tiempo, ya que el Mediterráneo es sumamente imprevisible. Aunque eso también es uno de sus mayores encantos. ¿Con qué nos sorprenderá en esta ocasión? El tiempo dirá, pero por ahora parece que con el viento de levante al menos disfrutaremos de unas temperaturas muy agradables en la mitad oriental.