¿El azúcar provoca cáncer? ¿Engorda beber agua durante las comidas? O, ¿existen los superalimentos?. Estas son algunas de las noticias que se han publicado durante los últimos años y que, hoy en día, forman parte del debate en la calle.

Sin embargo, no siempre son ciertas. La proliferación de las conocidas como “fake news”, sobre todo en las redes, que son el caldo de cultivo perfecto para su distribución a gran velocidad. A través de titulares engañosos y, en muchos casos, alarmistas, estas publicaciones han logrado asentarse en el mundo de la información. El asunto es tan alarmante que, según la consultora Gartner, la mitad de la información que se consuma en 2022 será falsa.

El dato preocupa a un más en España, ya que los españoles son los europeos que más creen en las noticias falsas -hasta un 57% ha admitido haber creído alguna vez en alguna- y los quintos a nivel mundial, según un estudio de Ipsos. Para hacer frente a este tipo de publicaciones engañosas y evitar caer en ellas, se recomienda acudir siempre a una fuente fiable u oficial y evitar difundir aquellas noticias de las que no sepamos con certeza su veracidad.

Peligro mayor en el sector alimentario

Un estudio del Instituto Tecnológico de Massachusetts reveló que, este tipo de noticias, se distribuyen a una velocidad hasta siete veces mayor que una real. Cualquier persona puede crear una “fake news” y sus motivaciones pueden ir desde intereses económicos hasta la creación de alarma pública por diversión, lo que multiplica todavía más sus riesgos.

En este punto, uno de los temas más recurrentes para este tipo de publicaciones es la alimentación, que ya supone el 30% de las “fake news” que circulan por Internet. Cabe recordar que hay que ser especialmente cuidadoso en este campo, ya que las noticias falsas sobre la alimentación pueden tener unas consecuencias perjudiciales para la salud de las personas.

La alimentación es un tema perfecto para el desarrollo de falsas noticias, debido a que se trata de un asunto sensible y que afecta a todos, además de estar muy cercano a la salud. A partir de aquí, este tipo de noticias tratan de difundir falsas informaciones acerca de alimentos para crear alarma, miedo y esperanza por igual.

Debido a esto, existe una gran preocupación en el sector alimentario por la capacidad que tienen estas noticias para transformar los hábitos de compra de los consumidores en tiempo récord.

Las “fake news” más extendidas

Son infinitos los ejemplos de las publicaciones con informaciones falsas que advierten sobre el peligro de determinados alimentos y de su capacidad para producir cáncer; o, por contra, de superalimentos y dietas milagro.

- El agua durante las comidas engorda. Existe la creencia popular de que el agua, tomada durante las comidas, engorda. Esto se debería a la retención de líquidos, según los creyentes de esta teoría. Sin embargo, ¿qué hay de cierto en ello? Pues nada. El agua no contiene calorías, por lo que no engorda ni antes de las comidas, ni durante, ni después. Más bien es todo lo contrario, ya que esta estimula el funcionamiento de los riñones y contribuye a un buen equilibrio hídrico.

- El azúcar produce cáncer. El azúcar es el demonio del siglo XXI, el culpable de todos los males de la humanidad. A pesar que es indiscutible que este producto, consumido en exceso, puede derivar en muchos problemas para nuestra salud -incluso contribuir a desarrollar algún tipo de tumor en nuestro sistema digestivo-, es totalmente falso que provoque cáncer de forma directa.

La sacarosa, que forma el azúcar común y la mayoría de edulcorantes de mesa, no es una molécula carcinogénica ni provoca mutaciones o cáncer por sí misma. Sin embargo, puede aumentar las posibilidades de padecer uno si se consume en exceso.

- La verdad sobre los ‘superalimentos’. En los últimos tiempos se han solapado las noticias que hablan sobre las propiedades casi milagrosas de algunos alimentos, que se han denominado ‘superalimentos’. Este tipo de productos son, en su mayoría, de origen vegetal, ricos en nutrientes y que tienen una alta capacidad antioxidante.

Entre estos productos, destacan algunos como los zumos detox, que supuestamente tienen la propiedad de eliminar toxinas, la vitamina B17, a la que se le atribuye la capacidad de curar el cáncer, o el cloruro de magnesio, conocido por su capacidad para regenerar los tejidos en los tendones y el cartílago.

Sin embargo, no hay ninguna evidencia médica ni científica sobre todo ello. En cambio, lo que sí está confirmado es el aumento de la facturación de las empresas que trabajan con estos productos en más de 80 millones de euros.

¿Verdad o marketing?