El reservorio magmático del interior de La Palma continúa buscando por dónde abrirse paso. Pese a la erupción de este pasado domingo, la fuerza con la que el magma sigue empujando el terreno provoca que la deformación del suelo siga incrementándose. Según constatan los científicos dicha deformación alcanza los 20 centímetros –cuatro más que el lunes– razón por la cual todos los centros de investigación implicados están vigilando de cerca el fenómeno, por si pudiera causar una nueva erupción en otro punto. "Es el peor de los escenarios", advierte Vicente Soler, vulcanólogo del Instituto de Productos Naturales y Agrobiología (IPNA-CSIC), que considera que, sin embargo, lo más probable es que siga su curso hasta el lugar donde el pasado domingo se generaron las primeras dos fisuras y sus nueve bocas. Aún así es necesario mantener la vigilancia para ver si al finalmente "el volcán canaliza toda la presión o se abrirá una nueva boca".

"Lo ideal sería lo primero", indica Soler. Y es que, si así fuera, cabria esperar que la emergencia pueda ser mucho más controlable. Sin embargo, lo único que puede predecir en algún aspecto cómo pueden desarrollarse las próximas jornadas son las erupciones históricas de la Isla Bonita. En este sentido, hay dos precedentes recientes que este nuevo volcán podría calcar a la hora de comportarse. Por un lado, se encuentra el Teneguía (1971) que en el tiempo que se mantuvo activo –unos 28 días– la lava acabó emergiendo por un único punto. En el caso del volcán San Juan (1949) el magma rompió el terreno por varios frentes, el último "separó la isla en dos" recalca Soler. "Ahora mismo la erupción está concentrada en todo ese área", explica el investigador

En el mismo sentido está trabajando el Instituto Geográfico Nacional (IGN) cuya labor se mantiene en un seguimiento de la actividad sísmica, para conocer el lugar hacia el que se desplaza o si, por el contrario, se mantiene estanca en la zona de El Paso, Fuencaliente y Los Llanos. Por el momento, según los últimos datos recabados por la institución científica la zona en la que se están sintiendo más temblores son El Paso y Fuencaliente, donde la actividad sísmica también se encontraba previamente a la erupción. Sin embargo, los seísmos se han reducido considerablemente. Tras la erupción se registraron 15 seísmos, y en el día de ayer, solo se registraron 8. "Una vez que el magma rompe, los terremotos disminuyen considerablemente", insiste el sismólogo del Instituto Geográfico Nacional (IGN), Eduardo Suárez, que recalca que aún así se está vigilando la posibilidad de que se de una "migración" de los seísmos. "Por el momento no se ve y parece que la salida de lava se va a mantener en la misma zona", recalca. Esta acumulación de energía provocado por el empuje del magma aún provocará que la zona "registre más episodios explosivos", aunque estos serán de menor magnitud que los hasta ahora vividos, como añade Soler.

La trayectoria de las lenguas

Pero la presión en la montaña no es lo único que preocupa a los investigadores en cuanto a esta súbita erupción que está recubriendo el oeste de La Palma de lava y cenizas. La vista está puesta especialmente en las lenguas de lava y por el lugar en el que discurrirán, su velocidad y su llegada al mar. "Lo más fácil para la lava es que discurrir por los barrancos que hay formados en esta zona tan escarpada", indica Suárez. Vicente Soler añade que es por las zonas donde no hay erosión y el basalto es reciente donde "mejor discurrir". Según las estimaciones del propio IGN, la trayectoria más posible de las coladas de lava es el barrio de Todoque perteneciente a Los Llanos de Aridane, aunque no se descarta que pueda expandirse y afectar a más lugares.

Una colada de lava viscosa y lenta, que ya han sepultado varios centenares de casas, se dirige peligrosamente hacia el lugar más habitado –que ya se ha evacuado–. Una vez pase por ahí, lo último que le quedará por arrasar serán plataneras y otros cultivos antes de llegar al mar, donde se encontrará con otro obstáculo. "Probablemente le gane terreno al mar", señala el geólogo de la Universidad de La Laguna (ULL), Ramón Casillas, quien destaca que una vez alcance el mar, algo que se prevé que ocurra en los próximos días, dará lugar a otro fenómeno vistoso y peligroso. "Cuando llegue al mar se generará una plataforma lávica producido por la evaporación del agua con el calor de la lava", señala Casillas. Una vez toque el agua marina también se generará una nueva columna de humo, que se unirá a las ya existentes – y que se pueden ver desde lo más alto de la zona de pinar hasta el pueblo de Todoque–. Se tratará de una gran columna de vapor de agua y gases nocivos que, según Suárez, puede ser tóxica y, por ello, la población tendrá que mantener la mayor precaución posible. "También se pueden dar algunas pequeñas explosiones", advierte Casillas, que afirma que este tipo de fenómenos son comunes en Canarias y de hecho ya han ocurrido en volcanes históricos de La Palma. Por su parte, el catedrático de Geología de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC), José Mangas, advirtió a Efe que los ríos de lava sepultarán comunicaciones terrestres, eléctricas y telefónicas y crearán una lluvia ácida cuando lleguen al mar. "Como el Teneguía y el San Juan, este volcán ganará terreno al mar", sentencia Casillas.

Mientras una gran colada de lava baja la ladera amenazando gravemente las pertenencias de la población de la isla, el volcán ya ha emitido a la atmósfera entre 6.000 y 9.000 toneladas de dióxido de carbono, convirtiéndose en el mayor foco de contaminación de toda España. Ante la potencia de este volcán, que ruge quejándose con todas sus fuerzas desde el interior de la tierra, las autoridades han solicitado precaución a la población y han puesto en marcha un dispositivo de perimetraje, entre la Policía Nacional, la Guardia Civil y Protección Civil, para evitar que las población se ponga en riesgo bien por la bajada de las coladas de lava al poder exponerse a gases tóxicos (además de CO2, también dióxido de azufre y ácido sulfúrico), por posibles desprendimientos o exposición a altas temperaturas. Respecto al azufre, según los datos del Instituto Volcanológico de Canarias (Involcan), se estima que el volcán está despidiendo unas 21.800 tonaleadas diarias de dióxido de azufre. Ambas estimaciones se han realizado a través de cuatro medidas con un sensor óptico tipo minoDOAS, en posición móvil terrestre. Desde ayer este tipo de medidas formarán parte de la vigilancia normal del fenómeno geológico, gracias a la colaboración de la Unidad de Helicópteros de la Guardia Civil, en Tenerife, como así ocurrió durante la erupción submarina de El Hierro. Tras reunirse en la mañana de ayer, el Comité Científico también ha pedido precaución en los alrededores del fenómeno dado que están cayendo cenizas a entre uno y dos kilómetros de distancia. Las cenizas son perjudiciales para la salud si se inhalan y pueden irritar las vías respiratorias, por lo que se recomienda confinarse en los hogares en los que puedan llegar estas lluvias de ceniza o bien portar mascarilla. Así, los efectivos de la Policía Nacional , la Guardia Civil y Protección Civil, han cercado un radio de exclusión de dos kilómetros en torno a los centros de emisión para minimizar el riesgo de impacto de piroclastos y la exposición de gases.

¿Cuándo acabará?

Ante la atenta mirada de cientos de paisanos y turistas que se acercan a ver cómo la lava baja y el volcán ruge con todas sus fuerzas, la pregunta que se hace el mundo entero es: ¿cuánto más se demorará? Aún sin haber realizado un seguimiento de la expulsión de gases, los científicos, de nuevo, reflejan sus previsiones en el pasado. "El Teneguía fue el volcán que menos tiempo estuvo en erupción, un total de 24 días", recuerda Vicente Soler, que advierte que la que estuvo más tiempo lo hizo tres meses y fue el Tajuya, en 1581.

Una de las características del volcán que, sin duda, tendrán un papel protagonista en el tiempo en que va a permanecer activo es la cantidad de lava que guarda en su interior. "Se ha formado una bolsa magmática a unos 6 kilómetros de profundidad", explica, por su parte, el geólogo de la ULL. Se ha estimado que este reservorio es de aproximadamente 20 millones de metros cúbicos, la mitad que el Teneguía, que soltó finalmente 40 millones de metros cúbicos de lava a la superficie. "Si solo expulsa lo que hay en esa bolsa magmática, es posible que la erupción dure tan solo unas semanas", afirma Casilla. Sin embargo, cabe la posibilidad de que los reservorios de magma se estén nutriendo de bolsas más profundas, que se encuentran entre los 12 y 20 kilómetros de profundidad.

La erupción ha llamado la atención de muchos científicos que estos días se están trasladando a la isla para tomar datos de este fenómeno único para la ciencia. Por ejemplo el Cabildo tinerfeño ha reforzado los efectivos de Involcan y el ITER hasta alcanzar las 27 personas haciendo seguimiento. En la isla de La Palma trabajan otras 13, cuatro pertenecientes al propio Involcan y nueve al ITER. Mientras que desde la isla de Tenerife trabajan otras 14. En lo que todos están de acuerdo es que se trata de un fenómeno único que ocasionará un verdadero revulsivo en el entendimiento, los métodos de vigilancia y la predicción de los fenómenos vulcanológicos en Canarias, de los que hasta ahora, apenas se tenían unos pocos registros escritos en diarios perdidos de algún curioso cronista. Por primera vez, Canarias cuenta con potencial científico suficiente como para aprender y pertrecharse para la próxima gran erupción que ocurra en el Archipiélago.