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Territorio vintage

Los 'médicos españoles' que transitaron el siglo XX salvando vidas guerra a guerra

El libro 'Los médicos errantes' rescata la historia de 19 brigadistas que aplicaron en el conflicto chino-japonés y en la Segunda Guerra Mundial las técnicas sanitarias que ensayaron en la contienda civil española | Nunca abandonaron el espíritu internacionalista y el compromiso hipocrático que acabó marcando sus vidas

Los médicos Györgi Schön y Leon Kamieniecki junto la esposa de este, la enfermera Mania, en el tren que lesllevaba por el frente chino durante la guerra contra la invasión japonesa.

La historia del siglo XX puede contarse de tantas formas como protagonistas tuvo la pasada centuria, pero en ese inventario no todos los testimonios merecen el mismo reconocimiento. Hubo quien asistió a los conflictos bélicos y los choques ideológicos que marcaron el siglo sin mojarse ni ponerse en riesgo, y quienes tomaron partido y asistieron en primera persona a aquellos combates de ideas, balas y bombas.

Vocación indestructible

Y luego están las historias del checo Friz Jensen, el polaco Stanislaw Flato, el bielorruso Leon Kamieniecki y todo el grupo de médicos originarios de múltiples países que, tras servir en la guerra civil española como brigadistas internacionales, siguieron curando heridos en la contienda que China libró contra la invasión japonesa y a continuación asistieron a los combatientes de la Segunda Guerra Mundial. 

En ese tránsito, aquellos hombres y mujeres jamás renunciaron a la vocación médica y al compromiso ideológico que les había animado a abandonar sus países para salvar vidas por el mundo, y que más tarde continuarían defendiendo con un ahínco que les llevaría a participar en algunos de los episodios más destacados de la historia política del siglo XX.

Peripecias vitales

Ahora, el historiador Carles Brasó Broggi (Barcelona, 1979) ha reunido las historias de 19 de ellos en ‘Los médicos errantes’ (Crítica), un libro que es a la vez el relato de las peripecias vitales de 17 médicos y dos enfermeras que decidieron entregarse a la causa sanitaria y del internacionalismo con una voluntad inaudita, y una historia del siglo XX contada a través de los ojos y las manos de quienes estuvieron en algunos de sus escenarios más crudos y sangrantes.

El apodo ‘españoles’ hacía alusión a las técnicas médicas de urgencia que ensayaron en batallas como la de Brunete, Belchite o el Jarama

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El investigador sabía de este grupo de sanitarios desde que su abuelo, el prestigioso cirujano Moisès Broggi que da nombre al hospital comarcal de Sant Joan Despí, le habló de los médicos con los que sirvió en la Guerra Civil, enrolados todos en las Brigadas Internacionales, y le comentó que varios de ellos habían marchado a China tras acabar la contienda española para seguir tratando a los caídos en combate. 

Desde entonces, el investigador estuvo preguntándose qué habría sido de aquellos galenos sobre los que, al menos por estos pagos, nunca había vuelto a haber más noticias. La duda la despejó cuando viajó a China, donde residió varios años para especializarse en la cultura y la historia de este país, y empezó a oír historias de “los médicos españoles”, etiqueta con la que alcanzaron cierta fama en el extremo Oriente a pesar de proceder de casi todos los estados europeos salvo España. 

Técnicas médicas

El apodo hacía alusión a las técnicas médicas de urgencia que pudieron aplicar tras las trincheras del frente chino después de haberlas ensayado en batallas como la de Brunete, Belchite o el Jarama. Hasta oriente llegaron por compromiso hipocrático y fervor ideológico, pero también porque la terrible historia del siglo XX les señaló el camino. “Cuando la derrota de la República Española se intuía inevitable, salvar a China del imperialismo japonés empezó a ser visto por muchos brigadistas como una forma de seguir luchando contra el fascismo”, explica Brasó sin eludir un dato biográfico de orden mayor: “La mayoría eran judíos oriundos de países amenazados por los nazis. Volver a casa habría significado una muerte segura”.

Tras la experiencia china, el ejército norteamericano contrató a varios de ellos para curar a los heridos del frente birmano de la Segunda Guerra Mundial, a pesar de su filiación filocomunista. Acabada la contienda, sus destinos fueron dispares. Muchos habían perdido a sus familias e incluso la nacionalidad, y aunque todos continuaron ejerciendo la medicina, algunos se implicaron políticamente en los regímenes surgidos en la órbita soviética. 

Es el caso de František Kriegel, que ocupó un alto cargo en el gobierno checoslovaco y llegó a prestar asesoría médica a Fidel Castro antes de ser defenestrado en la Primavera de Praga. “Fueron comunistas sui géneris, pero si algo les define es su carácter errante, internacionalista y cosmopolita. Pasaron por el siglo XX salvando vidas y formando a otros médicos. Dejaron el mundo mejor de cómo lo habían encontrado”, resume el historiador.

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