En los hospitales españoles hay cerca de 2.000 profesionales desconocidos por muchos. Pero se puede entender muy poco un hospital hoy en día sin un servicio de farmacia: los farmacéuticos hospitalarios son los encargados de gestionar la dispensación de medicamentos a los pacientes que lo necesitan. “Nos encargamos de la selección, adquisición y protocolización de medicamentos”, sintetiza Jaime Poquet, jefe de servicio de Farmacia Hospitalaria del Hospital de Dénia - MarinaSalud. 

Aunque no toda su jornada laboral transcurre en la farmacia del hospital: “una parte importante de nuestro trabajo se basa en relacionarnos codo con codo con otras especialidades médicas con un objetivo único: el bienestar y la salud del paciente”, añade Poquet. 

Gracias a su formación y experiencia los farmacéuticos hospitalarios pueden aportar su conocimiento y especialización en el tratamiento de pacientes, aportando en muchos casos puntos de vista que los médicos no tienen. Este factor facilita que sea una profesión conocida por los profesionales sanitarios, ya que su trabajo consiste en dar un valor añadido al uso del medicamento pero, salvo excepciones, poco conocida por pacientes y cuidadores. 

A modo anecdótico, Jaime Poquet destaca: “hace diez años hicimos un congreso de la Sociedad Española de Farmacia Hospitalaria en el que preguntamos en la calle si la gente sabía en qué consistía nuestra profesión: la gran mayoría no sabía que en los hospitales había farmacéuticos“. Y lamenta: “somos los grandes desconocidos“. “Los pacientes con los que tenemos más relación solo conocen algunos aspectos de la Farmacia Hospitalaria, hacemos mucho trabajo de gestión que no es visible” explica Pilar Blasco, jefa de servicio de Farmacia Hospitalaria en el Hospital General Universitario de Valencia.

Integración en los equipos

La farmacoterapia es transversal en el tratamiento de los pacientes: todos los protocolos terapéuticos que se aplican en el hospital se discuten en la comisión de Farmacia Terapéutica de cada hospital integrada, entre otros, por farmacéuticos hospitalarios como los doctores Poquet, Blasco o José Luis Poveda, jefe de servicio de Farmacia Hospitalaria en el Hospital Universitario y Politécnico La Fe, en Valencia.

Además de ese “papel como intermediarios” que los tres coinciden en señalar, en los últimos años se ha dado una incorporación del farmacéutico hospitalario en los servicios clínicos, motivada por la certeza de que su visión es fundamental en la comisión de equipos multidisciplinares para cuidar a los pacientes. Sin duda, su capacidad de aportación es diferente si están en la farmacia del hospital validando o repasando tratamientos, o bien si pueden a llegar a pasar consulta para ver de cerca a los pacientes. La complejidad creciente del abordaje terapéutico de los pacientes obliga a un conocimiento desde diferentes ámbitos profesionales, que sean complementarios y puedan contribuir a la mejora de los resultados del tratamiento. Así lo corrobora Poveda, quien también es expresidente de la Sociedad Española de Farmacia Hospitalaria y expresidente de la Comisión Nacional de Farmacia Hospitalaria y Atención Primaria del Ministerio de Sanidad: “La aportación de nuestro valor y nuestra experiencia, en términos de beneficios para los pacientes, ha sido publicada e interpretada, e invita a seguir integrándonos en los equipos asistenciales“, Sin embargo, Poquet reconoce que esta integración en los equipos no ha facilitado la visibilidad de la profesión: “muchas veces vamos a visitar en grupo y los pacientes no son conscientes de que hay un farmacéutico hospitalario“. Y añade: “Nos es complicado visibilizarnos, aunque estamos detrás de cada línea de tratamiento que se facilita”.

Adaptación a la covid-19

Uno de los colectivos que mejor conoce a los Farmacéuticos Hospitalarios son los pacientes externos o ambulatorios: hasta la irrupción de la pandemia, recogían las medicaciones en la farmacia del hospital, junto con las indicaciones verbales o por escrito del farmacéutico sobre cómo tomarse el tratamiento o las interacciones con otras terapias que estén tomando. Con la pandemia, las condiciones han cambiado y se han promovido cambios que estaban lejos de implementarse: “hemos tenido que desarrollar el servicio de entrega a domicilio de medicamentos y tratamientos a causa de la covid-19“, resume Jaime Poquet. 

Es una adaptación que facilita que los pacientes no se expongan ante el virus, pero que, asimismo, conlleva un esfuerzo para mantener el contacto entre doctores y pacientes a través de la farmacia para saber cómo están evolucionando. “El entorno ha aprendido que tiene que haber más facilidades en la consulta farmacéutica y el acceso a los medicamentos”, explica Blasco. Un esfuerzo considerable, pero lejos del que tuvieron que hacer los profesionales sanitarios para reinventar en poco tiempo todos sus protocolos para ofrecer los tratamientos fuera del hospital, por ejemplo. “Fuimos capaces de generar nuevos procesos logísticos en muy poco tiempo, permitiendo que los pacientes siguieran con sus terapias sin someterse al riesgo que supone venir al hospital, sin interrumpir su tratamiento y con la eficacia de los mismos”, recuerda Poveda respecto a los meses de confinamiento. Los farmacéuticos hospitalarios también tuvieron que afrontar el desabastecimiento de medicamentos, junto con la Agencia Española del Medicamento, para dar respuesta a las necesidades de cada hospital y a los picos de incidencia de la covid-19. 

Además de tener que resolver los trámites habituales, también fue todo un reto afrontar el tratamiento de la covid-19 en el menor tiempo posible: “el tratamiento de la covid-19 cambiaba dos y tres veces por semana. Se incorporaban novedades y nuevos tratamientos porque desconocíamos la enfermedad, y algunos no han funcionado”, destaca Poquet, que señala asimismo la importancia de apoyarse en evidencias para incorporar nuevos medicamentos al tratamiento de enfermedades y virus. 

“Tenemos que apostar por un paciente digital, no solamente en términos tecnológicos, sino para que sea propietario de su información y conozca la responsabilidad de las decisiones que toma“

Jaime Poquet - Jefe de servicio de Farmacia Hospitalaria del Hospital de Dénia - Marinasalud

Más información para empoderar a los pacientes

En la era digital, las personas nos caracterizamos por querer estar más informadas y buscar constantemente vías de información que puedan resolver nuestras dudas y consultas cómodamente. Como no podía ser de otra forma, esto también sucede cuando nos convertimos en pacientes y debemos tomar medicación. Es una evolución social imparable, y de la que el farmacéutico hospitalario puede beneficiarse para seguir empoderando a sus pacientes. “Tenemos que apostar por un paciente digital, no solamente en términos tecnológicos, sino para que sea propietario de su información y conozca la responsabilidad de las decisiones que toma“, destaca Jaime Poquet. El objetivo es convertir al paciente en protagonista para fomentar su implicación y la responsabilidad con la farmacoterapia: “podríamos facilitar, por ejemplo, que el paciente tenga acceso a su historia clínica y pueda subir sus datos y actualizar su estado”, para que el farmacéutico hospitalario pueda hacer un correcto seguimiento sin tener que contar con la mediación de ningún otro profesional sanitario. 

Y en el proceso de compartir información, también cuentan las malas noticias: “el peor favor que podemos hacer a un paciente es prometer cosas que no van a ser verdad. Hay que compartir con ellos las incertidumbres y, por ejemplo, el porcentaje de adherencia a los tratamientos, los beneficios y los riesgos que suponen“, acepta Poquet. 

“Estamos implicados en los comités éticos de investigación clínica donde valoramos los ensayos clínicos antes de que un medicamento se comercialice”

Pilar Blasco - Jefa de servicio de Farmacia Hospitalaria en el Hospital General Universitario de Valencia

Un papel importante en los ensayos clínicos

Desde el primer momento que las terapias llegan a los hospitales, aunque sea en fase de investigación clínica, la farmacia tiene un papel relevante. También es relevante en el momento de incorporarlas en el arsenal terapéutico del hospital, en la evaluación del medicamento y en la selección de pacientes. Concretamente, en la fase de investigación clínica, los farmacéuticos hospitalarios participan directamente en los ensayos clínicos y son responsables de su seguimiento y evaluación final: “estamos implicados en los comités éticos de investigación clínica, que son grupos interdisciplinares donde valoramos los ensayos clínicos antes de que un medicamento se comercialice”, explica Blasco. Y añade: “estudiamos las evidencias de los medicamentos nuevos y vemos a ver cómo se pueden protocolizar y cómo se pueden manejar en las instituciones hospitalarias“. Entre las principales novedades que están estudiando e implementando, destaca el desarrollo de medicamentos biotecnológicos para tratar patologías como la migraña o la hipercolesterolemia. Ante la creciente complejidad de la Medicina, su impacto económico también va en aumento. En consecuencia, es indispensable la implicación de farmacéuticos hospitalarios en la medicación: “se están desarrollando tratamientos personalizados. Son muy complejos, los necesitan poblaciones de pacientes pequeñas y hay que conocerlos muy bien para administrarlos de forma correcta“.

“Uno de mis objetivos es seguir consolidando la actividad que hacía en la SEFH”

José Luis Poveda - Jefe de servicio de Farmacia Hospitalaria en el Hospital Universitario y Politécnico La Fe, expresidente de la Sociedad Española de Farmacia Hospitalaria y expresidente de la Comisión Nacional de Farmacia Hospitalaria y Atención Primaria del Ministerio de Sanidad

Retos para abordar a corto y largo plazo

El doctor José Luis Poveda es jefe de servicio de Farmacia Hospitalaria del Hospital Universitario y Politécnico La Fe, en Valencia. Como expresidente de la Sociedad Española de Farmacia Hospitalaria (SEFH) y la Comisión Nacional de Farmacia Hospitalaria y Atención Primaria del Ministerio de Sanidad conoce de cerca los retos de la profesión, entre el que se encuentra el de la visibilidad. “Uno de mis objetivos es seguir consolidando la actividad que hacía en la SEFH”, explica. “Es importante generar visibilidad y tejer alianzas con otras especialidades médicas para que el resto de profesiones conozcan las competencias y habilidades del farmacéutico de hospital, con el fin de integrarnos en sus equipos“, desarrolla Poveda. 

Aunque no todos los retos residen en la visibilidad. Con el fin último de contribuir a la mejora del estado de salud de los pacientes, que es la base de su actividad, existe la necesidad de que la farmacia hospitalaria se adapte, mejore sus procesos y siga contribuyendo a la mejora de los tratamientos. Por ejemplo, “se podrían individualizar las terapias, para dar respuesta de forma personalizada a los objetivos terapéuticos”, concreta el jefe de servicio de La Fe. Para ello, los profesionales coinciden en pedir más recursos para especializarse en áreas concretas, más allá de las tareas en las que el impacto clínico es más importante, contar con más automatización, mejores sistemas de información y mayor acceso a las historias clínicas.

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