Gestionar la complejidad es difícil. No está al alcance de cualquier profesional. Ni menos de la clase política actual a la vista del lamentable espectáculo que estamos viviendo en nuestro país en los últimos tiempos. Siempre es injusto hacer afirmaciones de este carácter, pero es un sentir común en la sociedad con visos muy ciertos de realidad. Siempre hay excepciones, por supuesto. Hay una cuestión que precisa de visión amplia y enfoque profundo: el cambio climático y sus efectos asociados. Nos va a obligar a un cambio importante en la sociedad y economía. Y también en la política. Pero de momento, apenas hemos visto cambios ni actitudes proclives al mismo. Tan sólo hemos vivido manifestaciones de la respuesta social ante el problema, a modo de soplo de aire fresco de personas responsables con su mundo y con su tiempo. Pero no avanzamos más. La política tiene una oportunidad única para contar con profesionales preparados para la gestión de cambio global, de la crisis climática que vivimos y que ya manifiesta efectos patentes en nuestra vida diaria. La geografía es la disciplina del cambio global. Auna capacidad de análisis, síntesis y prospectiva para la relación entre el medio natural y las sociedades que viven en él. Desde la reflexión y el rigor científico y bajo criterios de sostenibilidad, igualdad y justicia territorial y social. Podemos seguir como estamos, sin hacer apenas nada para prepararnos a lo que vamos a vivir a causa del calentamiento climático. El coste ambiental, social y económico será mayor. O podemos ir integrando al colectivo geográfico a la gestión territorial directa para la adaptación, en los Ayuntamientos y Comunidades Autónomas. Y en las empresas. Ustedes deciden. Nosotros estamos aquí, preparados y dispuestos a ayudar.