De todas las particularidades que esconde el continente africano hay una que, quizá, es la más carismática de todas ellas. En mitad de la sabana existe un lugar que puede ser escuchado sin ser visto. Un estruendo sobrecogedor que aumenta a medida que alguien se acerca al mismo. Dividiendo de forma natural los territorios de Zambia y Zimbabue se encuentran las Cataratas Victoria, uno de los saltos de agua más espectaculares del planeta. En los momentos de mayor caudal han llegado a arrojar al vacío hasta 10 millones litros por segundo. Y son una fuente inagotable de vida para una de las zonas de mayor biodiversidad de África. Pero, durante las últimas semanas, ha reinado el silencio. Y con él, el miedo. Debido al clima de esta región, durante algunos momentos concretos del año, la sequía es tan fuerte que las cataratas se secan por completo. Dado que esta fuente de agua es fundamental para la vida animal y humana en la zona, muchos de los turistas y habitantes de ambos países se han asustado pensando que, quizás, el agua nunca volvería a caer por estos saltos. La falta de agua ha sido causada por la mayor sequía en 35 años, pero comienza a recuperarse. Y lo seguirá haciendo, como en anteriores ocasiones. Cuando ocurren hechos como este es lógico que nos alarmemos, pero debemos ser cautos y analizar mejor los datos históricos de una región como esta antes de pensar que las cataratas se podrían haber quedado sin agua de forma permanente. Poco a poco el estruendo está volviendo a reinar. Y confiemos en que lo siga haciendo.