Un grupo de científicos halló en Australia el corazón fosilizado más antiguo hasta la fecha, el de un pez vertebrado que vivió hace unos 380 millones de años, lo que se cree dará nuevas pistas sobre la evolución de la vida en la Tierra, informaron este viernes fuentes académicas.

Este órgano tridimensional - que fue hallado dentro de un pez placodermo prehistórico extinto junto a su estómago, hígado e intestino- es 250 millones de años más antiguo que el anterior corazón de un vertebrado hallado en Brasil en la década pasada, según un comunicado de la australiana Universidad de Curtin.

Lo más notable del hallazgo del corazón mineralizado en la formación rocosa de Gogo, un antiguo arrecife prehistórico situado en la remota zona de Kimberley en el noroeste del país (Australia Occidental), es que este órgano se ha conservado con sus tejidos blandos y en tres dimensiones (3D).

"Como paleontóloga que ha estudiado los fósiles durante más de 20 años, me ha sorprendido mucho encontrar un corazón en 3D y bellamente conservado en un ancestro de 380 millones de años", dijo en un comunicado la líder de este estudio, Kate Trinajstic, experta de la Universidad de Curtin y el Museo de Australia Occidental.

La investigación, publicada la víspera en la revista Science, también reveló que la posición del corazón, así como el resto de los órganos del pez fosilizado, estaban más cerca de la boca y las branquias, una configuración anatómica muy similar a la de los tiburones modernos.

"A menudo se piensa en la evolución como una serie de pequeños pasos, pero estos fósiles antiguos sugieren que hubo un salto mayor entre los vertebrados sin mandíbula y con mandíbula", precisó la experta al comentar el descubrimiento.

Los estudios liderados por Trinajstic, realizados con sofisticadas técnicas de rayos X y rayos de neutrones, muestran que el corazón, situado muy cerca de la garganta, tiene forma de "s" y tiene dos cámaras, la más pequeña situada en la parte superior de la más grande.

Estas características en los primeros vertebrados que poblaron el planeta son una evidencia de los cambios "críticos" que se produjeron en las cabezas y cuellos de los animales vertebrados prehistóricos para acomodar las mandíbulas.

Por otro lado, este pez acorazado prehistórico tenía un hígado muy grande que le permitía flotar, al igual que los tiburones actuales, aunque se desconoce si tenían pulmones, órganos que se creen se desarrollaron posteriormente, de acuerdo a este estudio realizado con científicos de Australia, Francia y Suecia.