Una nueva especie de abeja exótica ha encontrado acomodo en Mallorca, al menos desde el año pasado, cuando los biólogos Joan Díaz y Elisa Ribas la observaron por primera vez en Portocolom. Conocida como abeja asiática gigante de la resina (Megachile sculpturalis), se ha dispersado por toda la isla después de recorrer un largo viaje desde China, Corea y Japón, de donde es originaria.

"Se detecta por primera vez en Europa en 2008, en Francia. No hay manera de saber cómo ha llegado a Mallorca, es posible que mediante rutas comerciales con Cataluña y el sur de Francia", explica Díaz. "Probablemente llegó en forma de nido. Esta especie anida en agujeros que se encuentran en la madera. Entran, ponen una mezcla de polen y néctar, dejan el huevo y lo tapan con resina, de ahí su nombre", añade.

Hasta la fecha la especie se ha observado en Portocolom, Palma, Inca, Alcúdia y Sóller. "Está muy diseminada, en puntos distantes unos de otros, lo que indica que probablemente llegó a Mallorca antes de 2020, cuando la detectamos, porque no podría haberse expandido tanto por la isla en solo un año", subraya Ribas.

Los dos biólogos, que han publicado su descubrimiento en la revista Journal of Apicultural Research, indican que no hay datos suficientes para cuantificar el número de individuos de esta especie exótica que se han instalado en Mallorca, aunque han observado "un proceso de colonización rápido" de su nuevo hábitat. "No nos consta que haya llegado a otras islas del archipiélago, pero damos por hecho que en un momento u otro lo hará", advierte Díaz.

"Más grande que el resto"

Es pronto para saber qué impacto tendrá esta abeja asiática en el ecosistema y entre la población de abejas locales. "Es más grande que todas nuestras especies, excepto quizás los 'borinos'. Pero esta tiene una forma más estilizada. En otros lugares se la ha visto vaciando los nidos de otras abejas para hacer los suyos, pero no podemos saber qué efectos tendrá aquí", afirma Díaz.

Se toparon por primera vez con la abeja exótica el pasado verano paseando por Portocolom. Fue un encuentro fortuito, aunque no tanto. "Estaba en uno de esos árboles ornamentales que hay en la calle. Yo sabía que ya se había observado en Cataluña y era cuestión de tiempo que acabara llegando a Mallorca. A los dos nos interesan mucho los insectos, siempre vamos fijándonos y cuando la vimos enseguida nos dimos cuenta de que era diferente", recuerda Ribas.

El tamaño, su gran cabeza y las alas oscuras delataron a aquel individuo y los dos biólogos se apresuraron a capturarlo, seguros casi desde ese primer momento de que se encontraban ante el primer ejemplar de abeja asiática gigante de la resina observado en Mallorca.

"Sabíamos que tenía unas determinadas características que la diferencian de las abejas que conocemos aquí y también sabes que te la puedes encontrar. Y no pasó mucho tiempo hasta que observamos otra en Palma", indica Díaz. La mayoría de individuos han sido detectados en Sophora japonica y Parkinsonia aculeata, dos árboles exóticos muy habituales en calles y parques urbanos. "Tienen preferencia por este tipo de plantas y hay que estar atentos a qué efectos podrían tener en su polinización", subraya.

Estos dos biólogos, formados en la UIB, consideran que los llamados 'hoteles de insectos' también han favorecido su asentamiento. "Son cañas cortadas en las que los insectos anidan. También sirven para esta especie de abejas solitarias, que viven de manera muy diferente a la de las abejas de la miel, por ejemplo", destaca Ribas.

La introducción de especies exóticas en ecosistemas ajenos es algo propio de la naturaleza, asumen los dos biólogos, más aún en un mundo globalizado en el que se abren múltiples caminos de entrada. "Es un fenómenos más habitual de lo que a nosotros nos gustaría como biólogos", apunta Díaz. En todo caso, es reacio a calificar de "invasora" a esta nueva residente en Mallorca. "No la podemos etiquetar así porque todavía no conocemos su impacto en el ecosistema local. Hay que evaluar cómo se relaciona con la fauna y la flora, cómo reaccionará ante el clima de la isla y en función de eso tomar medidas. Y si lo hacemos, ya tendremos mucha más información para cuando se introduzca en Eivissa y en Menorca", explica Díaz.

Combatir a la Megachile Sculpturalis, o al menos intentarlo, no entra todavía en la ecuación. El año pasado Balears dio por erradicada a la avispa asiática, esta sí considerada una invasora, cinco años después de que se encontrara el primer nido. "En una isla el impacto de una especie exótica es más importante, por eso se invierte mucho capital humano para erradicar especies como la avispa asiática. Pero tendríamos que poder anticiparnos, invertir en prevención para evitar dentro de lo posible que ocurra", reclama Díaz.

Una picada de esta abeja "no supone un riesgo mayor" que la de cualquier otra especie conocida en la isla. Los dos biólogos animan a cualquier ciudadano interesado en seguir su rastro que, si encuentra algún ejemplar, registre su observación con fotos en plataformas de ciencia ciudadana como iNaturalist, Natusfera, Biodiversidad Virtual, o dirigirse a ellos mismos. "Tiene las patas oscuras", aclaran después de haber recibido observaciones de abeja similares a la recién llegada, pero con las patas naranjas.