Los yogures no caducan, y es así desde hace unos cuantos años, más concretamente, desde 2014. Ahora, en 2021, una conocida marca de yogures ha anunciado que suprimirá la fecha de caducidad de sus productos, y el tema vuelve a ponerse de actualidad.

El yogur no lleva fecha de caducidad, sino de consumo preferente, según la norma de calidad para su elaboración y comercialización. No hay un apartado sobre la fecha de caducidad del yogur, así como el límite de venta de veintiocho días desde su fecha de fabricación, exigidos anteriormente en la norma de 2003.

Por qué no caducan los yogures

De esta forma, el etiquetado de fecha del yogur, como ocurre con la generalidad de los productos alimenticios, se rige por la normativa horizontal europea sobre higiene de los alimentos, en la que figura que son las industrias alimentarias quienes deben determinar el tipo de fecha apropiada a cada producto, así como su límite temporal.

Para ello se permite, al igual que en otros países de la Unión Europea, usar en su composición un ingrediente lácteo como la nata, necesario para la elaboración de los yogures cremosos, ya presentes en el mercado.

La norma establece seis tipos de denominaciones de yogures como "natural", "natural azucarado", "edulcorado", "con fruta, zumos y otros alimentos", "aromatizado" y "pausterizado después de la fermentación".

Regula, también, las materias primas que se incluyen en las diferentes variedades como aromas, frutas, hortalizas, compotas, zumos, miel, frutos secos y otros alimentos, al tiempo que establece los detalles de composición que deben reflejarse en el etiquetado.

Hasta cuándo es seguro comer yogurt

Sí, pero las probabilidades son bajas si respetamos las condiciones de conservación. "El yogur se elabora con leche pasteurizada, tiene un pH bajo, un elevado número de bacterias ácido-lácticas y se conserva a temperatura de refrigeración. Todo eso reduce mucho la probabilidad de encontrar microorganismos patógenos", explica Miguel A. Lurueña, doctor en Ciencia y Tecnología de los Alimentos. "En este aspecto —añade—, el principal riesgo a tener en cuenta es el posible desarrollo de mohos, en caso de que el producto esté contaminado previamente, pero es algo perceptible, muy poco frecuente y se puede solventar con una 'fecha de consumo preferente', igual que en un pan de molde".