Durante cuarenta años de matrimonio nunca supo lo que ganaba su marido, ni cuánto dinero había en sus cuentas. "Él me decía que no teníamos, ni a tomar un helado o un café salíamos por no gastar", lamenta María Dolores Iglesias, una cacereña de 84 años, ahora en trámites de divorcio. Y dinero haber, había. Y era mucho. Solo en fondos de inversión la cifra rondaba los 350.000 euros, a lo que se sumaba lo acumulado en un seguro de vida y en otras cuentas corrientes.

"Fue el abogado el día del careo el que me lo dijo: ‘María Dolores, ¿sabes cuánto dinero tenéis?, pues son 80 millones [en pesetas]’", rememora. Ahorros que, al menos de momento, le están valiendo de poco porque, asegura, lo que había en las cuentas de libre disposición lo fue vaciando su cónyuge hasta dejarlas a cero y, en cuanto a los fondos de inversión, la entidad que los gestiona, Unicaja Banco, le impide acceder a ellos, pese a que es titular de manera indistinta. "No me han dejado sacar ni un duro", resume. Es más, alega que, sin su firma, y a pesar de haber ordenado el reembolso de los fondos desde el pasado mes de agosto, la entidad bancaria está contratando nuevos productos financieros, de manera que está sustituyendo las inversiones con capital asegurado por otras sin garantía alguna. Eso, de paso, contravendría además la normativa europea MiFID II, que exige la realización de evaluaciones de conveniencia e idoneidad a los titulares de determinados instrumentos de inversión por la complejidad y el riesgo que pueden conllevar. Ella no tiene estudios. 

"Mi marido me decía que no teníamos dinero, ni a tomar un helado o un café salíamos por no gastar"

Tras haber presentado tres reclamaciones ante el Banco de España, otra en la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) y una denuncia ante la Policía Nacional, Unicaja sigue sin darle soluciones, incide. Cuestionado por estos hechos, fuentes del banco responden únicamente: "Como norma general todas las reclamaciones de clientes se atienden en el servicio especializado. Respecto a casos concretos particulares no se puede dar información públicamente".

Ha presentado reclamaciones ante el Banco de España y la CNMV y denuncia ante la Policía Nacional

El proceso de separación de María Dolores no está siendo fácil, como tampoco lo fue su matrimonio. "Se casaron de mayores, con más de cuarenta. Él ya viudo y sin haber sido ni novios antes. Mis suegros y los padres de este señor arreglaron la boda en 15 días y él ha sido siempre de ‘ordeno y mando’", cuenta Marcelino Solano, cuñado de María Dolores. "Me ha dado muy mala vida, que no me la he merecido. Me decía hasta que iba a echarme una botella de lejía cuando estuviese dormida, a ver quién puede dormir así», asevera ella. Su todavía esposo tiene una orden de alejamiento de doscientos metros, que llegó tras un altercado el día de Navidad del año pasado.

Entonces, tras pasar el fin de semana en el calabozo, él tuvo que abandonar el domicilio y entretanto llegaba el divorcio -el juicio está fijado para el próximo 24 de febrero-- se dictó que provisionalmente todos los meses le pase 600 euros de "una pensión que tiene él de unos 2.800 euros limpios" (es militar retirado), cuenta Marcelino. Ama de casa durante toda su vida y sin hijos, esta mujer carece de ningún otro ingreso. Con estos 600 euros tiene que hacer frente a todos los gastos de la casa porque "él fue quien acabó presentando la demanda de divorcio, pero antes fue sacando el dinero de todas las cuentas, le ha quedado sin nada. Ha dado de baja el seguro de la vivienda y el teléfono, que se lo llegaron a cortar. Y este año la contribución no se ha pagado", resalta este familiar, que es quien la está ayudando económicamente. "Me ha quitado hasta el ‘seguro de los muertos’", confirma ella. "Él ya me ha dicho que no me va a dar nada, porque no he trabajado fuera de casa", apostilla.

"Llevaba siete u ocho años sin salir de casa, a base de tranquilizantes"

Contemplan la posibilidad de iniciar acciones legales contra el banco, "pero eso cuesta dinero. Y abogado de oficio no le pueden dar, porque para eso sí que consideran que el capital de los fondos es suyo", detalla Marcelino, que teme que aunque la sentencia de divorcio le otorgase la mitad de los bienes, la disolución de la sociedad ganancial podría demorarse mucho en el tiempo, "y con 84 años el dinero le puede hacer falta en cualquier momento". De hecho, asegura, ella ha tenido "una depresión de caballo, llegó un momento en el que ya no podía ni sostenerse", por lo que ha estado cuatro meses en una residencia. "Llevaba siete u ocho años sin salir de casa, a base de tranquilizantes, sin que me diera el aire y el sol», cuenta esta cacereña. En la residencia, «me quieren con locura", dice, pero la tuvo que abandonar por no poder hacer frente a su coste.

Critica que, a diferencia de lo que ocurre con ella, a su marido, que tiene una orden de alejamiento, sí le han dejado extraer 55.000 euros

A diferencia de lo que ha ocurrido con ella, a su esposo sí le permitieron extraer 55.000 euros, procedentes de un seguro de vida pero transferidos a una cuenta compartida y que junto a su pensión le permiten "estar viviendo estupendamente en Castellón mientras ella está en Cáceres sin recurso ninguno porque el banco no le da solución. Lo que quiere es ahogarla económicamente". "También hemos preguntado a Unicaja por qué le han dejado sacar esos 55.000 euros y tampoco nos dan explicaciones. En un año la directora de su oficina no nos ha querido ni siquiera atender o llamarnos por teléfono", reitera Marcelino.