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La desescalada del chándal: la moda pide turno

La industria, que tanto ha estado hablando de sostenibilidad, apela ahora a quitarse de una vez la sudadera y a entregarse a un festín de compras bajo la máxima del ‘más es más’.

La desescalada del chándal: la moda pide turno

A todos los nuevos términos, palabros, fenómenos, ideas y situaciones surgidos en pandemia se unen ahora otros dos conceptos que la industria de la moda estrena en este momento de cierto respiro y desescalada. Vienen, cómo no, del mundo anglosajón, y se presentan en dos versiones. 'Revenge shopping' y 'revenge dressing'. Venganza al comprar y venganza al vestirse. O lo que es lo mismo: quemar la tarjeta (ya sea 'on-lin'e o en las tiendas físicas) y cambiar el chándal por un vestido de color brillante, un bolso XL y mucha bisutería sobre el pecho. 

Al parecer esta venganza tras 12 meses de restricciones ya es un hecho en China o Australia y está empezando a serlo en Estados Unidos, aunque en la meca mundial del capitalismo intentan compaginar el consumo exacerbado con un punto de ahorro como, según dicen, les ha enseñado la crisis sanitaria.

¿Vuelve la fiesta?

Y aunque comprar un montón de ropa nueva no es la mejor forma de celebrar el avance de la vacunación, y está desde luego muy lejos de la sostenibilidad que dicen abrazar en la industria, la idea de estos nuevos y oportunistas términos es sencilla: tras un año de estado de alarma nos merecemos renovar el armario, volver a viajar, recuperar las salidas a restaurantes, las noches de fiesta, todos esos lujos de primer mundo que la pandemia nos arrebató dejándonos en casa con 'joggers' y sudadera, haciendo realidad esa gran frase de Karl Lagerfeld: "El chándal es un signo de derrota. Te compras uno cuando pierdes el control sobre tu vida". 

Más allá de anécdotas como los 2,7 millones de dólares que vendió la tienda de Hermès en Cantón el día de su reapertura en abril de 2020, los números del primer cuarto de 2021 confirman esta tendencia en el mercado del lujo. El grupo LVMH (líder y dueño de 76 marcas como Celine, Dior, Fendi, Louis Vuitton o Loewe) ha incrementado en un 45% sus ingresos en moda y accesorios. También Hermès en un 44% y Kering (YSL, Balenciaga, Gucci) en un 25,8%. Y aunque la mayoría de ese incremento se registra en China, tan volcado en el lujo, otros mercados como el americano vuelven a la acción, como muestran los números de Kering, con una subida del 46% en América del Norte, o Hermès con un 23%. 

Así que los mensajes que llegan de la industria ahora van de quemar el chándal, olvidarse del casual y abrazar el glamur. Expertas en ventas como Kristen Gall, presidenta de Rakuten Rewards, habla con la revista WWD sobre esta tendencia del revenge shopping que comenzó en China con la generación más joven. "Allí las compras ya están en niveles prepandemia y ha habido un incremento en el gasto de piezas de lujo que llegará al 35% este año, según Boston Consulting Group, frente al 45% menos que se espera en otros mercados. La moraleja de esta historia es que con la reapertura vuelve el gasto", señala Gall.

"La gente que ha estado deseando viajar, ir a conciertos o a restaurantes gastará en todas estas actividades que no ha podido hacer el último año. La moda volverá de forma masiva y seguramente menos práctica en forma de brillos y minivestidos porque estamos cansados del chándal. También los viajes serán más extravagantes y lujosos para compensar todo lo que nos perdimos por la pandemia", añade. 

El eslogan de los locos 20 

De hecho, un reciente estudio de American Express muestra que el 61% de los encuestados gastaría más de lo normal en un viaje en 2021 al no haber podido moverse en 2020, y el 63% afirma que planearlo les hace sentirse más felices y esperanzados. 

"Este fenómeno recordará a los locos años 20, tras la Primera Guerra Mundial y la pandemia de 1918. Los consumidores comprarán moda, accesorios, joyas, viajes. Además, quienes no han perdido su trabajo han ahorrado, y los clientes seguirán adquiriendo lujo online porque ya se han acostumbrado durante estos meses", explica Gall, en referencia sobre todo a los consumidores de la parte alta de la tabla. Y añade que marcas y minoristas ya se están preparando para este aumento en el consumo con nuevas campañas y mensajes optimistas. 

A medida que avanza la vacunación y se normaliza la situación veremos «colores más brillantes, estampados geométricos, rayas. La gente se vestirá hasta para ir a la compra», apunta en USA Today Sonya Abrego, diseñadora e historiadora de moda afincada en Nueva York. «Habrá más experimentación y creatividad, más moda. Los bolsos también añadirán color en lugar del típico marrón o negro. Los collares serán más largos, los pendientes enormes y divertidos», dice Emilia Ferrara, de la Comisión de Artes y Moda en Washington DC.  

El tirón de lo mini

Los expertos subrayan el mayor interés en comprar diseños atemporales y sin estridencias de Hermès o Bottega Veneta, así como el valor de las piezas artesanales frente a las tendencias de temporada, aunque marcas como Gucci y su logomanía siguen en los primeros puestos de ventas. Así, el lujo y la moda se recuperan tras un año de pandemia, pero también después de una década marcada por la moda rápida. 

Y tal como telegrafiaron las apuestas de los diseñadores para esta primavera-verano, vuelve la moda sexi en forma de minivestidos, minifaldas, microshorts, cropped tops y sujetadores a la vista –tal como se vio en las colecciones de Miu Miu, Louis Vuitton, Dior o Isabel Marant–. Rosa y verde brillarán frente a los tonos pastel de primaveras anteriores, como en Chanel, Prada o Valentino. Los bolsos seguirán siendo mini y de factura artesanal como los capazos, aunque los de tamaño XL serán los protagonistas en cuero naranja, terciopelo amarillo o ganchillo azul. 

Zapato cómodo

Y dos estilos muy distintos acaparan escaparates: el romanticismo, con maxivestidos de colores, estampados de flores, siluetas años 50; y el minimalismo con sus 'looks' pulidos en blanco y negro. Eso sí, el calzado seguirá siendo cómodo. Zapatillas, bailarinas, sandalias con plataforma, zuecos, kitten heels, chanclas y opciones unisex como las Birkenstock compartidas con la moda masculina.

Ellos, por su parte, se apuntan al traje setentero en clave oversize, bermudas XXL, total look blanco (o negro), colores de la naturaleza, sahariana, bomber, pantalón blanco y camisa bowling (manga corta). Menos chándal y más diversión en esta venganza fashionista pospandemia. Esperemos que no se olviden de la sostenibilidad que tanto han estado invocando en los últimos tiempos.

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