Miguel Ángel Muñoz se pone por primera vez detrás de la cámara para hablar de la mujer de su vida. Él la llama la Tata pero su nombre es Luisa Cantero, lo cuidó desde pequeño y ahora que tiene 97 años las tornas han cambiado. De su relación habla en "100 días con la Tata", que llega a los cines el 29 de diciembre.

La pandemia y el confinamiento, que pasaron juntos en un piso de 35 metros cuadrados, transformaron lo que iba ser un proyecto para su propio disfrute en una película real que acaba de ganar el premio Forqué al mejor documental y que, sin perder la naturalidad y el sentido del humor, aborda temas de calado como el cuidado de los mayores o la salud mental.

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Ceremonia de entrega de los Premios Forqué EFE

Muñoz no se cansa de repetir que lo excepcional de todo esto es ella, su Tata, a quien da el protagonismo, pero no oculta los miedos y dificultades por los que él mismo ha pasado. "Tenía claro que quería hablar de la terapia porque ha tenido mucho valor en mi vida y quería mostrarla con normalidad", ha asegurado.

Antes de que el documental llegue a los cines, Luisa Cantero, natural de Mérida, ya es una celebridad debido a que durante el confinamiento abrieron una cuenta en Instagram (@soylatatareal) que suma a día de hoy 170.000 seguidores desde la que emitían a diario, mostraban sus rutinas y conectaban con amigos, desde Lolita a José Coronado.

P: ¿Porqué es tan importante la Tata en su vida?

R: Ella me cuidó cuando era pequeño porque mis padres tenían que trabajar, creamos un vínculo y se convirtió en la persona más importante de mi vida, junto a mis padres, hasta hoy.

Tenía la necesidad desde hace 10 años de contar esta historia para nosotros, para enseñárselo a mis descendientes cuando los tenga y para acordarme de ella cuando no esté, pero se ha transformado en algo para compartir con el público y mostrar unos valores.

P: La película reivindica la importancia del cuidado de los mayores, ¿le parecen valores a contracorriente hoy día?

R: Puede ser, pero no lo he hecho a propósito, todo empezó por una necesidad de enfrentarme al miedo que yo tenía de no haber disfrutado suficiente en vida con ella, eso lo he superado, lo que aún no he superado es la idea de que un día no estemos juntos, en eso sigo trabajando.

Dicho eso, es importante darle valor a nuestros mayores, la vida ha evolucionado de manera que vamos tan deprisa que no tenemos espacio para personas que van a otro tempo y tienen otras necesidades y precisan atención.

P: Los cuidados de los mayores suelen ser asumidos por mujeres, ¿se da cuenta de que es excepcional que un hombre joven asuma esa tarea y además encantado de hacerlo?

R: Me lo dice mucha gente, que no es habitual, pero para mi lo es, para mi la excepcional es ella. Supongo que será algo cultural, tenemos pudor a enfrentarnos a los mayores y quizá los hombres más, me alegro de que pueda servir de ejemplo.

En mi caso desde joven me di cuenta de que la Tata molaba y era divertida y aprendía de ella, ojalá sirva para que los jóvenes aprendan a ver de otro modo a sus abuelos, les va a dar vida y les va a nutrir, es un regalo mutuo para ambas generaciones.

P: ¿A qué ha renunciado profesionalmente para estar con ella?

R: No he renunciado a nada, es dejar de hacer algo por otra cosa que te parece más importante, no es renuncia sino elección.

Soy muy inquieto, me encanta viajar y hace 8 años pensaba que después de haber rodado una película en Hollywood iba a seguir ahí, pero luego la vida ha hecho que prefiriera estar cerca de mi Tata. Y no es que haya renunciado, algún día estaré ahí.

P: ¿Qué opina de la discriminación que sufrieron los mayores en los primeros días de la pandemia, especialmente en la Comunidad de Madrid?

R: No me considero quien para opinar sobre la gestión, pero sí muestro un retrato de lo que sucedía, en España y en todo el mundo, esta pandemia ha destruido familias y los más perjudicados han sido los mayores que vivían aislados y sin ayuda.

Nuestra realidad era diferente y me siento agradecido a la vida por ello, eso nos llevó a abrir en las redes sociales una ventana de esperanza para otras personas, les hacemos un homenaje a los que han sufrido de manera tan terrible.

P: En un segundo plano, la película muestra también como vive usted personalmente toda esa situación, también le pasa factura.

R: Sí, la película comienza con una sesión real de terapia en la que me enfrento al miedo a la separación a la persona más importante de mi vida, aún siento pudor cuando lo veo pero tenía claro que quería hablar de la terapia porque ha tenido mucho valor en mi vida y quería mostrarla con normalidad.

P: A raíz del suicidio ayer de Verónica Forqué algunas voces están cuestionando los límites de la telerrealidad y de programas como Masterchef frente a la salud mental de los concursantes. Usted ha pasado por ahí, ¿Cómo lo ve?

R: Cuando pasa algo tan terrible, me duele y me pongo en la situación de los familiares, me acuerdo de lo bueno y lo positivo y no me parece momento de valorar nada, no me interesa, mi atención está en otras cosas, las últimas veces que la vi, la vi feliz y me quedo con eso.