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Erupción en La Palma

50 años de la erupción del volcán Teneguía

El volcán tomó camino al mar a través de dos brazos de lava, a diferencia del fenómeno que se vive actualmente en el Valle de Aridane

Se cumplen 50 años de la erupción del Teneguía

Se cumplen 50 años de la erupción del Teneguía. Agencia ATLAS | Foto: EFE

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Se cumplen 50 años de la erupción del Teneguía. Jorge Dávila

Durante casi cuatro décadas fue la última erupción registrada en España, el primer fenómeno volcánico de Canarias documentado por un canal de televisión antes de que las coladas submarinas ascendieran de las profundidades del Tagoro (12 de octubre de 2011 - El Hierro) y los ríos de lava se dejaran ver en la Hoya de Tajogaite (19 de septiembre de 2021 - La Palma). Hoy se cumplen 50 años de la erupción del Teneguía. Las crónicas de la época relatan la cantidad de terremotos –nadie hablaba todavía de enjambres sísmicos– que sintieron los vecinos de Fuencaliente 48 horas de que se agrietara la tierra: muchos sumaron varias noches durmiendo en la calle o en coches y en la madrugada del 23 sonaron las campanas de la Iglesia como consecuencia de una gran sacudida: la explosión era inminente y en el recuerdo estaba lo sucedido dos décadas antes de San Juan (1949).

Los testimonios de los residentes en el suroeste de La Palma coincidieron a la hora de exponer que sobre las 15:10 horas del 26 de octubre de 1971 "se oyeron unos impresionantes ruidos subterráneos" de una intensidad mayor a los que retumbaron durante la mañana. Los palmeros que mejor captaron esos rugidos fueron los de Las Quemadas, Las Indias y La Caleta: esta zona se encuentra a unos 15 kilómetros, aproximadamente, del punto en el que hace cinco semanas se originó el proceso eruptivo del volcán de Tajogaite, en el municipio de El Paso.

El proceso volcánico se alargó 24 días y se llegaron a crear hasta 26 bocas en torno al Roque de Teneguía

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Las primeras cortinas de humo no se divisaron hasta las cinco de la tarde. A partir de ese momento todos volvieron sus miradas en dirección al volcán de San Antonio. Más de uno creyó que el monstruo –entró en erupción en 1677– había despertado, que el fuego volvía a coronar el cráter del que salió el material magmático que arrasó la Fuente Santa: este emplazamiento era valorado por el poder curativo de sus aguas termales en un ciclo que estuvo marcado por la alta incidencia de la lepra. No, las tripas del San Antonio seguían adormecidas.

Las dos bocas que se abrieron en las proximidades del Roque de Teneguía –su nombre se debe a la cercanía con un domo fonolítico que se vio rodeado por las coladas– estaban separadas entre sí por una distancia de 40 metros y en el instante en el que empezó la erupción muchos residentes de Fuencaliente participaban en las tareas de recogida de aguacates y plátanos. El Teneguía cogió camino al mar a través de dos brazos de lava que, a diferencia del fenómeno que se vive actualmente en el Valle de Aridane, no encontró importantes núcleos poblacionales a su paso.

Un centenar de evacuados

En cuanto cayó la noche se apreciaron otras dos bocas más –el 26 de octubre terminó con cuatro salidas de lava– y un mensaje de serenidad a la población palmera desde el Gobierno Civil. No se ejecutaron evacuaciones forzosas, pero sí se autorizó la salida voluntaria de las personas que no se sentían seguras en el entorno de la erupción. En el primer balance de desalojados habían 130 personas que optaron por instalarse en casas de Los Llanos de Aridane –junto a sus familiares– y el Asilo de Ancianos y la Casa del Ejército de Santa Cruz de La Palma (lo que hoy se conoce como El Fuerte, y que también acogió a las primeras víctimas de la catástrofe desencadenada en la segunda quincena del pasado mes de septiembre).

La inminente llegada de la lava al mar originó que 28 embarcaciones pesqueras que habitualmente faenaban en el litoral de Fuencaliente fueran derivadas al Puerto de Santa Cruz de La Palma. Antes de que se cumplieran las primeras 24 horas de erupción llegaron los primeros análisis de los expertos: el portuense Telesforo Bravo, catedrático de Geología de la Universidad de La Laguna, informó sobre el terreno –a las 16:06 horas del 27 de octubre– que «siguiendo el comportamiento de otras erupciones que se han dado en La Palma, esta puede alargarse por espacio de un mes, un mes y medio o dos meses», vaticinó el que fuera, entre otros muchos cargos, presidente de la sección de Vulcanología y Química del Interior de la Tierra de la Comisión Nacional de Geodesia y Geofísica.

Los vecinos cuentan que a las 15:10 horas se escucharon "dos impresionantes rugidos subterráneos"

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El Teneguía creció con furia en pocas horas y, a pesar de los testimonios recogidos en las últimas semanas que apuntan a que su virulencia fue menor que los daños que sigue ocasionando el volcán de Tajogaite, llegaron a contabilizarse hasta 26 bocas: en el punto más álgido de la amenaza volcánica ocurrida hace cinco décadas se desalojaron unos dos mil vecinos. "Todas arrojaban lava incandescente que se elevaban entre 500 y 700 metros en el aire generando un espectáculo grandioso", describen los reporteros de la época sobre un acontecimiento que movilizó a La Palma ante una "situación histórica".

Aunque los destrozos del Teneguía fueron apabullamente menores que los datos que proporciona a diario el sistema europeo de satélites Copernicus –la última referencia cifra en 906.3 hectáreas arrasadas y 2.162 construcciones destruidas–, en 1971 hubo que lamentar un fallecido por inhalaciones de gas.

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