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Educación

Padres denuncian que se quedan sin becas 22.000 niños con necesidades educativas

La Audiencia dirige al TSJ el recurso contra el Gobierno por exigir una discapacidad de más del 33% para ayudas a menores con trastorno por déficit de atención e hiperactividad

Izquierda, Natalia González y su hijo Diego. Derecha, Esther con su hijo Izan. Cedida / Rafa Vázquez

La familia de Izan, de Arcade (Galicia), sigue sorprendida con la valoración de discapacidad que en Pontevedra dieron a su hijo, a pesar de que recibe medicación tras ser diagnosticado de trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH), bajo el criterio de una psiquiatra del Sergas: “Nos dieron un cero, porque no reconocen que una persona con TDAH tenga ninguna discapacidad”, relata Esther, su madre. Automáticamente, se ha quedado fuera de las becas del Ministerio de Educación por valor de unos 1.500 euros anuales, que excluyen a unos 22.000 niños que, como Izan, tienen necesidades educativas especiales pero no cuentan con un certificado de discapacidad.

La Audiencia Nacional dirige al Tribunal Superior de Justicia la demanda interpuesta por las Asociaciones gallegas de Déficit de Atención e Hiperactividad (Anhida Vigo, Anhida A Coruña y ADAHPO Pontevedra y Ourense), que se suma a los 37 recursos presentados por la Federación Española de niños con TDAH, con la que pretenden impugnar el Real Decreto que exige a los alumnos con este trastorno que acrediten un 33% de discapacidad para lograr una beca. Estas ayudas se destinan a necesidades educativas y, progresivamente, las familias han visto cómo se endurecían los requisitos hasta que, en la actualidad, la práctica totalidad de los niños y niñas con TDAH se quedan fuera. La demanda se dirige al Ministerio de Educación “por excluir discriminatoriamente” de las ayudas al estudio y subsidios para el alumnado con necesidad específica de apoyo educativo a 20.000 menores con TDAH. Además, esta semana el Parlamento gallego sacaba adelante una proposición no de ley impulsada por el grupo popular para exigir la rectificación del Gobierno en este punto.

“La valoración de discapacidad de mi hijo se hizo por teléfono: fue cero”

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La exclusión de este colectivo en las becas que convoca anualmente en estas fechas el Ministerio de Educación es “una discriminación, además de obvia, flagrante, que deja en riesgo social, personal y educativo a los menores más desfavorecidos y que sin esta ayuda no podrán disponer de un refuerzo educativo”, insiste la presidenta de la la Federación Galega de TDAH, Montserrat Álvarez. Temen que esto acabará engrosando los datos de fracaso escolar.

Esther con su hijo Izan, delante del hospital Montecelo para vacunarse contra el covid. Rafa Vázquez

“Desde el Ministerio se debe dar respuestas prioritarias a quienes, con un trastorno del neurodesarrollo acreditado científicamente, encuentran dificultades a su desarrollo humano y formativo”, añade el presidente de la Asociación Anhida de Vigo, Ricardo García. “Nuestro colectivo de niños pertenecen a Salud mental y, cuando se está registrando una incidencia enorme de depresiones, autolesiones o ansiedad porque la pandemia ha agudizado mucho estas patologías”, subraya, “es cuando se sienten más abandonados en el sostén económico que llevan soportando para apoyos educativos”, completa la vicepresidenta Pilar Castiñeira. Solicitan que el alumnado con TDAH y con dificultades de aprendizaje pueda acceder a las becas sin tener que presentar ni discapacidad, ni trastorno de conducta, al igual que acceden otros colectivos dentro de los trastornos del neurodesarrollo.

“No son juguetes; es ayuda profesional por unos 100 euros y nos cuesta pagarla”

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Por citar un ejemplo de carne y hueso, en agosto de 2021 a Diego le concedieron una discapacidad del 20 % por un TDAH, con poco más de siete años. “Reclamé por si volvían a valorarlo, pero la solicitud vino denegada, así que ya no tengo acceso a las becas”, asegura la madre, Natalia González Otero. Son vecinos vigueses del barrio de O Calvario. “Es un dinero y en estos momentos me cuesta pagarlo porque no estamos sobrados. Yo no trabajo y la beca era una ayuda para el gabinete. No quiero comprarle juguetes; quiero que lo ayude un profesional”, alega. La psicóloga también ayuda la familia sobre cómo comportarse y afrontarlo. Económicamente, son 70 euros al mes, más el transporte... unos 100”. Ya en la guardería con 3 años, los maestros detectaron que su hijo era muy movido. Muy impulsivo. Siempre muy inquieto. Se frustraba mucho si algo no le salía a la primera… Médicos y gabinetes privados no quisieron etiquetarlo. Pero aquella fue la primera llamada de atención de que algo pasaba. Tras contactar con la asociación Anhida llegó el diagnóstico de TDAH. “Mejoró mucho pero siempre tuvo problemas a la hora de concentrarse; se lesionaba. Se daba con la cabeza contra la pared…”, recuerda nerviosa su madre. “No estaba quieto ni en la silla”. 

De forma similar, la primera llamada de alerta para Izan vino de la guardería. Algo raro pasaba en su comportamiento. Lo mismo se repitió con tres años, cuando entró en infantil. La profesora sugirió que quizás tuviese hiperactividad, pero una psicóloga lo confirmó. Con el informe, su madre Esther se fue la pediatra. Con siete años, el nerviosismo e impulsividad habían crecido y se hizo necesaria la medicación, a pesar de las buenas notas académicas. “Con el confinamiento, todo se agravó. En el colegio lo notaron muy nervioso”, añade su madre. Pero lo más curioso del tema es que –justificándose en las restricciones impuesta por el covid – la valoración de discapacidad la hicieron telefónica. Le hicieron dos preguntas: “¿a qué le gustaba jugar y cómo se llamaba? Cuando nos llegó la carta vimos que la valoración era cero”, indica la familia. “Por ahora, seguiremos pagando para que asista a tratamiento y a las actividades físicas que le ayuda pero, ¿si le faltan algún día? Va a empezar a tener problemas el el colegio”, vaticina. Tras recurrir para que volviesen a valorar al niño de la discapacidad y lograr la ayuda, “rezaron” para que fuese presencial. Me llevé el niño a Pontevedra y en el mostrador ya me dijeron que no cambiaría”, recuerda.

“Desde las asociaciones les ofrecemos apoyo, pero sabemos que las personas sin recursos no están preparadas para hacer frente al gasto sostenido”

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“Es trágico”, señala la vicepresidenta de la Federación gallega, “porque si tienes un TDAH y no lo detectas a tiempo, puede derivar en un trastorno de conducta. Hay que trabajar de forma temprana para que no adquieran problemas a mayores, que ya no solo serán un problema con la familia, sino para toda la sociedad”. “Desde las asociaciones les ofrecemos apoyo, pero sabemos que las personas sin recursos no están preparadas para hacer frente al gasto sostenido”, explican. “Los niños con TDAH necesitan una intervención psicopedagógica”, asegura el presidente de Anhida Ricardo García. Él mismo es un ejemplo de lo que ocurre cuando los casos no se diagnostican ni se interviene a tiempo. Eran otros tiempos. “El profesor me veía entrar por clase y me echaba fuera; sabía que en algo iba a molestarle”, relata. Pero los tiempos cambiaron. Como enfatiza la vicepresidenta, Pilar Castiñeira, “hoy en día gran parte del éxito social depende del ámbito educativo; no puedes capacitarte sin una titulación”. Por eso, el sábado en Madrid presentaron una Guía para adultos con TDAH; un trastorno que no se cura, solo se trata.

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