¿Y si el 'Homo erectus', el primer ancestro de nuestra especie que se extendió por el viejo mundo, era un ser más bien achaparrado y robusto? Hasta ahora, muchos creían que se trataba de una especie alta y esbelta, dada su conocida capacidad como nómada. Pero el hallazgo de un esqueleto de 1,5 millones de años, el más antiguo encontrado hasta la fecha, dibuja un nuevo retrato de este ya extinto homínido.

El esqueleto del 'niño de Turkana', hallado en lo que ahora conocemos como Kenia allá por el año 1984, muestra una caja torácica más profunda, ancha y corta que la que encontraríamos en los humanos modernos. Estos rasgos, por lo tanto, apuntan a una estructural corporal más bien chata. Así lo dibuja un trabajo liderado por paleoantropólogos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y del Centro Nacional de Investigación sobre Evolución Humana (CENIEH), publicado este mismo lunes en la revista 'Nature Ecology and Evolution'.

"El H. erectus tal vez no era el corredor delgado y atlético de larga distancia que imaginamos", apunta Markus Bastir, investigador del Museo Nacional de Ciencias Naturales MNCN-CSIC y codirector, junto a Daniel García Martínez, de este trabajo."Este hallazgo es coherente con algunas estimaciones de peso corporal del 'H. erectus', que proponen que esta especie era más pesada de lo que se creía. Este ancestro icónico probablemente se parecía un poco menos a nosotros de lo que lo retratamos a lo largo de los años".

El análisis ha sido posible gracias a las nuevas técnicas de reconstrucción 3D, que han permitido recrear la caja torácica del niño en el momento de su muerte. Y de 'predecir' cómo podría haber crecido con el pasar de los años, hasta llegar a la edad adulta. Esta información, a su vez, se comparó con los humanos modernos y con los neandertales para estudiar los cambios en la estructural ósea.Cuerpos adaptados al medio

Según explican los investigadores, la evolución de la forma corporal humana actual refleja el modo en el que nuestros ancestros se adaptaron al medio en el que vivían. Los humanos modernos, 'H. sapiens', tienen un cuerpo relativamente alto y esbelto, mientras que los neandertales se consideran más bajos y achaparrados. Y esto se podría explicar en función al hábitat en el que había vivido cada una de estas especies.

Hasta ahora, los científicos habían supuesto que la forma corporal moderna se había originado con los primeros representantes de 'H. erectus' en el contexto de unos cambios climáticos relacionados con la recesión del bosque tropical africano, cerca de hace dos millones de años. Se supone, pues, que los cuerpos modernos, altos y esbeltos, podrían ser evolutivamente ventajosos en el clima seco de sabana en el que África oriental comenzaba a convertirse. Esto es debido a que este cuerpo esbelto habría ayudado a evitar el sobrecalentamiento corporal, a la vez que habría servido para correr largas distancias sobre terreno abierto.

Según esta concepción, los fósiles atribuidos a 'H. erectus' apuntaban hasta ahora a que esta especie ya tenía unas piernas más largas y unos brazos más cortos que sus antepasados Australopithecus, los cuales tenían una marcha bípeda bastante eficiente, pero que también poseían la habilidad de trepar a los árboles. Pero, según sugiere este estudio, algunas características que observamos actualmente en la especie humana, se podían ver en el H. erectus juvenil de 1.5 millones de años de Turkana (Kenia), que es el fósil más completo hallado hasta la fecha. Este nuevo estudio, de hecho, matiza las concepciones preestablecidas al mostrar que los 'Homo erectus' tenían un cuerpo más compacto y robusto de lo que se había pensado.