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Volcán de la Palma

Temperaturas de casi 1.000 grados perduran en el interior de las coladas

El material que ha expulsado el volcán, que cubre más de 1.200 hectáreas, se mantiene incandescente y dificulta la realización de trabajos de recuperación de caminos y pistas

Voluntarios continúan limpiando ceniza del volcán. EFE

El gran volumen de material expulsado por el volcán durante los 85 días que duró la erupción hace que, cuatro meses después de que esta haya acabado, persistan las altas temperaturas bajo la corteza de las coladas, donde se registran hasta 1.000 grados centígrados.

Así lo constatan las continuas revisiones que realizan los equipos científicos de las distintas instituciones encargadas de la vigilancia del entorno del volcán, y que vulcanólogos del Instituto Geográfico Nacional (IGN) ilustran con una fotografía en sus redes sociales.

La actividad del volcán se inició el 19 de septiembre en la Hoya de Tajogaite, desde donde emanó la suficiente cantidad de lava para alcanzar el mar en dos zonas diferentes de la costa, cubriendo una extensión de más de 1.200 hectáreas y con coladas que alcanzaron hasta 40 metros de altura en algunos puntos. Ese material continúa incandescente en muchas zonas.

Para los científicos se trata de una situación "normal" el hecho de que se mantengan esos valores tan altos de las temperaturas, considerando la "enorme" cantidad de material magmático que aún continúa en el proceso de enfriado. Así lo destacó la directora del IGN en Canarias y portavoz del Comité Científico del Plan de Emergencias Volcánicas (Pevolca), María José Blanco, quien también puso de relieve que las coladas cuentan con una capa de recubrimiento que actúa como aislante térmico.

Esta circunstancia, añade la científica, provocará que se tarden años hasta que la temperatura alcance cifras cercanas a la normalidad, tras no observarse cambios significativos en los cuatro meses desde que se diera por finalizada la erupción.

Esas altas temperaturas se han observado también en la realización de las distintas actuaciones de recuperación de caminos y pistas, en las que los operarios se están enfrentando a temperaturas que oscilan entre los 350 y los 450 grados centígrados de coladas en cuanto se produce un pequeño movimiento de tierras.

Y es que "el volcán está apagado, pero el material remanente, con un volumen y una temperatura tan alta, tardará mucho en enfriarse", destaca la directora del IGN en Canarias, a lo que hay que sumar los riesgos de emanaciones de gases y vapor de agua que obligan a los equipos científicos y a los trabajadores en la zona al uso de material de protección específico.

En relación a esas emanaciones de gases en las zonas costeras que aún se mantienen evacuadas, Blanco apuntó que no existen previsiones relacionadas con el cese de esa actividad y que se mantiene la monitorización.

Para los científicos se trata de una situación normal, y pasarán años hasta que toda el área se enfríe

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Mientras tanto, la actividad sísmica en La Palma continúa remitiendo de manera paulatina. Así, desde el pasado 12 de abril se han localizado poco más de una decena de terremotos con bajas magnitudes, entre 0,5 y 2,0, no siendo sentidos por la población.

Sus localizaciones se mantienen bajo la zona central de Cumbre Vieja, en las mismas zonas que en semanas anteriores, a profundidades entre 0 y 20 kilómetros.

Igualmente, la red de estaciones permanentes de la Isla no muestra deformaciones significativas que puedan asociarse a actividad volcánica, algo esperanzador, ya que la deformación del terreno es uno de los parámetros vigilados por los científicos para saber si la erupción pudiera reactivarse.

Vida marina

Sin embargo, mientras en la superficie las dificultades para recuperar la normalidad son constantes, en el ambiente marino la recuperación de la flora y fauna mantiene un constante crecimiento que sorprende a los equipos de vigilancia científica.

Así, el estudio que lidera la Asociación Biodiversidad Atlántica y Sostenibilidad (ABAS) tiene como objetivo hacer un seguimiento de la evolución temporal de las comunidades de peces y organismos bentónicos tales como las algas en los nuevos arrecifes generados por las coladas del volcán.

A principios del mes de marzo se llevó a cabo la primera campaña de campo, en la que se realizaron censos visuales de peces y se tomaron fotografías submarinas para estimar la cobertura algal tanto en las zonas afectadas por las coladas del volcán como en otras zonas de la isla enmarcadas dentro de diferentes planes de manejo de los recursos, como la zona especial para la conservación Franja Marina de Fuencaliente, enmarcada dentro de la Red Natura 2000.

Los datos preliminares de estos trabajos confirman la rápida capacidad de recuperación de los ecosistemas marinos tras la ausencia prolongada de actividades humanas en el área, con 28 especies censadas en la zona afectada, con especies de alto interés pesquero.

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