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Crisis del coronavirus

La infantería del COVID

Investigadores españoles relatan cómo luchan para hacer frente al coronavirus

El estado de alarma decretado a mediados de marzo no solo sirvió para paralizar el país. En esos días, mientras la población se recluía en sus hogares para tratar de contener los contagios, se puso en marcha la mayor operación de investigación científica que jamás se haya desarrollado en España. Desde entonces, decenas de especialistas de distintos campos de la ciencia vienen dedicando su tiempo, su conocimiento y su esfuerzo a combatir al covid desde multitud de laboratorios repartidos por toda la geografía nacional.

Unos diseñan moléculas candidatas a convertirse en vacunas, otros prueban nuevos tratamientos para paliar los síntomas de la dolencia, otros elaboran avanzados sistemas de detección del virus para frenar los contagios. Todos andaban en diferentes proyectos científicos antes de la pandemia, pero la irrupción del coronavirus les hizo abandonar aquellos trabajos para concentrarse en un mismo fin: vencer al covid. Si los hospitales son la retaguardia de la batalla que toda la sociedad, y en particular el sector científico y médico, está librando contra la enfermedad, ya que allí se recuperan los caídos, los hombres y mujeres del microscopio son la infantería que acude al campo de batalla para acabar con el maldito virus.

En estos meses, los rostros de destacadas figuras de la investigación se han popularizado por capitanear algunos de los 'proyectos covid' que se desarrollan ahora mismo en España. Otros investigadores no suelen aparecer en los medios, pero hacen posible esos trabajos científicos. Periodistas de cuatro redacciones de Prensa Ibérica los han encontrado en Madrid, Barcelona, Vigo y Alicante.

La infantería del covid

La infantería del COVID. Vídeo: José Luis Roca

"El 2020 ha sido duro, pero ha merecido la pena"

Francisco Javier Gutiérrez

Investigador. Desarrolla una vacuna contra el covid

Centro Nacional de Biotecnología

Desde hace seis meses, Francisco Javier Gutiérrez, madrileño de 30 años, vive pendiente de una cuna y una probeta. En la cuna descansa su hija Marta, que nació una semana después de que acabara el estado de alarma. En la probeta se cocina la vacuna que el equipo del virólogo Luis Enjuanes, al cual pertenece, está ensayando en el laboratorio del Centro Nacional de Biotecnología, situado en Tres Cantos, a 20 kilómetros de Madrid. Si se confirman los resultados positivos que han cosechado hasta ahora, en breve empezarán a probarla en animales y a continuación lo harán con humanos. Será el final feliz de un año que recuerda como "una montaña rusa". Su relato corrobora este símil. Conviene agarrarse porque vienen curvas.

Viernes 21 de febrero: mientras Gutiérrez lee ante el tribunal su tesis doctoral, que va sobre los coronavirus, en Italia aparece el primer paciente afectado por esa extraña enfermedad contagiosa que había sido detectada en China. "Pensé 'ya lo tenemos aquí, antes de lo previsto tendré que poner en práctica lo que llevo años investigando'", recuerda. En efecto, Luis Enjuanes, que había sido su director de tesis, le llamó inmediatamente para que se incorporara al equipo con el que iba a empezar a diseñar una vacuna contra el SARS-CoV-2, la variante de coronavirus que estaba infectando a todo el planeta.

Francisco Javier Gutiérrez, investigador: "El 2020 ha sido un año duro, pero ha merecido la pena"

Francisco Javier Gutiérrez | Centro Nacional de Biotecnología. Imagen y edición: José Luis Roca

El joven investigador aceptó entusiasmado, pero enseguida llegaron los problemas: en plena mudanza de casa, con su mujer embarazada de seis meses y a punto de iniciar la investigación de la vacuna, dio positivo en covid y todos sus planes quedaron suspendidos. "Fueron los peores días del año. De repente, me vi recluido en una habitación, enfermo e impotente, sin poder acompañar a mi mujer en aquel estado ni ayudar a mis compañeros en la búsqueda de la vacuna", relata.

Superada la cuarentena, Gutiérrez pudo reincorporarse al laboratorio y concentrarse en la investigación, pero sin dejar de pensar en su hogar. Con el verano vinieron también las buenas noticias: la pequeña Marta parecía llegar con una vacuna bajo el brazo y, tras su nacimiento, los intentos fallidos de Francisco Javier y sus compañeros por dar con una candidata empezaron a dar frutos. El remedio contra el covid que está ayudando a fabricar tardará en estar disponible, pero tiene ventajas frente a los proyectos de Pfizer, Moderna o Astrazeneca. "Nuestra vacuna está hecha a partir de un virus atenuado y produce una inmunidad total con una sola dosis. Al coronavirus no lo derrotaremos solo con las vacunas de primera generación. Llegará el momento en que la nuestra sea necesaria", advierte. Se le ve aliviado, como quien respira tras haber superado con éxito una prueba difícil. "El 2020 ha sido un año duro, pero al final ha merecido la pena", resume. Firma: Juan Fernández (Madrid)

"A veces hacíamos reuniones aprovechando las siestas de nuestros hijos"

Clara Prats

Biofísica. Dedicada al análisis de datos sobre el covid

Universitat Politècnica de Catalunya

Hace ya años que Clara Prats, biofísica de la Universitat Politècnica de Catalunya (UPC), trabaja para intentar predecir la expansión de enfermedades infecciosas. En la última década había diseñado modelos matemáticos para conocer el impacto de la tuberculosis, la malaria o la enfermedad de Chagas. Pero llegado el 2020, todo cambió. "En enero empezamos a oír las primeras voces que hablaban del covid-19, así que intentamos recopilar todos los datos disponibles para ver cómo encajaban en las predicciones que habíamos creado para otras enfermedades", relata la investigadora, del Grupo de Biología Computacional y Sistemas Complejos (BIOCOM-SC). "No tardamos en darnos cuenta de que nada de lo que habíamos hecho servía para predecir el comportamiento de este virus", explica tras casi un año estudiando la huella de la pandemia.

Clara Prats, biofísica: "A veces hacíamos reuniones aprovechando las siestas de nuestros hijos"

Clara Prats | Universitat Politècnica de Catalunya. Imagen: Jordi Cotrina | Edición: José Luis Roca

El escrutinio de los datos sobre covid-19, que empezó a principio de año "por pura curiosidad científica", en marzo se convirtió en un encargo de la Comisión Europea. Desde entonces, los investigadores del BIOCOM-SC elaboran informes diarios para intentar entender hacia dónde va la pandemia. "Al principio trabajamos con la presión de dar una respuesta inmediata a preguntas que nos hacíamos todos; como cuándo llegará el pico de la pandemia y qué pasará después. Pero durante los primeros meses los datos no eran fiables y había muchas preguntas sin responder sobre la enfermedad", argumenta Prats. Su voz no tardó en convertirse en referencia en los meses de más incertidumbre y sus explicaciones pausadas han servido en innumerables ocasiones para interpretar la caótica actualidad en las páginas de este diario.

"Estos últimos meses han sido una locura, tanto en el trabajo como en mi día a día familiar", relata. La científica habla de jornadas de trabajo interminables, de fines de semana conectada al ordenador y de la sensación de no poder desconectar nunca. En julio, mientras intervenía en un programa de televisión, uno de sus hijos irrumpió en el directo para reclamar la atención de su madre. "Ese día me revolvió la conciencia; hizo que reflexionara sobre la dinámica de trabajo que había ido arrastrando y, sobre todo, hizo que me preguntara por el tiempo de calidad que les había dedicado a mis hijos en los últimos meses", explica la investigadora, madre de dos niños de ocho y tres años. "Todos hemos hecho malabares para conciliar. En mi grupo de investigación, hasta organizábamos las reuniones para que coincidieran con la hora de la siesta de nuestros hijos", relata la científica. Firma: Valentina Raffio (Barcelona)

"Las vacunas son indispensables, pero también faltan tratamientos"

Carlos Spuch

Neurocientífico. Investiga el uso de litio para tratar el covid

Instituto de Investigaciones Sanitarias Galicia Sur

Buscar una medicina contra el covid también es cosa de psiquiatras y neurocientíficos, y no por los trastornos emocionales que acarrea la pandemia, como están a punto de demostrar en Vigo. "El carbonato de litio, una sal abundante y barata que se usa para el trastorno bipolar, se perfila como uno de los tratamientos efectivos para enfermos graves de covid. Ninguno de nuestros pacientes de psiquiatría tratados con litio enfermó de coronavirus. Las vacunas son indispensables, pero también faltan medicinas para tratar a los infectados graves", expone el neurocientífico Carlos Spuch, (Vigo 1974), investigador senior del grupo de Neurociencia Traslacional del Instituto de Investigación Galicia Sur.

Spuch reparte su vida entre su laboratorio, su familia y la cría de gallinas. Cree que las habilidades sociales no son lo suyo, de ahí la importancia que da a su mujer -una permocultora que prepara suelos de cultivo- y a su hijo de 10 años. "Me dan otras perspectivas, comentamos las investigaciones. Sin ellos, sería el típico científico aislado en mi laboratorio. Mi hijo es un crack, con la empatía que a mí me falta", señala. Admite que su mujer estaba más preocupada que él por la pandemia: "Me dijo, 'veo que lo que haces funciona, así que estoy más tranquila'".

Carlos Spuch, neurocientífico: "Las vacunas son indispensables, pero también faltan tratamientos"

Carlos Spuch | Instituto de Investigaciones Sanitarias Galicia Sur. Imagen: Marta G. Brea | Edición: José Luis Roca

La pandemia le pilló estudiando los trastornos mentales y cómo estos se relacionan con el sistema inmune. Durante el confinamiento, mantuvo discusiones científicas con su jefe, quien le recordó informes sobre el litio de hace cincuenta años: "Los busqué y nos animaron a dar el salto. De estar en psiquiatría peleándonos con la depresión y la esquizofrenia, pasamos a investigar un problema infeccioso. La curiosidad científica nos pudo. Además, es el primer ensayo que se hace en su totalidad en nuestro hospital: somos médicos, laboratorios y pacientes de centros públicos de Vigo", aclara. Investigadores de otros puntos de España y del extranjero han mostrado interés en este trabajo, pues sus pacientes tratados con litio no se infectaron. En diciembre estarán disponibles los resultados del ensayo de Vigo.

De la pandemia, dice Spuch, tenemos que aprender a desarrollar nuevos antibióticos y antivirales "porque no tenemos", así como a "mejorar las condiciones laborales de los investigadores españoles, obligados a salir fuera". Firma: Ujué Foces (Vigo)

"Dedicamos tiempo de nuestra vida privada a ayudar a la sociedad científica"

Óscar Moreno

Endocrinólogo. Centraliza los datos clínicos del covid

Hospital General de Alicante

Óscar Moreno es endocrinólogo en el Hospital General de Alicante, pero cuando llegó la pandemia se integró en el equipo de investigación covid del centro hospitalario y desde entonces trabaja en centralizar los datos clínicos y articular distintos proyectos de investigación que se nutren de la gran base de datos de más de 500 pacientes infectados por coronavirus en el departamento sanitario, que se sigue completando.

"Soy docente en la universidad, hago clínica e investigo. Las tres patas son las que permiten la excelencia asistencial en un departamento. Si una falla, las cosas no funcionan". Continúa con su labor asistencial y admite que para la investigación no se cuentan las horas. "Dedicamos mucho tiempo de nuestra vida privada para sacar adelante proyectos relevantes que pueden ayudar a los pacientes y a la sociedad científica", declara.

Moreno forma parte del comité por el que pasan todos los proyectos de investigación del hospital. Si algo quiere dejar claro es que la suya no es una labor individual, sino de equipo. Dentro de sus funciones está la de facilitar los datos para que se puedan realizar ensayos clínicos, para mejorar la calidad asistencial y para evaluar que las estrategias que se siguen son las correctas, desde el coste-beneficio de la realización de test masivos hasta el uso de terapias.

Óscar Moreno, endocrinólogo: "Dedicamos tiempo de nuestra vida privada a ayudar a la sociedad científica"

Óscar Moreno | Hospital General de Alicante. Imagen: Rafa Arjones | Edición: José Luis Roca

Gracias a la labor que realiza con los datos, el Hospital General de Alicante fue el primero en publicar a nivel internacional que los bajos niveles de potasio cuando el paciente ingresa con covid y durante los primeros días de ingreso son un marcador de mala evolución. De esta manera, se puede mejorar el abordaje del paciente desde el minuto cero.

Tanto Moreno como los distintos equipos que participan en el área de investigación buscan que todo lo que se investigue tenga una traslación rápida y efectiva a la parte clínica. Si de algo ha servido la pandemia ha sido, en su opinión, para que el centro hospitalario se convierta en un "hospital líquido" cuando antes lo formaban compartimentos estancos.

Su labor está en la sombra, pero tiene claro que "el trabajo en el departamento ha permitido que murieran menos personas por covid". "Hay que vivir el presente porque no podemos saber lo que va a ocurrir. Lo siento por las personas que han tenido pérdidas. Por eso, en lo que respecta a las limitaciones de libertad que hemos tenido, hay que ser conscientes de que han servido para proteger a los más indefensos", opina.

"Es lo que nos ha tocado vivir, pero somos afortunados de estar en un país como España, con una sanidad pública como la que tenemos y los recursos de los que disponemos. Es importante que la gente se conciencie del valor que tiene la sanidad pública", recuerda el investigador. Firma: Sol Giménez (Alicante)

"Mi satisfacción es saber que mi test de covid ha salvado vidas"

Mar Valés

Bióloga. Ha diseñado un test serológico que se usa en todos los hospitales del país.

Centro Nacional de Biotecnología de Madrid

El día que se declaró el estado de alarma, la dirección del CSIC envió un mensaje de socorro a la comunidad científica española: la emergencia sanitaria que se avecinaba iba a requerir la colaboración de todos los investigadores, fuera cual fuera la especialidad de cada uno. Cualquier proyecto que pudiera ponerse en marcha para lidiar con la pandemia sería bienvenido. Mar Valés tardó poco en descubrir cómo su experiencia y su conocimiento podían resultar útiles en esta batalla. Bióloga de carrera con un doctorado en la Universidad de Harvard y una década de investigación y docencia en Cambridge, a su memoria vinieron de pronto los años que había pasado diseñando un sistema de identificación de células sanguíneas, que finalmente logró patentar. Y se le encendió la bombilla.

"En aquellos momentos no había suficientes test para detectar el coronavirus en los hospitales y los kits de diagnósticos que llegaban del extranjero no eran fiables, pero yo sabía cómo fabricarlos. Era cuestión de adaptar el sistema que ya conocía a las proteínas del nuevo virus", explica. Aprobada su idea por parte de la dirección del CSIC, Valés reunió a las cuatro personas que formaron su equipo y, sin tiempo que perder, se puso en contacto con los hospitales de La Princesa y La Paz de Madrid para que le facilitaran muestras con las que empezar a hacer los ensayos.

Mar Valés, bióloga: "Mi satisfacción es saber que mi test de covid ha salvado vidas"

Mar Valés | Centro Nacional de Biotecnología de Madrid. Imagen y edición: José Luis Roca

Quince días antes había estado investigando la respuesta inmunológica del organismo frente al cáncer, su gran pasión científica. Ahora, la pandemia del covid-19 reclamaba su atención y su talento. Durante el confinamiento, mientras la población permanecía encerrada en casa, ella acudía cada mañana a su laboratorio del Centro Nacional de Biotecnología, en Madrid, para destilar la proteína capaz de chivar la presencia del coronavirus en el organismo. Tan pronto tuvo diseñada su prueba diagnóstica, empezó a probarla entre el personal sanitario y los resultados no dejaron margen a la duda: cien por cien de eficacia.

El sistema que ha patentado ha sido adquirido por una firma farmacéutica para fabricarlo a escala industrial y comercializarlo. Pero eso ya escapa a su mano. "Mi satisfacción es saber que este test de covid ha salvado vidas en los hospitales", afirma. Firma: Juan Fernández (Madrid)

"La ciencia es prueba y error: si no experimentamos, no descubrimos"

María Luisa Coderch

Química. Investiga cómo impermeabilizar las mucosas para detener el avance del covid

Institut de Química Avançada de Catalunya

Los caminos de la ciencia son inescrutables. A veces, un hallazgo llevado a cabo en el campo de la electromecánica acaba siendo relevante para la investigación médica y un descubrimiento matemático termina teniendo aplicaciones en el mundo de la biología. Persuadida de esta interconexión que tienen todas las áreas del saber científico, a María Luisa Coderch se le ocurrió una posible adaptación de sus habituales pesquisas con la tabla periódica de los elementos a la lucha contra el covid.

Trabaja como investigadora en el Instituto de Química Avanzada de Catalunya (IQAC) y en los últimos años se había especializado en el diseño de compuestos capaces de influir en la permeabilidad de la piel. De sus hallazgos han salido infinidad de productos de la industria dermocosmética. El pasadizo que comunica ese campo de la investigación con el coronavirus lo encontró un buen día en el confinamiento. "A veces me ha tocado trabajar con grupos científicos especializados en mucosas, que son tejidos especialmente permeables, para modular la penetración que tienen los medicamentos en estas zonas del cuerpo. Pensé: si diseñamos una molécula capaz de impedir la absorción del coronavirus en la garganta y la nariz, tal vez podríamos frenar el avance de la pandemia", recuerda.

María Luisa Coderch, química: "La ciencia es prueba y error: si no experimentamos, no descubrimos"

María Luisa Coderch | Institut de Química Avançada de Catalunya. Imagen: Jordi Cotrina | Edición: José Luis Roca

¿Impermeabilizar las mucosas? La idea sonaba marciana, pero en el IQAC le dieron luz verde y desde julio está trabajando en este proyecto. Su objetivo es diseñar un aerosol que sirva para proteger al personal sanitario que se ver obligado a trabajar en entornos con fuerte carga viral. "Sería como llevar una mascarilla interior", explica.

Puede que su investigación no acabe traduciéndose en el producto que busca. "O puede que sí. La ciencia es prueba y error, si no experimentamos, no descubrimos", destaca. Lo que tiene claro es que, con una mayor inversión en investigación, la pandemia no habría pillado a la comunidad científica española en una situación tan precaria como la actual. "Me paso más tiempo pensando en cómo pagar a mis colaboradores que investigando. Así no avanzamos", advierte. Firma: Juan Fernández (Madrid)

Un reportaje de...

Juan Fernández y Valentina Raffio (El Periódico de Catalunya), Ujué Forces (Faro de Vigo) y Sol Giménez (Diario Información).

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