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Entrevista

Pilar Eyre: "El Rey Emérito sigue enamorado de Corinna"

Tras la campanada de su exclusiva sobre el fin del matrimonio Urdangarin-Borbón, la periodista publica 'Cuando éramos ayer', una novela impregnada de su propia vida

Pilar Eyre.

En poco tiempo, Pilar Eyre ha visto confirmada una noticia suya –el hundimiento del matrimonio Urdangarin-Borbón– y publica su novela número 22, 'Cuando éramos ayer' (Planeta), un viaje del Upper Diagonal de finales de los 60 a la Barcelona olímpica de la mano de una hija de la burguesía (¿ella misma?). Y aun así, la periodista barcelonesa, que suma tres bodas, un hijo, un novio en Madrid [Enrique Badia], un perro, fans como Gabriel Rufián –el pasado martes le hizo la ola en un tuit– y una agenda de contactos de valor incalculable, se puso a 40º de fiebre antes de la presentación del libro. (Se ve que es tradición).

¿Se ha recuperado ya de ver las fotos de Iñaki Urdangarin con Ainhoa Armentia?

Hace dos años publicamos en la portada de 'Lecturas' que el matrimonio de Iñaki y Cristina iba mal y se nos tiró todo el mundo encima. Me puse a llorar, porque vivo la profesión muy intensamente. Y durante el rodaje del programa de Bertín Osborne, 'Mi casa es la tuya', me llamó el director de la revista y me dijo: "Lo tenemos". Supe inmediatamente a qué se refería. ¡Me tiré al suelo, con la adrenalina desatada!

¿La exclusiva de su vida?

No recuerdo una que haya hecho tanto ruido. Al cabo de un par de semanas fue la propia infanta Cristina la que se puso en contacto con nosotros.

¿Qué le puede pasar más a esta familia?

Hay que estar pendiente de la nueva generación de 'borbones'. De Victoria Federica, por ejemplo. Y dentro de dos días dejaremos de hablar de Letizia para hablar de Leonor

¿Darán más de sí que Felipe y Letizia?

A fuerza de hacerse discretos y grises, de no llamar la atención, a lo mejor Felipe y Letizia corren el peligro de que la gente diga: "¿Para qué sirven?". Aunque entiendo que no estamos para demasiados escándalos.

Hablando de escándalos, ¿alguna última hora sobre el emérito?

No, de momento. Hace poco me contaron una anécdota antigua. El Rey fue a Montmeló con Jaime de Marichalar. Era la época en que había azafatas moviéndose por boxes. "¿Has visto? –le dijo a su entonces yerno– Esas sí que son tetas y no lo que tiene tu mujer". Suavícelo, por favor.

"Juan Carlos no va a volver. ¿A qué? ¿A que le pregunten: '¿Ha robado mucho esta semana, Majestad?'"

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No es posible. ¿Volverá a España?

No va a volver. ¿A qué? ¿A que le pongan el micrófono de 'Sálvame' y le pregunten: "¿Ha robado mucho esta semana, Majestad?". Se quedará en Abu Dabi, donde vive como un jeque. Y cuando se produzca el hecho biológico inevitable, supongo que morirá en España.

Mientras, ¿alguna amiga nueva?

Creo que conozco más a Juan Carlos que sus propias hijas, y digo que sigue enamorado de Corinna. De ahí las cosas que ha intentado hacer para fastidiarla. El despecho es un sentimiento muy parecido al amor.

¿A usted nunca le tiró los tejos?

Ha estado con otras periodistas, conmigo no.

El que sí le rondó fue Julio Iglesias.

[Ríe] ¡Esa historia morirá conmigo!

Parece que no está fino.

Me ha llamado un amigo suyo y me dice que está muy bien. La gente habla del accidente, pero no fue nada. Lo que pasa es que Julio tuvo un tumor en la columna vertebral y, después de la quimio, estuvo un año y medio haciendo rehabilitación. Desde entonces, se resiente.

¿Calla usted mucho de lo que sabe?

Hay cosas que callo porque son denunciables, pero yo hablo un montón. A veces mi hijo me dice: "¿Esto no lo vas a contar en las entrevistas, no?". Y todavía pienso dar mucha guerra.

"Soy una persona muy atormentada, tengo una enorme inseguridad"

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Siendo así, ¿por qué pasa tanta angustia cuando publica un libro?

Soy una persona muy atormentada. Tengo una enorme inseguridad. Necesitaría un equipo de psicólogos que me acompañaran a todas partes para animarme. Además, la novela es la aristocracia de la literatura.

¿Qué quería contar en este último?

La etapa del libro, de los 60 a los 90, está muy documentada, pero quería explicar cómo repercutió en la vida íntima de los que la vivimos, y más siendo mujer.

¿Cómo de más?

Nuestros compañeros de lucha eran muy machistas. Tanto la píldora como el aborto eran cosas de mujeres. A quien más benefició la supuesta liberación sexual fue a los hombres. Tuvieron sexo gratis, sin tener que hacer poesías.

"Como mi protagonista, mi familia era muy de derechas, entré en la universidad en 1968 y me rebelé contra mi madre"

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Usted pertenecía a la burguesía de toda la vida.

Como mi protagonista, mi familia era muy de derechas, entré en la universidad en 1968 y me rebelé contra mi madre.

¿Y eso?

En el 56 hubo una huelga de estudiantes y recuerdo a la niñera diciendo que en la plaza Universitat habían colgado niños de los árboles. Y hasta los18 pensé que eran los 'rojos' los que habían hecho la guerra. Yo, que era la lista de la familia, me di cuenta de lo ignorante que era. Conocí a los 'rojos' y conocí el amor devastador que solamente puedes sentir cuando eres joven. Sé lo que es jugártela por un gran amor.

"Hice cursos para entrar como militante del PSUC y me rechazaron por 'frivolidad de comportamiento''"

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¿Hasta intentar entrar en el PSUC?

Hice un cursillo de cuatro horas, tres veces por semana, para entrar como militante. Creo que era la que lo hacía mejor. La gran humillación de mi vida fue que al final me dijeron: "No, tú no, camarada Carlota, porque creemos que hay cierta frivolidad en tu comportamiento". Me dio mucha rabia porque ese mismo partido me hacía ir a recaudar dinero para pancartas y espráis con una minifalda cortita, y el día en que no recogía mucho, el responsable me decía: "Seguro que hoy ibas con pantalones".

Siempre me he sentido una desclasada. Pero estar dentro y fuera me ha permitido tener una mirada crítica"

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Ni igualdad ni fraternidad.

También viví el clasismo de los separatistas. Tuve un novio hijo de un capitoste exiliado en México, una persona muy conocida. En la boda de su hermana, me hicieron el vacío porque mi padre era de derechas y yo hablaba castellano. Aunque el otro día le regalé el libro a alguien muy independentista y me dijo: "Reconozco que hay mucho gilipollas en mi partido".

Es difícil saber dónde está su lugar natural.

Siempre me he sentido una desclasada. Nunca he encontrado mi lugar en el mundo. Fui a una escuela catalanista y hablaba castellano, veraneaba en Sitges y fui la primera de la Central en tirar un cóctel molotov. Soy una especie de impostora. Pero estar dentro y al mismo tiempo fuera me ha permitido tener una mirada crítica.

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