Si la manifestación del Orgullo tuvo siempre un carácter reivindicativo, la que se ha celebrado este sábado en Madrid ha mostrado su perfil más peleón y contestatario, aunque sin abandonar el tono lúdico y festivo que tradicionalmente ha tenido esta cita, una de las más concurridas del colectivo LGTBI en todo el mundo. 

El espíritu de protesta y advertencia lo transmitían los lemas, desde el oficial de la marcha, que proponía “Visibilidad, orgullo y resiliencia frente al odio”, a los que portaban muchos asistentes, cargados de pullas, algunas con mucha gracia, contra quienes aspiran a ningunear la diversidad sexual. Pero se dejaba ver, sobre todo, en las declaraciones del casi millón de personas que, según cifras de los colectivos convocantes -600.000 según la Policía-, llenaron de color, baile y reivindicación los dos kilómetros que separan la glorieta de Atocha de la plaza de Colón, lugar de encuentro y destino del desfile. Este año, el Orgullo estuvo tan concurrido como siempre, pero fue más crítico que nunca.

Plantar cara

“No es para menos: estamos asistiendo a un repunte de la intolerancia y hoy es necesario que salgamos a la calle para recordarle a la gente que no vamos a permitir ni un paso atrás en todo lo que hemos conquistado”, decía muy seria Mili Hernández, titular de la legendaria librería Berkana del barrio de Chueca y veterana activista LGTBI, desde el centro de la marcha. Unos metros más atrás, Federico Armenteros, presidente de la Fundación 26 de diciembre, que defiende los intereses de las personas mayores LGTBI, confirmaba ese sentimiento de preocupación. “Los que ya tenemos una edad sabemos que los derechos se consiguen, pero también se pueden perder. Hoy hay que estar aquí para plantar cara a quienes quieren que viajemos atrás en el tiempo”, declaraba.

Un millón de personas participa en Madrid en la manifestación del orgullo LGTBi más grande de Europa

Un millón de personas participa en Madrid en la manifestación del orgullo LGTBi más grande de Europa Vídeo: AGENCIA ATLAS Foto: Agencias

Si la diversidad a la hora de vivir la sexualidad es una de las reclamaciones nucleares del colectivo LGTBI, el desfile del Orgullo es una demostración de lo rica y variada que es esa pluralidad. Mar y Nina, pareja de lesbianas en espera de que nazca en octubre su bebé –“Mis mamás me miman”, llevaba pintada en la barriga la gestante-, compartían espacio con Jorge y Javier, llegados desde el País Vasco y miembros de la Red Empresarial por la Diversidad y la Inclusión (REDI). “Seis de cada diez personas LGTBI continúan ocultando en sus empresas su verdadera identidad. Nos queda mucho por avanzarpor eso estamos hoy aquí”, advertían. 

Derechos

La misma marcha que llenaban de azul con sus camisetas los miembros de la asociación Son Nuestros Hijos, en defensa de las familias de gestación subrogada –“Nosotros también reclamamos nuestros derechos”, advertía Pedro arrastrando el carrito de su hija-, unos metros más adelante la presidía, de acera a acera, la pancarta del colectivo no binario. Agarrado a ella, Edu, llegado desde Pamplona, daba razones existenciales a su presencia en la manifestación. “Nosotres somos tan invisibles que hasta la propia ley trans nos ignora. Cuando me ven con esta bandera, me preguntan de qué país vengo”, suspiraba junto a los colores que identifican a su opción sexual.

Precisamente, la 'ley trans' que está a punto de aprobar el Gobierno protagonizaba muchos de los mensajes de protesta de los carteles, aunque otros tiraban de ironía para recordar: “Mejor erótico que neurótico”, “Folla y no jodas”“Vive y deja vivir” y “La bisexualidad es lo más natural”.

A la manifestación acudieron varios miembros del Gobierno, como los ministros Irene Montero Fernando Grande Marlaska, pero el protagonismo fue para los colectivos LGTBI y, sobre todo, para los asistentes, que a lo largo de la marcha, a pie o en alguna de las 40 carrozas que desfilaron, combinaron fiesta y reivindicación

Apoyos al colectivo

“Somos un matrimonio hetero y este es el tercer año que venimos. Apoyamos la causa de este colectivo y también la diversión”, proclamaban los tinerfeños Inma y Domingo, de 57 y 60 años de edad, embutidos en sendos bodis dorados rematados en la espalda con un par de alas de colores. “Vengo así de reinona porque hoy toca lucirse”, reconocía la transexual colombiana Lorena Pantoja con un modelo 'drag queen' que abría paso al andar.

A la altura de Cibeles, sede del Ayuntamiento, los manifestantes tenían recados para el alcalde: “Almeida, te irás, y el Orgullo seguirá”, le dedicaban a gritos al edil de la ciudad, que este año se ha negado a colgar la bandera arco iris de los balcones del consistorio.

Las reticencias del Ayuntamiento a implicarse en la organización han marcado las jornadas previas de Orgullo de este año. Tampoco desde la Comunidad de Madrid ha mostrado el entusiasmo de otras veces con una cita que en su última edición, la de 2019, reunió a un millón y medio de visitantes y dejó 400 euros en la ciudad. Si antes Telemadrid retransmitía la manifestación de principio a fin, esta vez la cadena autonómica ha optado por emitir un festejo taurino. "Luego dirán que no tenemos motivos para pensar que vamos para atrás", insistía Mili Hernández camino de la plaza de Colón, donde terminó la manifestación.