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Un misterioso círculo con ADN galáctico

Se produciría hace unos 6.000 años y habría provocado una explosión similar a una bomba atómica

El círculo de 110 metros de diámetro que se aprecia en la foto es la zona del cráter ocasionado por la supuesta caída del meteorito hace miles de años.

Un profesor de biología vigués, Evaristo Alfaya, investiga, por su propia cuenta, la posibilidad de que un meteorito hubiese caído en A Cañiza, concretamente en el Alto de Montouto, en un periodo de tiempo que se remonta a hace, al menos, a más de 6.000 años, provocando el primer cráter de impacto de la península ibérica que podría ser reconocido oficialmente.

Sus investigaciones han aportado numerosas evidencias de los hechos, pero todavía queda una prueba que será determinante: un análisis de PDFs. Para poder llevarlo a cabo será necesario realizar una cata en el centro del cráter (en la actualidad prácticamente cubierto de tierra) y un análisis posterior en laboratorio que, una vez concluido, podrá determinar si un objeto interestelar cayó en esa zona sin ningún género de dudas.

“Para realizar esta extracción se necesitan permisos y financiación” explica el profesor. “Antes de la pandemia he planteado el asunto al alcalde de A Cañiza, Luis Piña, espero que cuando se recupere la normalidad podamos abordar esta prueba irrefutable”. Una vez realizada la extracción, si finalmente puede hacerse, el material será analizado con la ayuda de uno o varios centros especializados y la colaboración de la Universidad de Vigo, según explicó a FARO (periódico perteneciente al mismo grupo editorial que Levante-EMV) el profesor Alfaya.

Estudiosos de Aterraego realizaron una tomografía del terreno descubriendo una estructura de cono invertido, propia de este tipo de impactos.

Alfaya explica que descubrió el cráter hace unos 17 años, y desde entonces trabaja en su investigación. “Está situado cerca de la cima de Montouto, a unos 900 metros de altitud, y tiene un diámetro de 110 metros, que corresponde por sus dimensiones a un impacto de una potencia ligeramente inferior a la bomba atómica de Hiroshima”.

Además de los estudios sobre el terreno, se realizaron análisis de laboratorio del Centro de Apoio Científico e Tecnolóxico á Investigación de la Universidad de Vigo, descubriendo iridio, un elemento muy raro en la corteza terrestre pero relacionado con los meteoritos, en los que se encuentra en una abundancia mucho mayor que en la tierra. De hecho la presencia de iridio inusualmente alta en la capa de arcilla en el límite Cretáceo-Paleógeno dio lugar a la conocida como hipótesis de Álvarez de que el impacto de un objeto extraterrestre masivo causó la extinción de los dinosaurios y muchas otras especies hace 65 millones de años.

“Los primeros estudios de campo que hice fueron sobre su topografía (previamente había obtenido una fotografía aérea de Sigpac), la cual obtuve en un código abierto de la NASA y con la que pude comprobar en 3D lo que ya había comprobado en tierra: una forma de cráter”, explica.

“Posteriormente, con una brújula y un clinómetro [medidor de ángulos], estudié las rocas fraccionarias en los bordes del impacto, que mostraban fracturas tangenciales en su dirección (independientemente de su posición en el perímetro) con una posible onda de impacto y un buzamiento en todos los casos de aproximadamente 34º, de modo que su proyección coincide en un punto central del cielo sobre la superficie, en el centro de la estructura. Si bien, a priori, estos datos me desconcertaron y me llevaron a pensar que no se trataba de un impacto, la realidad es que se ajusta a este hecho, ya que la explosión no es a ras de suelo, sino que es una onda aérea que viaja por la atmósfera”, añade. En una tercera fase de trabajo fue cuando recogió rocas “sospechosas” de derretirse debido a la enorme temperatura y presión de los impactos “son los llamados “fundidos de impacto”.

Entre las evidencias encontradas, se encuentra una roca analizada en su estructura y composición mediante difracción de rayos X y espectrofotometría de absorción atómica, en el CACTI de la Universidad de Vigo. “El ordenador, según los datos, la ha catalogado como riolita (una roca volcánica inexistente en Galicia) y que destaca por su naturaleza dentro del macizo granítico en el que se encuentra el impacto”, afirma Alfaya. “Al revisar los datos, el elemento iridio aparece en una proporción significativa en esta roca. Este es un elemento muy raro y se relaciona con un origen extraterrestre”, enfatiza.

El profesor indica que también geólogos de Aterraego, estudiosos de la herencia gallega, dieron un paso importante: “Tras encontrar una nota mía en Google Earth se animaron a hacer un estudio del subsuelo para resistividad, por su propia cuenta. El resultado fue perfiles similares a otros impactos reconocidos en otros meteoritos de tamaño similar”.

En España se han barajado otros cráteres de impacto, como el de Azuara (Zaragoza), pero Alfaya matiza que no se ha podido demostrar científicamente que lo sean.

Expertos mundiales ofrecen ayuda para los análisis 

La prueba definitiva para el reconocimiento científico de un impacto (y su posterior incorporación a la base de datos mundial) es un análisis de PDFs (una deformación planar a modo de muesca que como huella se genera en el cuarzo y / o feldespatos de la roca y visible a microscopio. Esta huella solo puede ser causada por la enorme presión que se genera en un impacto meteórico o también en la explosión de una bomba atómica).

Según explica Evaristo Alfaya, “hay pocos laboratorios y expertos en este tipo de análisis. De hecho, son geólogos altamente especializados. Me puse en contacto con dos expertos mundiales para recopilar sus conocimientos y poder realizar el análisis de PDFs con la participación de la Universidad de Vigo, a través de la Fundación Ceo, Ciencia y Cultura. Para mi sorpresa, después de contactarlos y enviarles los datos que tengo, ambos me ofrecieron su ayuda e incluso se pusieron a disposición para hacer este análisis”, añade.

El profesor explica que deben tomarse muestras perforando el centro de la estructura.

En el mundo existen unos 200 cráteres de impacto reconocidos y ninguno en la península ibérica. El reconocimiento mundial de la caída de este meteorito, a punto de lograrse, podría ser un punto de atracción sin precedentes para la comarca del Condado-Paradanta.


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