Una nueva investigación de la Universidad de Ohio ha demostrado que las expresiones faciales de las personas podrían no ser indicadores confiables de sus emociones, por lo que advierten contra sacar conclusiones rápidas sobre los sentimientos de las personas por sus gestos.

Interactuar con otras personas es casi siempre un juego de lectura de pistas y respuestas. Algunas empresas incluso están trabajando en tecnología para determinar la satisfacción del cliente a través de expresiones faciales. Sin embargo, las expresiones faciales podrían no ser el espejo del alma, como popularmente se dice, según esta investigación, presentada en la reunión anual de la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia (AAAS 2002).

"La pregunta que realmente hicimos es: '¿Podemos realmente detectar la emoción de las articulaciones faciales?' -ha explicado Aleix Martínez, profesor de ingeniería eléctrica e informática en la Universidad Estatal de Ohio-. Y la conclusión básica es que no, no puedes".

Martínez y sus colegas se centraron en construir algoritmos informáticos que analizan las expresiones faciales. Analizaron la cinética del movimiento muscular en el rostro humano y compararon esos movimientos musculares con las emociones de una persona. Descubrieron así que los intentos de detectar o definir emociones basadas en las expresiones faciales de una persona casi siempre estaban equivocados.

"Todo el mundo hace diferentes expresiones faciales basadas en el contexto y los antecedentes culturales -explica Martínez-. Y es importante darse cuenta de que no todos los que sonríen son felices. No todos los que son felices sonríen. Incluso llegaría al extremo de decir que la mayoría de las personas que no sonríen no son necesariamente infelices. Y si estás feliz por todo un día no vas caminando por la calle con una sonrisa en la cara, simplemente eres feliz". También es cierto, añade, que a veces las personas sonríen por una obligación con las normas sociales.

Esto no sería un problema inherente, a su juicio, porque la gente ciertamente tiene derecho a sonreír para el resto del mundo, pero algunas compañías han comenzado a desarrollar tecnología para reconocer los movimientos musculares faciales y asignar emoción o intención a esos movimientos.

El grupo de investigación analizó en su presentación algunas de esas tecnologías y, según Martínez, las encontró con grandes carencias. "Algunas afirman que pueden detectar si alguien es culpable de un delito o no, o si un estudiante está prestando atención en clase, o si un cliente está satisfecho después de una compra -prosigue-. Lo que nuestra investigación demostró es que esas afirmaciones son completamente falsas. No hay forma de poder determinar esas cosas. Y lo que es peor, puede ser peligroso".

El peligro, advierte Martínez, radica en la posibilidad de fallar sobre la emoción o intención real en otra persona y luego tomar decisiones sobre el futuro o las habilidades de esa persona.

Se necesita algo más que expresiones

Después de analizar los datos sobre las expresiones faciales y las emociones, el equipo de investigación, en el que participaron científicos de la Northeastern University, el Instituto de Tecnología de California y la Universidad de Wisconsin, concluyó que se necesitan más que expresiones para detectar correctamente las emociones.

El color facial, por ejemplo, puede ayudar a proporcionar pistas. "Lo que mostramos es que cuando experimentas emoción, tu cerebro libera péptidos, principalmente hormonas, que cambian el flujo sanguíneo y la composición sanguínea, y debido a que la cara está inundada con estos péptidos, cambia de color", explica Martínez. El cuerpo humano también ofrece otras pistas, como la postura corporal, y el contexto también juega un papel crucial. Igualmente, los prejuicios culturales también juegan un papel importante.

En un experimento, Martínez mostró a los participantes del estudio una imagen recortada para mostrar solo la cara de un hombre. La boca del hombre está abierta en un grito aparente y su cara es de color rojo brillante. "Cuando la gente lo miraba, pensaban, 'vaya, este tipo está súper molesto o realmente enojado por algo, porque está enojado y grita' -explica Martínez-. Pero cuando los participantes vieron la imagen completa, vieron que era un jugador de fútbol que estaba celebrando un gol".

En contexto, está claro que el hombre es muy feliz pero viendo su rosto únicamente parecía casi peligroso, razona Martínez. El investigador señala que estos hallazgos podrían indicar que las personas, desde la contratación de gerentes hasta profesores y expertos en justicia penal, deberían considerar algo más que una expresión facial cuando evalúan a otra persona.

Y aunque asegura ser "un gran creyente" en el desarrollo de algoritmos informáticos que intentan entender las señales sociales y la intención de una persona, agrega que es importante saber dos cosas sobre esa tecnología.

"Una es que nunca vas a obtener una precisión del 100 por ciento -advierte-. Y la segunda es que descifrar la intención de una persona va más allá de su expresión facial, y es importante que las personas, y los algoritmos informáticos que crean, entiendan eso".