La sociedad actual lleva a situaciones estresantes a muchas personas. Este estrés provoca un incremento de la ansiedad, esto provoca un aumento del metabolismo térmico, lo que implica cambios en la bioquímica del cerebro. Como el hipotálamo es el órgano del cerebro encargado de la termorregulación corporal, lógicamente estos cambios en la bioquímica implicarán cambios en la sensación térmica percibida por las personas, que serán diferentes a la percepción de una persona sin un nivel de estrés elevado. Por eso es importante tomar el sol diariamente, tener los niveles de estrés bajos y hacer ejercicio, especialmente por la mañana, para bajar los niveles de estrés y tener una mayor termorregulación corporal. Debemos tener en cuenta que los climas del planeta tienen un gran rango térmico, entre -89 ºC que es la temperatura mínima alcanzada en la Antártida y los 56,6 ºC del Valle de la Muerte, en Estados Unidos. Sólo la adaptación de las personas con la vestimenta y los cambios en el entorno hacen posible la vida de los humanos, que somos homeotermos, tenemos una temperatura corporal interna constante, alrededor de los 36,5 ºC. Hay tribus aborígenes en Australia y en Lesotho que aguantan muy bien el frío ya que tienen un bajo metabolismo corporal. También la meditación, con la práctica del mindfulness, puede favorecer una mejor termorregulación corporal. La práctica de la meditación permite a los monjes tibetanos la elevación de la temperatura corporal en 38 ºC, y pueden soportar bajas temperaturas con trajes poco gruesos. A modo de conclusión, para afrontar los cambios térmicos debemos estar tranquilos y disminuir nuestro nivel de estrés.