Hace poco más de un mes miles de autónomos y pequeños empresarios cerraron sus negocios por el estado de alarma. Sus dudas de entonces han tornado en inquietud, miedo o angustia por el paso del tiempo y la falta de certezas sobre el futuro.

Cuando EFE habló con él tras la declaración del estado de alarma, Ángel no sabía si tendría que hacer un ERTE de Carabanchel, cerrado para contener el avance del coronavirus. Vivía entonces en la incertidumbre de conocer el plan de choque del Gobierno. Un mes después, se ha instalado en la inquietud porque"no llegan ayudas".

Era el primer día laboral del estado de alarma, lunes 16 de marzo,cuando Ángel atendió por teléfono a Efe, expectante por escuchar las medidas económicas que anunciaría un día después el Ejecutivo de PSOE y Unidas Podemos para paliar los efectos de la pandemia del COVID-19.

Un mes más tarde las medidas adoptadas ya se conocen, y Ángel vuelve a descolgar el teléfono: "Personalmente hasta hace dos días estaba bien, relajado, porque es cierto que llevaba una vida muy sacrificada de trabajar muchas horas, pero ya llevo dos o tres días un poco inquieto, preocupado".

Finalmente, ha hecho un expediente de regulación temporal de empleo (ERTE) a su camarero y su cocinera, y afronta "200 o 250 euros diarios" de gastos fijos del bar sin ingresar un céntimo.

Cuenta que "todos los bancos" le han mandado mensajes para solicitar créditos, pero que el "problema" es que "los créditos hay que pagarlos y no sabemos con garantías si una vez empecemos a trabajar será igual que antes". De hecho, es algo que ve "imposible por sentido común". "Optimista siempre por delante, lo que pasa es que hay que ser realistas", concede, consciente de que su sector, y aquellosrelacionados con el ocio, será uno de los más afectados cuando todoesto pase y hasta que haya una vacuna para ganar "al bicho".

La misma sensación constata entre sus colegas de gremio cuando charla con ellos por teléfono. Ese "jiji jaja" de los primeros días ha desaparecido. "Se nota bastante bajón, más preocupados", reconoce. Enmarca lainquietud en que "solo se habla de ayudas" pero "no llegaabsolutamente nada", aunque subraya que no culpa al Estado "de queesto se retrase".

Para Víctor, socio en un centro de fisioterapia y pilates, la situación tampoco ha mejorado de marzo a abril. En su clínica también hicieron un ERTE "alegando fuerza mayor", aunque siguen atendiendo a algún paciente que requiera tratamiento inaplazable y van a comenzar a hacer actividades de pilates online.

"Pero seguimos con una facturación muy baja. A lo mejor un 90% menos", dice, y explica que son una actividad que no está "obligada" a cerrar en el estado de alarma al pertenecer al ramo sanitario, algo que también les genera incertidumbre a la hora de pedir ayudas.

"Eso nos da miedo, porque de cara a pedir luego ayudas por parte del Gobierno al no estar obligados a cerrar a lo mejor pueden alegar que hemos cerrado por nos ha dado la gana", apostilla Víctor.

Para subsanar las pérdidas, han llamado a la puerta de varias entidades bancarias para conseguir liquidez a través de préstamos."Hemos hablado con varios bancos por los créditos ICO y algunos sequieren aprovechar de la situación y vendernos productos", denuncia. "Imagino que poco a poco iremos subsanando la situación pero va a pasar bastante tiempo hasta que todo se reactive".

De la misma opinión es Cassandra, peluquera autónoma que teme quecuando se pueda abrir se merme el negocio por el "miedo" de la gente.

Le parece "increíble", dice, que se haya pasado la cuota de autónomo de marzo y que los impuestos vayan a aplazarse "pero con intereses". "Nos podemos acoger a las ayudas como autónomos (...). El Gobierno dijo que nadie se iba a quedar atrás pero estamos muy atrás, porque un mes después estamos sin comer", critica.

"No hay lugar a poder enfadarte con el empresario porque te haga un ERTE, o porque no te dé información, o porque el Estado todavía no te pague lo que te tenga que pagar del ERTE. Nadie tiene culpa, esto es nuevo para todo el mundo", opina, por el contrario, Rebeca, nombre ficticio porque prefiere no revelar su identidad.

Ella sufrió un expediente temporal de regulación de empleo que se iba a extender en principio hasta el 26 de marzo en la escuela infantil privada de Madrid en la que trabaja.

Un día antes de tener que reincorporarse, le llamaron para comunicarle que el ERTE se extendía hasta finales de mayo. "No nos han dicho nada más. Imagino que a partir de finales de mayo o así nos volverán a informar", explica.

Dice que al tratarse de un centro privado que abre todos los meses del año "si nos tenemos que incorporar en julio pues será en julio",aunque añade que ignora cuándo va a volver a trabajar "y en quécondiciones". "Hay que tener paciencia e intentar ser comprensivo con todo el mundo", dice Rebeca.

Comprensión para el sector es lo que pide Carmen -también nombreimaginario- que, además de otro empleo en el que hicieron un ERTE,trabajaba en una empresa de actividades culturales en museos en la que les dieron de baja en la seguridad social "sin ningún tipo de aviso".

Un mes después, no ha tenido más noticias, ni ha visto respaldado al sector cultural. "Yo me hacía cruces porque todos los días salían en la televisión diferentes ministros y veía que el de Cultura (José Manuel RodríguezUribe) hacía mutis por el foro", recuerda Carmen.

"Al final te das cuenta de que vives en un sector precarioy que el mismo organismo que trata tus asuntos considera que bueno, tu realidad es así y eres precario y ajo y agua".

Carmen ve el regreso a la vida laboral "lejano, de cara a septiembre u octubre" porque en los museos, con sus aglomeraciones, fueron "los primeros" en marcharse y serán "los últimos en volver". "Nos tendremos que reinventar", augura.