Lo sucedido en los últimos días, viento, viento y más viento, me inspira volver a hacer una columna sobre este meteoro que, según mi madre, he odiado desde pequeño. Durante la última parte del verano y la primera del otoño han predominado los vientos del este y eso ha sido desastroso en la España atlántica y les ha provocado una severa escasez hídrica. ¡Ojo!, tengo que decir que tengo amigos en la vertiente mediterránea que han quedado al margen de las lluvias a pesar de las buenas condiciones de viento porque ha faltado alguno de los muchos ingredientes que hacen falta para que llueva en este territorio, porque el viento húmedo aquí no basta. Y eso casi da más rabia porque ver la lluvia cerca, a unos pocos kilómetros, cometiendo excesos, mientras ellos siguen en déficit, es duro. No obstante, en general el patrón meteorológico ha cambiado en las últimas semanas y el poniente ha empezado a soplar, pero ¡ojo también!, no ha afectado a toda la vertiente atlántica, sino que, con su sentido más norte-noroeste, ha beneficiado más bien a todo el sector cantábrico y a la parte del norte de la meseta y Aragón. Con esa componente ha supuesto, además, un fuerte descenso térmico y nevadas más típicas del invierno que del otoño, aunque hace apenas unos días, muchos se quejaban de las altas temperaturas de principios de noviembre. Por su parte, la previsión para los próximos días es que las borrascas atlánticas sean más profundas, entrando desde el sudoeste y llegando, o eso parece que pasará, a toda esa España que aún no se ha enterado ni de unas lluvias mediterráneas ni de otras, pero, claro, supondría cierta subida térmica, que hará que muchos se vuelvan a quejar de temperaturas impropiamente altas para la época. Así somos, unos quejicas, cuando, como dice la canción, la respuesta para las lluvias y las temperaturas está siempre en el viento, y más en una península con tanto relieve y de tantas orientaciones. Como le dije una vez a uno de estos que todo lo ve raro, que llueva y que no, que haga frío o que haga calor, el día que me haga mucho frío con viento sur desde el Sahara o mucho calor con viento polar del norte, o que me lluevan en mi sector mediterráneo, más de 20 mm con ponientes, yo también veré cosas raras. Pero, mientras la lógica de los vientos explique tantas cosas y tanta variabilidad en pocos días e incluso horas, todo lo veré normal, aunque eso sea poco atractivo desde el punto de vista mediático.