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Vivienda

Sin alquiler por ser madre: “Prefieren un perfil sin niños”

Tamara Domínguez está harta de los “casting” y discriminación a la que es sometida al buscar un piso para arrendar

Tamara Domínguez, junto a su hija de 14 meses en la plaza del Mercado de Teis.

No les valió ni que Tamara Domínguez (36) lleve 14 años trabajando en la misma empresa, ni que pagara el seguro de alquiler. Tampoco le valió a la inmobiliaria que pudiese buscarse un aval. “Llegó un momento en el que sentía que, hiciese lo que hiciese, presentara lo que presentara, no iba a bastar”, lamenta. Relata angustiada el “infierno” que para ella está suponiendo buscar una vivienda para ella y su hija desde que decidió emprender sola su camino. “No solo es que tengas que competir por un piso, sino todos los documentos que te piden y requisitos que ni siquiera sé, en muchos casos, si es legal”. Vive con su madre en Teis y, aunque se encuentra “estupendamente” con ella, desea tener una independencia. Tamara quiere optar a la ayuda para el alquiler de la Xunta de Galicia en la que se contemplan casos como el suyo, pero antes debe estar empadronada en una vivienda, tener un contrato de arrendamiento y constituirse así como unidad familiar.

Un objetivo asumible, que nunca pensó que le traería tantos quebraderos de cabeza. Hace días, mientras le bailaban delante de los ojos decenas de anuncios inmobiliarios, vio uno que le encajaba con lo que estaba buscando. “Avenida de Galicia, cerca de mi madre. Algo caro, 480 euros, una habitación pero, parece amplio. Escribo a Carlos, el de la inmobiliaria, que me remite a una de sus trabajadoras. Todo fantástico. Incluso me preguntan si quiero dos camas o una de 1,35 centímetros, porque ahora había dos camas del chico y su hija pequeña que habían estado el año pasado”, relata. Pero Tamara recibió un mensaje demoledor: “La propietaria prefiere perfil sin niños, anulamos visita”. “Es que me daba rabia por la impotencia y a la vez me estaban tratando con condescendencia. ¿Por qué un padre solo con una niña sí, y una madre en la misma situación, no? ¿En qué mundo vivimos todavía? –censura Tamara–. Siguen pensando que si no pago, echar a una madre sola es más difícil. No lo entiendo y es inaceptable”.

Debió enfrentarse a la cadena de “papeles” que tuvo que adjuntar. También corroborar que se haría cargo del aval y el seguro del alquiler “a fondo perdido”. “Prefiero que me pidan un mes más de fianza, porque si cumplo con lo estipulado, me lo devuelven. El seguro del alquiler se lo queda el banco”. Después del periplo burocrático, le tocó soportar los comentarios discriminatorios ante su situación laboral con una reducción de jornada. “Me dijo que igual con el sueldo que ganaba no iba a alcanzar para vivir y pagar el alquiler. Pero vamos a ver, ¿en esta ciudad son todos médicos o abogados? ¿Dónde está la ciudad obrera que somos?”.

Los vetos de los propietarios, las restricciones burocráticas –que en este caso se cumplían– los altos precios de los alquileres están complicando mucho la vida a los jóvenes que quieren comenzar una vida de forma independiente. Pero en este caso Tamara siente que va mucho más allá. “Sé que si un hombre fuese a alquilar ese piso, ya estaría dentro”.

Solo quiere comenzar de nuevo con su bebé, construir un hogar cumpliendo con todos los requisitos, pero en igualdad de condiciones que el resto. “¿Sola sí, pero con mi hija no? Mi hija no es una mascota”.

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