Durante el siglo XVI el español Francisco de Hoces y el inglés Francis Drake fueron los primeros exploradores en descubrir el conocido actualmente como Paso Drake. Una ruta marítima de novecientos kilómetros de extensión en la que convergen los océanos Pacífico y Atlántico y que, a su vez, es la puerta de entrada al cuarto continente más grande del planeta: la Antártida. Famoso entre los navegantes por su meteorología imprevisible y su gran oleaje es el peaje que hay que pagar para pisar uno de los confines más fascinantes de la Tierra. Debido a las características climáticas y geográficas que posee, ha sido realmente complejo, hasta ahora, conocer en profundidad qué hay bajo la vasta capa de hielo antártica y descubrir cómo es realmente este continente helado. Gracias al estudio topográfico publicado esta semana por la Universidad de California se han podido revelar grandes secretos que antes nos eran desconocidos. Uno de los datos más importantes que arroja el estudio es sobre el cañón Denman. Gracias a los nuevos datos se ha descubierto que posee una profundidad de 3.500 metros, lo que lo convierte en el punto más profundo del planeta no cubierto por agua. Este dato desbanca a algunos puntos del Gran Cañón del Colorado o la cueva de Voronia, en Georgia, considerados anteriormente como los lugares de mayor profundidad natural de la corteza terrestre. Este estudio nos sirve también como fuente de inspiración para seguir trabajando en la preservación de un continente fascinante a la vez que inhóspito, en el que se ha registrado la temperatura más baja conocida y habitan especies animales capaces de soportar el clima más extremo de la Tierra.