Como ya sabemos, hace una semana arrancó el verano climatológico. Una época del año en la que los días calurosos y las altas temperaturas parecen no dar tregua. La respuesta infantil ante esto es que la Tierra en verano está más cerca del Sol, pero no. Curiosamente, alrededor del 4 de julio es cuando la Tierra, en su órbita alrededor del Sol, se sitúa en su punto más alejado.

Antes a la radiación del sol hay que tener en cuenta una serie de medidas para hacerlo de forma segura y saludable. El verano se caracteriza por los días largos, las altas temperaturas y las ganas de tener un bronceado rápido y duradero. Nuestra piel es el órgano más grande del cuerpo y es el que más peligro tiene ante las quemaduras, por ello los expertos recomiendan tener especial cuidado. El cáncer de piel afecta a más de 4.000 personas cada año en España. Por ello es recomendable una buena hidratación y el uso de protector solar una media hora antes de la exposición al sol, para preparar con antelación a nuestra piel. También desde la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV) advierten que no se debe tomar el sol en las horas de mayor incidencia, que es de 12:00 a 17:00 horas.

A la superficie terrestre llega únicamente una parte del amplio espectro de las radiaciones electromagnéticas que proceden del sol. El 5 % corresponde a los rayos UVA. Estos tienen gran capacidad para penetrar en el interior de las capas de la piel, es decir, el 39 % de la radiación UVA alcanza la dermis. El efecto a corto plazo conlleva el bronceado inmediato, pero a largo plazo el envejecimiento prematuro de la piel.

Por otro lado, se encuentran los rayos UVB, con una longitud de onda inferior. Estos tienen menor capacidad para penetrar en nuestra dermis y constituyen el 0,1 % de todas las radiaciones que proceden de nuestra estrella. Son los responsables de la quemadura solar y de la pigmentación indirecta de la piel.