El chaleco de punto, el jersey sobre los hombros, la americana, la corbata, la falda tableada o el zapato mocasín combinados con prendas más contemporáneas y opuestas como el pantalón vaquero jean" crean el nuevo estilo 'preppy', también llamado pijo. Es el principio del fin del chándal y lo choni.

En la pasarela y en la calle se ve cómo se está pasando del chándal y de la ropa que marca curvas y muestra piel a prendas más sofisticadas, dulces y contenidas, una mezcla entre lo casual y lo formal como bien demostró Lady Di en sus salidas más informales.

Es decir, una tendencia en la que prima la estética de los niños de bien que lucía en los campus estadounidenses en los años 80 y 90 y, por supuesto, también las de sus padres, una moda que llevó a gala el clan Kennedy.

Una clase social de élite que se vestía con americanas azul marino, jerséis de cuello alto de cashmere, mocasines, polos de manga corta combinados con bermudas, pantalones chino beige con camisas de manga larga, vestidos de lino blanco o sudaderas de algodón con escudos de las universidades.

Desde hace tres temporadas, los diseñadores y estilistas ofrecen pequeños destellos de esta tendencia que ha seducido a la generación Z que, sin complejo alguno, combina prendas de patrones conservadores y tejidos tradicionales con otras más osadas y de carácter.

Hombres y mujeres vuelven a abrazar esa estética de la década de los 80 y los 90 luciendo camisas Oxford -blancas, azules, rosas o verdes- mocasines y polos, una moda que ahora se llama 'Old money' y arrasa en redes sociales como Instagram o Tick-Tock.

Pero lo pijo no es rancio ni aburrido. Es una tendencia que se identifica con gente adinerada y aristócratas. "Me han dolido etiquetas como diseñador comercial o modisto de pijas", decía a EFE Jorge Vázquez en la presentación de su último desfile en el hotel Ritz, donde presentó prendas distinguidas en equilibrio entre lo antiguo y lo nuevo.

Y precisamente, la costura de pijas es máxima tendencia; prueba de ello son los estilismos de Penélope Cruz firmados por Chanel o el de Ana de Armas lucido en París para asistir al desfile de Louis Vuitton, un minivestido dulce rosa con coqueta lazada y detalles dorados y plateados, de cierto aire sesentero.

También las propuestas de Alvarno, una firma que echa mano del terciopelo, los pantalones vaqueros y las camisas blancas para dar vida a prendas con "brillo, brillo y brillo", explican Álvaro Castejón y Arnaud Maillard, directores creativos de la firma.

Ahora, se llevan los vestiditos monos, el jersey anudado encima de los hombros, sobre camisas o polos con el cuello subido, y no precisamente para abrigarse, sino como accesorio al estilo de Gigi Hadid, Victoria Beckham y Leandra Medine.

Y en la moda 'preppy', el pantalón blanco no solo es para el verano, también triunfa en invierno, tanto para hombres como para mujeres, combinado con jerséis cámel, azul marino o negro, así como camisas vaqueras o polo de rugby con rayas horizontales y colores contrastados.

El chaleco de punto es una de las prendas más deseadas, combina con todo y es apto para lucirlo debajo de una americana, combinada con blusas, camisas o camisetas.

Este estilo también se ha convertido en el favorito de los hombres como ya lucen David Beckham, Ryan Gosling, algunos de los mejor vestidos del mundo.

En los pies, mocasines, deportivas o zapatos con puntera en contraste al estilo de las míticas manoletinas de Chanel, calzado que se puede lucir con vestidos de aspecto decimonónico, trajes de pantalón y chaqueta, pantalón chino o vaquero.

Los nuevos aires aristocráticos invitan a lucir pantalones vaqueros con chaquetas de 'tweed' y tacones, rebecas, camisas con chorreras, bolsos coquetos, jerséis con cuello bebé y tejidos como la pana, el terciopelo o cuadros escoceses.

Es el momento oportuno de esconder riñonera, mochila, falda entubada, chándal, prendas con efecto charol, escotes ordinarios y, por supuesto, zapatillas 'ugly' y plataformas.

"Está de moda ir arreglada, con un toque 'lady'", dice la experta en moda Pepa Fernández, quien augura: "A todos nos gusta vernos favorecidos, se sea pijo o no".