Esta primavera cálida y húmeda en la Comunitat Valenciana, combinada con el confinamiento debido al covid-19, convertirá nuestras montañas en un polvorín. Parece la misma historia de cada año pero no, en esta ocasión es peor. Las últimas lluvias han traído cosas buenas y otras... no tanto. Tras varios años con los embalses en registros muy pobres, actualmente muestran niveles buenos que se sitúan por encima del promedio de la última década. Según el último Boletín Hidrológico, rozan el 63 % de su capacidad total, casi trece puntos porcentuales más que hace un año. Esta es una de las circunstancias positivas. Esas mismas precipitaciones han permitido que la vegetación haya crecido de forma exponencial, pero la exuberancia del paisaje, con las altas temperaturas y la sequedad, acabará degradándose hasta formar una hojarasca seca.

Según el último balance mensual de la AEMET, el mes de abril dejó 71.6 litros por metro cuadrado de media en la Comunitat, esa cifra es un 50% superior a la del promedio climático del periodo 1981-2010. Esto ha supuesto un incremento del monte bajo, que de por sí ya es un factor de riesgo de cara a los incendios, al que debemos sumar un verano que se prevé indigesto. Según el Departamento de Meteorología de Meteored, la próxima estación podría presentar temperaturas ligeramente superiores al promedio en la Comunitat. En cuanto a las precipitaciones, el periodo estival pinta normal en general; más seco en el Sistema Ibérico, donde se extienden masas boscosas de gran valor medioambiental.

Además, la cuarentena por coronavirus ha traído un receso de los tratamientos selvícolas en los montes y zonas forestales. Muchas áreas dedicadas a la agricultura intensiva, y sobre todo los terrenos agrícolas abandonados, presentan mucho combustible este año. Algunas de estas zonas se extienden en franjas cercanas a los núcleos urbanos y esto aún hace más peligrosa la temporada. Para compensar este déficit y luchar contra las llamas, el Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico y las Comunidades Autónomas contarán con 277 medios aéreos; 73 dependientes del Ministerio, que son los mismos que se dedicaron a la extinción el verano pasado, y 204 aeronaves de las CCAA. AECA & Helicópteros, la entidad que representa a la mayor parte de empresas del sector dedicado a las emergencias, ha publicado estos datos e insistido que se avecina una campaña ciertamente compleja.

Son muchos los ingredientes que hacen prever unos cuantos meses de mucha preocupación frente a nuestras montañas. En estos escenarios complicados la población es el primer muro de contención. Cualquier negligencia puede arrebatarnos una joya de la naturaleza, por muchos aviones anfibios y bombarderos Kamov que se precien.