Las ciudades son hervideros de ideas, comercio, cultura, ciencia, productividad, desarrollo social y mucho más, define la ONU. En la actualidad, más de 3.500 millones de personas viven en zonas urbanas (la mitad de los habitantes del mundo) y se estima que esa cifra seguirá creciendo hasta alcanzar los 5.000 millones de personas en 2030, aproximadamente un 40 % más que en la actualidad.

Con estos datos en la mano, las Naciones Unidas han optado por marcar la gestión de las ciudades como un punto prioritario en su Agenda 2030. Su objetivo para este periodo es lograr que estas sean inclusivos, seguros, resilientes y sostenibles. Para ello, es necesario mejorar la planificación y la gestión urbanas.

Un futuro que depara grandes retos

Durante los próximos decenios, el 95 % de la expansión urbana tendrá lugar en países en desarrollo.

Esto supondrá un reto mayúsculo para las grandes urbes mundiales, puesto que aumentarán las dificultades para mantenerlas, a la vez que se deberá tratar de asegurar que estas sigan siendo prósperas y generen empleo. Todo ello, sin ejercer más presión sobre la tierra y los recursos; y es que, la rápida urbanización está ejerciendo una gran presión sobre los suministros de agua dulce, las aguas residuales, el entorno de vida y la salud pública.

Desde 2016, el 90 % de los habitantes de las ciudades respiraba aire que no cumplía con las normas de seguridad establecidas por la OMS, lo que provocó 4,2 millones de muertes por contaminación atmosférica, y más del 50 % estuvieron expuestos a niveles de contaminación del aire, al menos, 2,5 veces más altos que el estándar de seguridad.

Los retos del futuro deberán focalizarse en encontrar soluciones a los problemas que deberán enfrentar los humanos en la vida de la ciudad (pobreza, cambio climático, asistencia sanitaria o educación) y crear ciudades sostenibles: de oportunidades, con acceso a servicios básicos, energía, vivienda, transporte y más facilidades para todos.

Medidas conjuntas como solución

El resultado de una planificación urbanística deficiente se puede apreciar en los enormes barrios marginales, el intricado tráfico, las emisiones de gases de efecto invernadero y los extensos suburbios que hay por todo el mundo.

Más de 800 millones de personas viven en la actualidad en barrios marginales, la mayoría de ellos en Asia oriental y sudoriental. Estos suponen un lastre para el PIB y reducen la esperanza de vida.

Por todo esto, se deben poner en marcha todos los mecanismos posibles con tal de garantizar la construcción de ciudades sostenibles, que aprovechen mejor sus recursos y que reduzcan su contaminación y pobreza, ya que es un problema que nos afectan a todos. A largo plazo, el coste de poner en marcha prácticas sostenibles es mínimo, en comparación con los beneficios que estas reportan.

Para empezar a trabajar conjuntamente, la OMS y PNUMA llegaron a un pacto para combatir la contaminación medioambiental el pasado 2018, en una reunión que tuvo lugar en Nairobi (Kenya). Allí, ambas organizaciones acordaron establecer medidas conjuntas y un marco estructurado para la investigación, el desarrollo de herramientas, la promoción de actividades, la supervisión de los ODS y el apoyo a los foros regionales de salud y medio ambiente.