El Objetivo de Desarrollo Sostenible número 11 de la ONU para el período 2020-2030 es crear Ciudades y comunidades sostenibles, reto que implica trabajar para lograr que las urbes y los asentamientos humanos del futuro sean inclusivos, seguros, resilientes y sostenibles. ¿Cómo lograr esa meta común? Un conjunto de expertos, directivos y autoridades reunidos en el periódico Levante-EMV coincidieron en que las ciudades del futuro no serán como las que nos mostró en el cine un genio como Ridley Scott en Blade Runner sino que serán similares a las de ahora pero adaptadas a los nuevos tiempos. A lo largo de tres horas de intensas reflexiones, los intervinientes coincidieron en que las ciudades futuras serán «el resultado de la colaboración público-privada» y de las aportaciones realizadas por los ciudadanos para transformar sus pueblos y urbes al pasar del concepto de participación ciudadana al de gobernanza, entendida como la capacidad real y efectiva del vecino en influir en la administración para cambiar modelos.

Los ciudadanos tienen que opinar pero los técnicos y los políticos son quienes aplican esas medidas transformadoras para lograr esos Objetivos de Desarrollo Sostenible y sobre todo para planificar y crear esas ciudades y comunidades sostenibles.Como apuntó el alcalde de Riba-roja de Túria y presidente del Consorci Valencia Interior Robert Raga «estamos en un cambio de paradigma en cuanto a la implicación del ciudadano» en el diseño de los espacios y servicios públicos.

«En ese sentido, hemos de pasar de la economía circular a la política circular y trabajar juntos para solucionar los problemas del futuro», comentó. En la aplicación de nuevos hábitos en cuanto al reciclaje, la minimización y la reutilización de residuos, «cada ciudadano tiene una corresponsabilidad en su casa» y esta es trascendental para que tengan éxito las nuevas estrategias. Raga explicó varias iniciativas que han implementado en el CVI que sirven para que aquellos usuarios que reciclan «paguen menos en su recibo» o una próxima campaña que pasa por generar autocompostaje si se dispone de espacio suficiente en casa.

En Riba-roja de Túria tienen en marcha toda una batería de medidas sostenibles. Un ejemplo: «Tenemos una línea de autobuses gratuitos desde hace 5 años que conectan los núcleos residenciales con las estaciones de Metro y los polígonos, que nos han ahorrado 3.000 toneladas de CO2 emitidas a la atmósfera y que han utilizado 130.000 usuarios». Sobre el CVI, Raga recordó que este organismo supramunicipal da servicio al 50% del territorio de la provincia de València y a 61 municipios. «Hemos sido pioneros en la implantación de los Acuerdos de París y en incentivos como la Cuenta Ambiental que premian a los ciudadanos que reciclan», puntualizó.

Por su parte, el alcalde de Ontinyent Jorge Rodríguez también puso en valor las acciones que han tomado para favorecer la sostenibilidad. «Concienciar a los vecinos para que no beban agua del grifo y para que minimicen los residuos, a partir del 1 de enero fletar un autobús público y gratuito,y dar ayudas para la rehabiitación y la regeneración urbana». De hecho, explicó que gracias a la financiación del programa ARRU de la Generalitat se han podido rehabilitar decenas de viviendas en la población de la Vall. Rodríguez fue crítico con la administración por su lentitud burocrática. «Ser innovador es casi imposible y, en seis meses, imposible». Todo ello dificulta las acciones que se puedan impulsar: «Tenemos un problema de financiación porque no es igual de barato hacer lo de siempre que cosas nuevas». Y por añadidura, la administración superior «trata de tutelar a la inferior» lo que alarga innecesariamente los expedientes y las actuaciones, comentó.

Otro de los invitados, el concejal de desarrollo urbano sostenible de Quart de Poblet Juan Medina incidió en que el gobierno abierto -el fue el primer concejal de esta especialidad en toda España- es la fórmula para garantizar que los vecinos tengan «influencia» real en el diseño de sus pueblos. Además, la Estrategia DUSI, -que ha traído 5 millones de Europa a esta población que ha invertido otros 5 en transformar su casco urbano-, ha requerido de la intensa participación de los ciudadanos «que nos dijeron qué modelo de ciudad querían antes de plantear las inversiones estratégicas».

Quart de Poblet es un municipio modélico en políticas de movilidad sostenible y en mecanismos de participación ciudadana. Según Medina, las ciudades del futuro tienen que materializarse «mediante proyectos de colaboración pública-privada» en los que «todos los actores tenemos que participar, las empresas también porque debemos ir aliados de la mano».

El munícipe defiende que en las nuevas planificaciones «hay que dar prioridad al peatón con una movilidad sostenible». Eso sí, «ciertas políticas más valientes como peatonalizar calles o plazas, requieren un trabajo especial para concienciar a los ciudadanos».

Facsa: Divulgación a escolares

El subdirector de Calidad Ambiental de Facsa Ernesto Santateresa subrayó los esfuerzos realizados por su compañía para formar a los escolares y a los adolescentes en las buenas prácticas en cuanto al uso responsable del agua y en clave interna para implantar procedimientos respetuosos con el medio ambiente entre sus trabajadores.

«Para nosotros es muy importante concienciar a los ciudadanos de que el váter no es un basurero» dijo Santateresa por ello hemos puesto en marcha diversas campañas de concienciación y divulgación para que no se tiren totallitas ni medicamentos por el inodoro. Además han realizado un intenso esfuerzo de mejora tecnológicas en cuanto a las desaladoras y potabilizadoras «para rebajar el coste del agua».

Hasta el punto que la depuración «ya es una fuente de recursos» puesto que el 60% de la propia estación puede costearse mediante la cogeneración y a partir de la reutilización de los lodos. Respecto a cómo imagina la ciudad del futuro, este alto cargo de Facsa subrayó: «Las ciudades futuras serán más verdes y accesibles, con más transporte público y con unos alrededores donde la gente pueda relacionarse con sus vecinos y disfrutar de los espacios naturales».

«Nuevas» ciudades rehabilitadas

El decano del Colegio Oficial de Arquitectos de la Comunitat Valenciana Luis Sendra vaticinó que las nuevas ciudades «no pueden ser» como las que se construyeron en los años 50, 60 o 70. «En ciudades como València, es el mejor ejemplo, hay que ir a la rehabilitación, a contener el casco urbano y a generar servicios y recursos que permitan que los ciudadanos no quieran marcharse», expresó.

España, añadió, en particular la presidencia y el consejo de ministros de Pedro Sánchez, «se cree lo de los ODS y va por delante de otros países del mundo». Sin embargo, «estamos trabajando por separado, hay que construir las ciudades del futuro con la suma de los ciudadanos».

Otros puertos «nos envidian»

«En otros puertos de Europa, nos envidian porque hemos conseguido implicar a toda la comunidad portuaria» en la defensa del medio ambiente. Tanto que desde el año 2.000 «hemos conseguido alinear a las empresas con nuestros objetivos ambientales». Son reflexiones de Raúl Cascajo, jefe de políticas ambientales de ValenciaPort, quien señaló que desde 2008 «estamos empujando y trabajando con 42 empresas para reducir la Huella de Carbono».

Cascajo enumeró distintas actuaciones y proyectos relacionados con la movilidad sostenible, para evitar que los barcos generen más residuos y para monitorizar y reducir los niveles de contaminación en el agua, el aire y el ruido.

La mejor prueba de que ha mejorado la calidad del agua es que recientemente se ha visto nadar «un rorcual en el puerto» y «hemos tenido también delfines», dijo.

«Espacios cambiantes»

Ignacio García, representante de La Pinada de Paterna, determinó que las ciudades del futuro «no empezarán de cero, no serán construcciones exnovo porque implicaría acabar con nuestro patrimonio». Cualquier urbe del siglo XXI necesitará «conciliar la tecnología» con todas sus grandes decisiones y proyectos. Ello permitirá que «el transporte público sea más eficiente» y que los núcleos urbanos funcionen «con energía renovable». Puesto que «las ciudades son cambiantes, los espacios destinados a un uso, pueden cambiar por la aportación ciudadana», aclaró.

Inés García, directora del Departamento de Urbanismo y Politécnica de la Universidad Europea de València, coincidió en que la sensibilización «en el cambio de comportamientos es muy importante» para lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenibles y en esta línea advirtió que los procesos de participación precisan «una autocrítica» como fórmula de captar las ideas y los deseos de los vecinos sobre qué quieren para sus pueblos. Desde la atalaya de la universidad y de las aulas, «debemos hacer una labor de intermediación para sensibilizar y educar» a la población, matizó.

Por último, la arquitecta Mónica Martín subrayó que «la revolución tecnológica» no puede ser ajena a estos procesos de creación de los espacios urbanos. «El análisis de los datos y otras aplicaciones tecnológicas ayudarán a repensar «ciudades inclusivas donde se generen espacios para evitar las vulnerabilidades». Además, los retos para las ciudades son mayúsculos dado que 9 de los 18 Objetivos de Desarrollo Sostenibles tienen relación con la ONU.

También remarcó que Arquitectúria es una ONG formada por profesionales de la arquitectura que de forma altruista colaboran y asesoran a las administraciones y a las universidades. Por ello, «por ello estamos aportando a la sociedad» y concretamente citó ejemplos de colaboración con instituciones.