Una joven de 18 años vive un auténtico calvario de denuncias desde que hace más de un año se decidiese a comprar un cachorro de bichón maltés en una página de internet. Fue víctima de una estafa y perdió los 350 euros que había entregado a cambio del perro, pero lo peor fue que en la transacción envió una fotocopia de su DNI que los estafadores han utilizado para suplantar su identidad y continuar a su nombre una larga lista de hechos delictivos idénticos por toda España que deja más de 40 afectados. Esta adolescente ha recibido ya seis denuncias por estafa, provenientes de Pontevedra, Cádiz, Alicante y Albacete y hasta una condena de un juzgado de Córdoba. “Y las que todavía no habremos recibido”, teme la letrada de la joven.

El tormento de esta joven, afincada ahora en Villaviciosa, comenzó el 11 de febrero del pasado año. En una página de anuncios de internet vio que ofertaban un cachorro de bichón maltés y entabló conversación con la vendedora, una mujer que se identificó como María, pero con la que no llegó a hablar por teléfono. Todos los contactos fueron a través de Whatsapp, y además del envío de la imagen del animal, también le aportaba toda una serie de informaciones relativas a la edad, la alimentación y los cuidados que el perro necesitaría cuando estuviese a su cuidado. Para hacer más creíble su historia, la estafadora se identificó como una persona con estudios en veterinaria y trabajadora con experiencia en un criadero de perros de Granada (un lugar que realmente existe, pero donde no conocían de nada a esa mujer).

Una vez se ganó la confianza de esta joven comenzaron a negociar el precio. Lo fijaron en 350 euros, pero no podía ser por transferencia y le pidieron que lo ingresase directamente en el cajero. Llegados a un acuerdo, la vendedora le pidió una foto del DNI a esta joven por si luego había algún problema en la recepción del dinero. La joven gijonesa no sospechó nada y así lo hizo, pero fue su perdición. Ella pagó, pero el perro nunca llegó y, para colmo, el número con el que se habían comunicado ya no existía. Fue entonces cuando presentó una denuncia como víctima de estafa, pero sin mencionar que llegó a enviarles una fotocopia con su DNI porque no le dio mayor importancia.

A partir de ahí comenzaron todos sus problemas, aunque tardase en enterarse de la gravedad de los mismos. La mujer que la había estafado forma parte de un grupo familiar afincado, parece ser en la zona de Levante (la investigación judicial contra esta banda se lleva a cabo en un juzgado de Novelda, Alicante), en el que al menos participan ocho personas. Con esos datos obtenidos no han parado de contratar líneas de teléfono a nombre de esta adolescente, que les sirven para registrarse en los portales de venta por internet y seguir ofertando perros por una cantidad más baja de lo habitual (los venden por 300 o 350 euros) para seguir engañando a más víctimas. No son sumas de dinero elevadas, lo que implica que el delito de estafa se considere leve.

Este grupo de estafadores siempre emplea el mismo método. Cuelga en el portal de anuncios la foto de un perro (van variando las razas) con un precio atractivo y esperan hasta que alguien caiga en su trampa. Una vez consiguen que les entreguen el dinero pactado, cancelan la línea de teléfono y vuelven a abrir otra para volver a empezar. Y en muchas de sus acciones, con el nombre y datos de esta joven gijonesa que se dio cuenta de lo ocurrido cuando empezaron a llegarle las denuncias a casa.

Causa abierta

Las primeras provienen de pueblos de Galicia como Corcubión, en La Coruña, o Cangas de Morrazo, en Pontevedra. También de Albacete, Cádiz y Alicante. Cuando supo lo que estaba pasando, la afectada amplió su denuncia en la Guardia Civil y relató que había entregado su DNI, que ha generado todo lo demás. Ahora, por medio de su abogada, están en contacto con el Juzgado de Novelda que centraliza esta investigación por estafa que ha afectado a ciudadanos de todo el país. En esa causa, ella ya figura como víctima y le han ofrecido emprender acciones contra la banda de estafadores como víctima de un delito por usurpación, pero teme que las denuncias contra ella sigan llegando sin control.