En ciudades con climas fríos y con mucha nieve en invierno de Canadá y Estados Unidos se ha descubierto una isla de frialdad urbana superficial. Así, unos biólogos han analizado una sustancia de una especie vegetal, trébol blanco común, que es particularmente sensible a las temperaturas invernales. Estos científicos han observado cómo esta planta cambia genéticamente para adaptarse a los entornos urbanos y que hay una mayor producción de una sustancia en las ciudades. Las menores temperaturas del suelo urbano por efecto de una menor cobertura de nieve respecto a las zonas rurales con mayor cobertura de nieve, que aísla el suelo, provoca una temperatura más elevada en las zonas rurales con nieve artificial respecto al centro urbano. No obstante, debemos tener en cuenta que la temperatura del aire es siempre inferior en las afueras de la ciudad respecto al centro, según otras investigaciones. Pero la novedad de esta investigación es el descubrimiento de una temperatura menor en el suelo urbano que está correlacionada con el espesor de nieve en ciudades como Montreal o Toronto. El artículo lo han hecho los investigadores Ken Thompson y Marc Johnson y lo han publicado en la revista Proceedings of the Royal Society B. Esta isla de frialdad urbana superficial pero no tiene correspondencia con la isla de calor atmosférica, con la diferencia térmica en las temperaturas mínimas en el aire observadas en la jaula meteorológica, a 1,5 metros de altura. Así, un artículo científico señala que la isla de calor se observa, especialmente en las temperaturas máximas, durante el invierno en ciudades con fuerte innivación como la ciudad de Minneapolis, en Estados Unidos. Durante la ola de frío de enero de 1985 con nieve se observó una isla de calor atmosférica en la ciudad de Girona, mientras en el centro urbano se midió una temperatura mínima de -12 ºC, en el observatorio periférico de Girona (Bell-lloc) la mínima fue de -14,5 ºC. Esta mínima de -12 ºC fue observada por el geógrafo Agustín Xercavins y la publica en un artículo sobre la ola de frío de enero de 1985 en la ciudad de Girona.