Constatar el fallecimiento de una persona considerada como desaparecida y de la que no hay evidencias de que su cuerpo haya llegado a la costa. Es uno de los retos a los que se enfrentan los profesionales de la Policía Judicial, del Instituto de Medicina Legal y de las organizaciones humanitarias que trabajan para ayudar a quienes llegan a Murcia en busca de una vida mejor. Los cadáveres de siete personas, entre ellos los de dos niños, han sido rescatados entre este domingo y este lunes en aguas de La Manga, Pilar de la Horadada y Torrevieja por el Servicio Marítimo de la Guardia Civil.

Dos trabajadores introducen en un furgón el cuerpo sin vida del niño hallado en La Manga. / IVÁN URQUÍZAR

Según aseguran fuentes de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, apenas el 10% de los cadáveres de personas que mueren en el mar, en el naufragio de una barcaza, son recuperados. De ellos, muchos no son identificados jamás: nadie los reclama (al no tener arraigo en la Región) y sus restos mortales se quedan en una cámara frigorífica de la morgue. El otoño pasado, tres cuerpos hallados en aguas de la Región permanecían sin identificar en las instalaciones del Instituto de Medicina Legal de Murcia.

Las cifras de la Organización Internacional de Migraciones (OIM) son todavía más escalofriantes: son cerca de 19.000 las personas en procesos migratorios que se consideran desaparecidas en la ruta marítima del Mediterráneo entre 2014 y 2019, y 3.300 las del año 2021 en ruta hacia Europa. De ellas, según los datos aportados por la citada la organización, sólo el 13% de los cadáveres han sido recuperados y, por tanto, identificados. Y devueltos a sus familiares, que pueden hacer entonces un duelo.

Un duelo sin cadáver

La organización humanitaria Cruz Roja indicó este lunes, a raíz de la presentación de su proyecto para localizar a náufragos en el Mediterráneo, que, a través de los servicios de Restablecimiento del Contacto Familiar del Movimiento Internacional, organiza un encuentro en persona con los parientes de los migrantes desaparecidos para transmitir la información atendiendo a las necesidades emocionales de la familia. 

La posibilidad de iniciar el proceso de duelo tras este tipo de situación pasa por satisfacer la necesidad de saber de los familiares. Que muchas veces no saben y no tienen ni un cuerpo al que velar y dar sepultura. Algunos no asumen el deceso porque no tienen el cadáver. 

La búsqueda de personas fallecidas y desaparecidas en la ruta migratoria puede darse en tres contextos: que la embarcación saliera, pero no llegara a la costa de destino; que la embarcación llegue con personas fallecidas a bordo, o que en la embarcación hayan fallecido personas pero que sus cuerpos hayan desaparecido en el mar.

En el primero de los supuestos, cuando se identifica una embarcación que partió de un punto en una fecha determinada pero que no ha llegado a costa, se recopila la información de llamadas y solicitudes de búsqueda de los familiares para elaborar una lista de pasajeros y un relato de lo ocurrido. Posteriormente estos datos se corroboran utilizando herramientas técnicas.

En las embarcaciones llegadas a costa con personas desaparecidas, además, los testimonios de los propios supervivientes se suman a esta investigación, así como las noticias o publicaciones en redes sociales al respecto de lo acontecido.

Si la embarcación llega con personas fallecidas, se trata de identificar los cuerpos (que es la prioridad de los profesionales del Instituto de Medicina Legal y los juzgados), y si no fuera posible, también se contrasta la identidad del migrante con los supervivientes, y el cotejo de datos en las solicitudes de búsqueda.

Oenegés de la Región ofrecen un acompañamiento físico y emocional a los allegados que desean identificar el cuerpo de su familiar. 

Iban 16, dice el superviviente

Pasajeros de un velero dieron el sábado la voz de alarma: había a la deriva una pequeña embarcación de fibra de seis metros de eslora en la que había solo una persona a bordo. Salvamento Marítimo mandó a la zona al helicóptero Helimer 223, que rescató a un varón que estaba solo a bordo de una embarcación. El tripulante fue trasladado al aeropuerto de Manises por Salvamento Marítimo. Allí esperaba una ambulancia para trasladar al rescatado a un centro sanitario.

Esta persona, un joven de 21 años que asegura ser de Marruecos, ha relatado que su embarcación, en la que iban 16 personas, sufrió un golpe de mar y solo se salvó él. El naufragio, según este rescatado, ocurrió el pasado 21 de agosto. De ser así, este chico llevaría una semana en el agua cuando fue localizado. Según el hombre rescatado, salieron de Argel el 1 de agosto.

El chico rescatado por Salvamento Marítimo se encontraba deshidratado, consciente y con quemaduras solares, según explican fuentes cercanas al caso. Aunque el joven asegura ser de Marruecos, la investigación de la Guardia Civil sobre los fallecidos concluyen que podrían ser de Argelia, ya que se ha localizado documentación de personas de dicho país en la patera.

Los cuerpos hallados en La Manga han sido trasladados a la delegación que el Instituto de Medicina Legal de la Región tienen en Cartagena, con el fin de realizar las autopsias, averiguar la causa del fallecimiento y calcular el tiempo que llevaban muertos en el mar, así como para extraer muestras que permitan identificarlos mediante ADN huellas. Los cadáveres rescatados en Pilar de la Horadada y en Torrevieja fueron llevados al Instituto de Medicina Legal de Alicante.

Un proyecto de Cruz Roja

Cruz Roja ha implantado un proyecto de identificación de personas desaparecidas en ruta migratoria por vía marítima con el objetivo de mejorar la eficacia en este ámbito, según ha informado la propia entidad.

Dado que hay muchos desaparecidos, Cruz Roja busca «cambiar el paradigma y no esperar a recibir la solicitud, sino actuar desde el mismo conocimiento del naufragio». El obejivo final: ayudar a las familias de estas personas que se echaron al mar en una barcaza a a afrontar la pérdida ambigua, a veces sin cadáver.

La entidad cree que, de este modo, podrá conseguir que las familias de estas personas puedan obtener a corto plazo una respuesta, al menos parcial, de la situación que puede haber vivido un familiar suyo en la ruta migratoria. Así, el Comité Internacional de la Cruz Roja ha desarrollado un proyecto con el que identificar, a través de testimonios, herramientas, y el recuento de personas que viajaban en cada patera a su salida y llegada, a las personas que han muerto en su viaje en patera, cayuco o similares.

Ha realizado el proyecto piloto a Canarias, tras una experiencia previa en Italia, y ahora ha extendido esta acción también a la zona sur de la península, zona Levante y Baleares. En concreto, Cruz Roja trabaja en la implantación de este servicio en la costa de Andalucía, Murcia, Comunidad Valenciana y Baleares.