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Final feliz

Un policía local salva de ahogarse a un padre y sus dos hijos en La Manga: "Me pegué una carrera con la tabla"

"Fui socorrista y practico surf, por eso detecté que se los llevaba la corriente", relata David, agente municipal destinado en Cartagena, que este domingo sacó del agua a tres bañistas en apuros

David, fotografiado este lunes en la playa de Galúa, en La Manga, donde el pasado domingo salvó la vida de tres bañistas que tenían dificultades para salir del agua. IVÁN URQUÍZAR

"Yo lo veo como algo muy normal. Antes, hace años, yo era socorrista, y ahora practico surf. Por eso detecté que a esas personas se las llevaba la corriente». Así comienza David, policía local en Cartagena, a narrar lo que aconteció este domingo en la playa de Galúa, en La Manga, cuando rescató del agua a tres personas (un padre y sus dos hijos menores de edad) que no lograban salir por sus propios medios.

David, cartagenero de 38 años, se encontraba con su esposa, sobre las dos y media de la tarde, "comiéndome un bocadillo en la playa» cuando, gracias a que «tengo entrenamiento" al respecto, detectó que había "una familia que lo estaba pasando mal, que tenía problemas con la corriente". Primero "me acerqué al socorrista y le advertí" y, acto seguido, cogió su tabla y fue "corriendo por la arena" para sacar por sus propios medios a las personas que estaban en apuros. "Me pegué una carrera con la tabla", comenta.

"Llegué hasta ellos, los menores subieron, los tranquilicé, y el hombre me dijo que los niños no sabían nadar"

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"Llegué hasta ellos, los niños subieron a la tabla, los tranquilicé, y el padre me dijo que sus hijos no sabían nadar", rememora el agente. "Le dije que no tenía que preocuparse". Con los dos menores subidos a la tabla, y el adulto agarrado a la misma, "los saqué de la corriente". Una vez a salvo en la arena, quedaron a disposición del socorrista. Sanos y salvos. Y agradecidos. 

El municipal apunta que "todos los años se balizaba esa zona, pero este año no se ha hecho y eso está trayendo problemas". Aunque no culpa a nadie, el señalizar el lugar es algo que, a su juicio, debería de subsanarse. 

Diez rescates cada verano

Por deformación profesional, y por vocación de servicio, David se percató de que la familia no podía salir. Es así cuando "tú ves a alguien que está mirando hacia la orilla y va hacia atrás". "Ellos no hacían pie", puntualiza.

Salvar a bañistas "lo veo como algo normal", dado que "los surfistas lo hacemos muchas veces". Recientemente, junto con su esposa y un compañero de la Policía Nacional, sacaron a cuatro niños que no lograban salir del agua en Calblanque. Rescates así se le presentan «diez veces por verano, fácilmente». 

Ayudar lo lleva en el ADN de agente y de ser humano. David, que lleva ocho años como policía local de Cartagena y antes estuvo otros ocho años destinado en la Ciudad del Sol, considera que "esto lo haría cualquier persona, sea policía o no". "Quiero creer que sí. Que me rescatarían si un día me pasa a mí", manifiesta. 

Por razones profesionales, no es la primera vez que salva a alguien. No solo en el agua: como policía, ha rescatado a personas de incendio y a otras les has practicado la reanimación cardiopulmonar, hasta la llegada de los sanitarios. Este domingo en Galúa, prefirió hacerse a un lado cuando el padre y sus pequeños, ya a salvo en la orilla, quedaron con los socorristas. Y es que, cuando son sacados del agua, "a la gente le da vergüenza ser el centro de atención". El padre, eso sí, le estrechó la mano y se mostró muy agradecido con su ángel de azul, que cambió el uniforme por la tabla y cuya vocación no descansa.

Hay que nadar en paralelo

Donde fallaron el padre y los niños que pretendían salir y no lo conseguían fue en tratar de ir hacia la arena. "Nadar contra la corriente es el error", detalla el agente héroe de Galúa, "tu mente te dice ‘vuelve a la orilla’, pero lo que hay que hacer es nadar en paralelo", puesto que «la corriente es como un río».

Si la marea es lateral, lo más efectivo es buscar una dirección de nado más o menos diagonal y siempre contraria a la marea (según su intensidad). La finalidad, explican los expertos es que sea precisamente esa marea o corriente la que ayude a llegar con el menor esfuerzo posible hacia la orilla. Hay que nadar paralelo a la costa o en 45 grados dirección a la costa. Con esto, los bañistas lograrán salir de la zona de corriente y ponerse a salvo.


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