Los tuiteros acusados de desear la muerte de Adrián, el niño valenciano que quería ser torero y que falleció víctima de un cáncer, han atribuido a un "calentón" sus mensajes y han pedido disculpas a la familia. Aún negando las acusaciones, los tres (Manuel Ollero, Eizpea Etxezarraga y Bryan Eduardo Salinas) han admitido que escribieron los mensajes en diversas redes sociales tras la corrida benéfica que los familiares de Adrián organizaron para recaudar fondos y destinarlos a la investigación contra el cáncer infantil.

No obstante, han mantenido que no querían hacer daño a su familia, que no conocían al menor y que borraron los mensajes que publicaron "en menos de diez minutos". Además, la mujer que deseó por Facebook la muerte de Adrián ha declarado que "lo publiqué en caliente y me arrepentí. No fue con ninguna intención de nada". La mujer ha reconocido es antitaurina pero ha matizado que su mensaje no llevaba "ninguna intención. Fue sin más, lo vi y me enfadé", ha dicho Eizpea Etxezarraga.

Así se han manifestado los tres acusados en el juicio que se ha celebrado este lunes en lo juzgado de lo Penal 2 de la Ciudad de la Justicia de València. Los tres se enfrentan a penas de prisión que suman tres años de cárcel, mientras las defensas han pedido su absolución. Tras escuchar a las partes, la fiscal Susana Gisbert ha ratificado su petición de pena y la ha elevado a definitiva.

Otro de los acusados, Manuel Ollero, quien lamentó el tratamiento en la sanidad pública que recibía el menor, atribuyó su mensaje a un reportage con datos sin contratar emitido en televisión. Ollero se ha definido como un "activista contra el cáncer" y que pensaba que el dinero recaudado en la corrida de toros se iba a destinar a otros fines.

A continuación, ha comentado que intentó pedir perdón hasta en dos ocasiones a la familia a través de programas de televisión y que su tuit era una crítica a la sanidad pública porque su abuela había fallecido poco antes víctima de un cáncer por "falta de medios". Ha puntualizado que en su caso no "deseó la muerte ni iba dirigido a Adrián".

El tercer tuitero acusado, quien también deseó la muerte de Adrián, ha declarado que en el momento en el que escribió el tweet "estaba enfadado". Ha añadido que "no estoy a favor ni en contra de la tauromaquia y a los cinco minutos lo borré", pues "vi que era una estupidez, no tenía sentido".

El padre de Adrián, quien interpuso la denuncia inicial ante la guardia civil, ha relatado en su comparecencia como testigo los "insultos y amenazas" que recibió su familia tras el paseíllo del niño en el coso valenciano y que, aunque intentaron ocultaron al menor lo que sucedía, tuvo conocimiento de parte de la polémica: "Llega un momento que por mucho que le quieras esconder a un niño de ocho años se acaba enterando".

La Fiscalía no aprecia el arrepentimiento y ha concluido que ninguno de los tres hizo un acto de reparación después de publicar los mensajes juzgados y califica los hechos como un delito "contra la integridad moral". Descarta el delito de odio porque los mensajes no atacaban a un colectivo vulnerable ni incitaba a otras personas a actuar contra Adrián. "Es un delito especialmente reprochable por su crueldad y la enfermedad que padecía el menor", ha concluido la fiscal.

La polémica en torno al caso comenzó a raíz de que el niño hiciese el paseíllo y saliese a hombros de la plaza de toros de València cuando se celebró un festival benéfico en favor de la Fundación Oncohematología Infantil, en octubre de 2016. A partir de aquel acto, se dieron comentarios en la red de personas que decían: "Adrián, vas a morir", o "que se muera, que se muera ya". A los meses el menor falleció.