El calentamiento global nos está brindando unos fenómenos muy curiosos. Meteorológicos, pero también sociales y comunicativos. Para hablar del óptimo climático medieval, un periodo cálido que se vivió en el continente europeo -y otras zonas del mundo- entre los siglos X y XIV, se suele recurrir al extraordinario cultivo de la vid en las Islas Británicas como prueba, debido a la bonanza. En el actual ascenso de las temperaturas, dos buenos indicadores del cambio climático podrían ser el tratamiento de la información y el inconsciente colectivo. Ambos están dejando una huella jamás vista, gracias al acceso plural a los mass media y las redes sociales. Ahora verán.

Uno de los debates más castizos de nuestro país en la información meteorológica es la referida al «buen tiempo». ¿Qué fenómenos podrían formar parte de ese espectro? El sol y el calor para la hostelería pero, en ciertos momentos del año, para los agricultores la percepción es justo la contraria. Las nubes y las lluvias a veces son para ellos el maná, debido a las necesidades de las plantas. También el nuestro cuando los recursos hidrológicos escasean. Esto pasa en España por la variabilidad que depara nuestro clima, donde estamos habituados a un intercambio de golpes entre períodos húmedos y otros de sequía que se pueden llegar a prolongar, sobre todo estos últimos, demasiado. Los países del centro y norte de Europa hasta hace poco se mantenían ajenos a esta controversia. El cambio climático les ha metido en el barro.

Esta semana los climatólogos han tomado la palabra en el periódico británico The Guardian para avisar de la disfunción. Bob Ward, experto del Grantham Research Institute sobre cambio climático, cree que los medios se están equivocando en el tratamiento de los días inusualmente cálidos en el Reino Unido. Normalmente, las noticias van acompañadas de gente haciendo un picnic al aire libre o tomando el sol en la playa. Según Ward, esto podría estar sumergiendo a la sociedad en un estado de calma o ignorancia frente a la gravedad de los riesgos. Hasta hace poco podría resultar gracioso, en un clima que solía ir como un reloj, pero en los últimos años las Islas Británicas están viendo con mucha frecuencia anomalías positivas de temperaturas, hasta el punto que los diez años más calurosos de la serie histórica se han vivido desde 2002.

Los editores del diario The Guardian han decidido dejar de poner niños jugando en las fuentes en las imágenes que acompañan a las noticias, en detrimento de personas sufriendo los efectos del calentamiento global. Ahora darán mayor visibilidad a los colectivos más sensibles que viven en espacios no preparados para afrontar las altas temperaturas, por ejemplo. En el siglo XXI ya no solo se expanden las vides, también los discursos.