El 13 de marzo, un día antes del estado de alarma, Jaime Anasagasti dijo a los trabajadores de su restaurante que cerrarían. Desde entonces pasa el tiempo sin que el horizonte de la reapertura se vea con claridad, pero Jaime no pierde el optimismo: volverán, será diferente, pero volverán.

Hace seis años se estrenó cerca del Auditorio Nacional de Música "The Market Madrid", un restaurante de unas seis mesas, gastronomía de base mediterránea con toques de aquí y allá y cuatro trabajadores, Jaime entre ellos.

Este madrileño que se acerca a los 40 decidió dar el paso tras haber trabajado en Madrid y en Seattle y haber aprendido mucho. Creyó que estaba preparado para montar un proyecto propio y recabó ayuda familiar, recurrió al banco y buscó un local bien ubicado para hacerlo realidad.

Seis años después, relata a Efe, el público ha respondido, cuenta con una larga lista de clientes fieles y los beneficios se notan. Los gastos fijos quedan cubiertos, su familia y él (está casado y tiene dos hijos pequeños), y los trabajadores, se pueden ir de vacaciones y hasta había programado unas obras de mejora.

El coronavirus lo ha parado todo. Y no sólo parado, sino que además ha esparcido incertidumbre por el futuro de Jaime, un empresario autónomo, como tantos.

Éste es su periplo desde el pasado 13 de marzo.

Mantenerse unidos

"Desde que cerramos nuestro esfuerzo consiste en proteger el entorno de trabajo y en protegernos todos, el equipo. Se trata de ser resistentes", cuenta Jaime Anasagasti.

Su pasado, seis años, lo mira con orgullo, pero no ha sido fácil. El futuro inmediato tampoco lo es. "Hemos logrado cierto prestigio, que nos conozcan y nos reconozcan, pero este infortunio del coronavirus hace temblar los cimientos", explica.

La receta en tiempos de confinamiento, para un autónomo como él, es una mezcla de ahorro económico, protección laboral y estímulo anímico. Jaime da mucha importancia a sus trabajadores, clave en el éxito de "The Market Madrid".

Las gestiones

Como autónomo ha presentado un ERTE y, con el asesoramiento que le confiere su gestor, intenta acceder a los créditos del ICO y a cuantas vías de ayuda y financiación pueda. No es sencillo.

Afirma que "hay una diferencia grande entre la información que llega, pues llega con mucha simplificación, y los trámites que hacer posteriormente, que tienen muchas trabas". Añade que esa ayuda o ese crédito que parecía tan propicio, más tarde resulta inaccesible o directamente ni se ha publicado.

"La información que recibimos después del anuncio es muy distinta; la realidad es que luego aparecen requisitos que la mayoría de los autónomos no cumplen", resume.

Jaime reclama "máxima claridad" a las administraciones y una defensa acérrima de los autónomos en toda España.

Con todo, agradece las ayudas, entre ellas el aval del Estado a líneas de financiación. "Nos da margen de maniobra para los próximos meses porque si no, en el banco, no nos darían", sentencia.

Le ha resultado gratificante la generosidad del propietario del local que tiene alquilado, con quien ha acordado pagar una cuantía inferior los meses que dure el parón y prorratear el pago de la deuda acumulada el resto del año.

Esperanza y algo de suerte

En estos tiempos de incertidumbre la personalidad de cada uno juega un papel esencial. Jaime no está preocupado.

"Hemos hecho un trabajo valioso durante seis años y hemos puesto unos cimientos fuertes, que están aguantando. Esta crisis nos va a reforzar. Por suerte somos pequeñitos -el negocio- y quizá el año no sea tan terrible", señala.

La reaparición será diferente. "Creo que vamos a valorar más la posibilidad de trabajar en lo que nos gusta; de algo tan jodido vamos a aprender mucho".

"Yo he aprendido -continúa- que lo más importante es tener salud. En este negocio vamos al límite, trabajamos muchas horas, y nos olvidamos de que lo importante es tener salud. Ahora, que no trabajamos, lo estamos comprobando".

La fortuna influirá en el regreso. La fortuna siempre está. Jaime recuerda la suerte que le ha deparado no haber invertido el dinero ganado en las mejoras del restaurante y de la terraza, proyecto que había previsto justo para esta época.

"Es tan complicado que te den la licencia... Pues mira, nos ha venido bien el retraso. Ese dinero nos permite cubrir este tiempo", dice.

Y después, sonríe.