Greenpeace ha transformado en más de 350 batas protectoras para el personal de residencias mayores de la Comunidad de Madrid algunas de las pancartas de denuncia que ha empleado a lo largo de su historia.

Con ese "característico amarillo y negro de los mensajes de la organización medioambiental", según cuenta la ONG ambiental, estas pancartas se han convertido en "una vestimenta inédita en el sector".

El material de las pancartas recicladas es tela de "ripstop", que es resistente, impermeable y permite así producir material reusable con tan solo limpiarlo con agua y jabón.

Y los artífices de esta reconversión son decenas de voluntarios y voluntarias que, según relata Greenpeace, se van turnando para que las tres máquinas de costura industriales que tienen en la nave de Greenpeace "no dejen de sonar".

Las batas están siendo destinadas a la ONG Médicos sin Fronteras por la labor que está realizando en las residencias de mayores de la Comunidad de Madrid; otras se están distribuyendo a la organización local Mascarillas Solidarias, que está produciendo y donando material de protección también a las residencias.