Sin duda, el viento de mestral (noroeste), también conocido como mistral, mastral o cierzo, ha sido el protagonista del panorama meteorológico en gran parte del litoral mediterráneo y en el sureste peninsular. Un viento frío, seco y de gran persistencia, ya que puede mantenerse durante varias semanas. Tampoco es extraño que en zonas de montaña las rachas pueden sobrepasar los 100 km/h. Eso sí, de lluvia nada. Las masas de aire polar marítimo llegan desnaturalizadas al litoral este y sureste, resecas tras atravesar las cordilleras y la Meseta. Sin embargo, estamos ante unos días de visibilidad excepcional, que aprovechan algunos fotógrafos para captar objetos o accidentes geográficos situados a una gran distancia, gracias a que la humedad está por los suelos. ¿Qué es lo que pasa para que se dé esta situación?

El anticiclón de las Azores tiene que estar sobre dicho archipiélago, apuntando hacia el norte, por lo que las borrascas atlánticas «resbalan» por el flanco oriental de las altas presiones, llegando a Europa vía Reino Unido y Francia, canalizando aire frío y húmedo hacia el norte del país. A barlovento, las precipitaciones son muy copiosas, mientras que a sotavento son más escasas conforme nos desplazamos hacia el sur. Algunas de estas borrascas al llegar al Mediterráneo se pueden profundizar, e incluso en algún caso presentar algunos rasgos subtropicales o tropicales (los mediáticos medicanes).

Por desgracia, con esta situación no llueve en buena parte del Mediterráneo y tampoco en el suroeste, donde siguen arrastrando una preocupante sequía y es necesario ahora más que nunca un temporal continuado con vientos ábregos (suroeste). Mientras tanto, vamos a estar unos cuantos días con temperaturas por debajo de la media en esta primera quincena de noviembre, tras acabar octubre tomando el sol en la playa. Cosas del otoño.