«¿Sabéis que los niños y niñas tienen una serie de necesidades para crecer emocionalmente sanos y que esas necesidades son auténticos derechos?», pregunta la pedagoga Eva Bach.

La respuesta a esta pregunta todos y todas la tenemos clara: pues claro que sí. ¿Pero cuáles son estas necesidades y derechos emocionales? Eva Bach nos cuenta 7 derechos emocionales de los niños, los que ella considera más importantes, para crecer emocionalmente sanos y que es posible que desconozcamos o que no les estuviéramos prestando la atención que requieren.

1. Los niños y niñas necesitan ser tratados como personas que piensan y sienten.

"Tienen corazón, además de cabeza", nos dice la pedagoga. Parece una obviedad, pero Eva Bach nos pone el ejemplo de: "Cuando lleguen a casa, en lugar de interesarnos únicamente por cómo les ha ido en el colegio o lo que han hecho, les podemos preguntar cómo se sienten, si hay algo que les haya ilusionado, o gustado mucho, o algo que les preocupa. Y lo mismo les podemos preguntar respecto a casa".

2. Necesitan que los adultos confiemos en su bondad y potencial, y que les ayudemos a entender lo que les pasa en lugar de reñirles o chillarles.

En este sentido, Eva nos propone que en situaciones en que hayan podido hacer sentir mal a alguien, no pongamos en duda su bondad, sino que "intentemos ver qué hay detrás o en qué pueden estar sintiéndose mal ellos para que hayan acabado dañando a otros".

3. Necesitan que todas sus emociones sean escuchadas, legitimadas y atendidas.

¿Cuántas veces le habremos visto llorar y, deseando que no cayera una lagrimita más por su rostro, le hemos dicho: "No llores"? Sí, con toda nuestra buena intención, pero en lugar de intentar negar o reprimir esas emociones, Eva Bach nos propone:

Sustituir el "no llores", por:

— "Puedes llorar si estás muy triste y lo necesitas para sentirte mejor".

En lugar de "no te enfades":

- "Tienes derecho a mostrar tu enfado, pero sin herirte ni herir a los demás".

En lugar de "no te quejes":

— "Puedes quejarte un rato".

4. Tienen derecho a expresar lo que sienten y a no expresarlo.

Eva Bach hace hincapié en que "el objetivo de una buena educación emocional no es hacer que nuestro hijo llore si siente pena, sino hacerle saber que si tiene ganas de llorar puede hacerlo y, sobre todo, que puede contar con nosotros tanto si tiene ganas de llorar como si no".

"Es muy importante respetar los tiempos y el estilo emocional propio de cada niño", nos explica Eva, y además añade que "muchos de nosotros, padres y madres, pensamos que cuantas más emociones expresa un niño, más sensible es, y no siempre es así. El niño que no llora puede ser tan sensible o más que el que llora, y necesita la misma atención, consuelo y ayuda por nuestra parte, incluso a veces más".

5. Los niños, como los adultos, tienen derecho a sentir emociones ambivalentes y contrapuestas.

Aquí Eva Bach nos pone un ejemplo: "Pueden querer a su nuevo hermanito y, al mismo tiempo, les puede molestar que haya aparecido en sus vidas". Por eso tenemos que "reconocer y decirles que van a necesitar un tiempo para acostumbrarse a él y aprender a quererle bien, igual que nosotros".

6. Necesitan que les proporcionemos orientación y ayuda para identificar, comprender y transformar sus emociones

Este punto es muy importante, pues debemos transmitirles que "pueden sentir cualquier cosa, pero no hacer cualquier cosa con lo que sienten", nos indica la pedagoga.

Las madres y padres tenemos que "disponer de una caja de herramientas emocionales con recursos variados para guiar las emociones propias y las de nuestros hijos del malestar al bienestar", explica Eva, quien también nos recomienda que "viene bien conocer actividades variadas, ya sea corporales, rituales, verbales, artísticas, que les ayuden a descargar la rabia".

7. Los niños también necesitan un contagio emocional saludable por nuestra parte.

Como madres y padres, "tenemos que evitar proyectar sobre ellos nuestras emociones tóxicas o descontroladas. Cuando detectemos que estamos superados emocionalmente y a punto de perder los papeles, tenemos que tomarnos una pausa para calmarnos de nuevo y evitar herirles", explica Eva.

Por último, Eva Bach explica que "como madre y como pedagoga tengo un lema: crecer para ayudar a crecer. No hay mejor manera de ayudar a nuestros hijos a crecer emocionalmente sanos que creciendo emocionalmente nosotros. Como mejor se aprende la inteligencia emocional es por contagio".

Accede al portal Gestionando Hijos y disfruta de más consejos y claves de nuestros expertos.

portal Gestionando Hijos