Una pomada de ingestión oral a base de yema de huevo con anticuerpos contra la covid-19 podría evitar el contagio cuando no se lleve la mascarilla, por ejemplo al comer, según un estudio que ya ha pasado varios test de eficacia, que demuestran que esos anticuerpos permanecen hasta dos horas en la boca.

Proyecto al que ya ha dado forma gastronómica el cocinero argentino Diego Schattenhofer y que este jueves se ha presentado en una sesión del certamen gastronómico San Sebastián Gastronómika centrada en los efectos de la pandemia del coronavirus.

Según explicó Pérez de Alastra, su equipo lleva varios años trabajando con anticuerpos desarrollados en gallinas. "Cuando la gallina es inmunizada, concentra los anticuerpos en la yema del huevo, un alimento que, al ser natural, se puede administrar por vía oral porque estos anticuerpos no pasan a la sangre", señaló.

Sin evidencia científica

Sin embargo, el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha matizado que la pomada de ingestión oral a base de yema de huevo con anticuerpos contra la covid-19 es "una propuesta para la cual no existe actualmente evidencia científica que soporte los resultados" sobre su eficacia.

El CSIC ha emitido este lunes un comunicado para matizar las informaciones sobre el desarrollo de esta crema profiláctica que, según se ha difundido, evitaría el contagio del coronavirus al comer y que protagonizó una sesión en el Congreso San Sebastián Gastronomika.

En la presentación del proyecto participó un científico titular del propio CSIC en el Instituto de Productos Naturales y Agrobiología de Tenerife, así como el cocinero que interviene en el estudio.

"Sin entrar a valorar su posible viabilidad final, debe hacerse constar que dicho proyecto no está financiado por el CSIC, ni tampoco por otras instituciones públicas y privadas a cuyas convocatorias competitivas, evaluadas por expertos del área, se ha presentado este proyecto, cuyo desarrollo está todavía en un estadio muy preliminar", aclara el Consejo Superior de Investigaciones Científicas.

El CSIC asegura que, como indica su Código de Buenas Prácticas Científicas, requiere a su personal investigador que, como profesionales de la ciencia, "eviten la presentación ante los medios de resultados prematuros y no suficientemente contrastados".

Considera además que este "requerimiento es especialmente importante en la situación actual motivada por la pandemia covid-19, en que la sociedad ha puesto su confianza en los desarrollos científicos que puedan contribuir a reducir su impacto".