¿Es la inteligencia artificial (IA) una amenaza o una oportunidad? Esa es la pregunta que alimenta uno de los debates centrales de la edición de 2019 de Ars Electronica, el mayor festival de Europa dedicado al arte y la cultura digital, inaugurado esta semana en la ciudad austríaca de Linz.

La IA, ciencia ficción hace apenas medio siglo, está hoy presente en nuestra vida cotidiana, desde aplicaciones móviles que se adelantan a los deseos de sus usuarios, hasta los asistentes de frenado en los vehículos que intervienen para evitar una colisión.

El festival de Linz -a unos 200 km al oeste de Viena- cumple 40 años convertido en un referente mundial, con la participación de más de 1.400 artistas, creadores y activistas de 45 países.

El lema de este año es "Out of the box. The midlife crisis of the digital revolution". La expresión en inglés "Out of the box" anima a pensar de forma independiente pero también, indican los organizadores, es una referencia a la caja de Pandora que se abrió con la revolución digital.

Y justo cuando llega a esa edad de crisis vital, Ars Electronica anima a hacer un alto en el camino para reflexionar sobre la encrucijada tecnológica y social en la que está sumido el mundo.

Para ello habrá más de quinientas propuestas como mesas redondas, exposiciones, conciertos, debates, instalaciones, proyecciones y conferencias en las que se animará a pensar sobre las consecuencias positivas y negativas de las últimas décadas de revolución digital.

"Hasta ahora, la transformación digital ha sido una digitalización del mundo industrial: lo que antes hacíamos sin ordenadores, ahora lo hacemos de forma digital, incluso nuestras vidas sociales. Pero ahora estamos comenzando a digitalizar nuestra toma de decisiones", expone Gerfried Stocker, director artístico del festival.

"Incluso si la realidad de una inteligencia artificial independiente aún está lejos en el futuro, hemos comenzado a dar independencia a los sistemas digitales y, de alguna manera, hemos pasado de la automatización a la autonomía", añade para exponer que el mundo se está adentrando en una nueva era casi sin darse cuenta.

Una evolución que plantea muchos interrogantes: ¿Cuánta autonomía hay que otorgarles a las máquinas? ¿Llegará el momento en el que la IA no sólo ayude a los humanos sino que los sustituya? ¿Qué nos define como humanos si nuestras tareas las puede asumir una máquina?

Los organizadores esperan que estos debates animen a los ciudadanos a participar más activamente en el diseño del modelo tecnológico futuro y que no se limiten a ser "consumidores pasivos", lo que, denuncian, ha llevado a "una economía de datos desenfrenada" dominada por grandes plataformas.

"Deberíamos aprovechar esta ocasión de crisis en la revolución digital para reformular nuestras preguntas sobre el futuro y concentrarnos no sólo en lo que la tecnología ofrece, sino en lo que deseamos hacer con ella", afirma Stocker.