Polémico anticonceptivo

Afectadas por el Essure demandarán a Bayer y la agencia del medicamento

El proceso, que representa a unas 40 mujeres, incluye a la comercializadora del dispositivo

Sabela Landín (derecha) y Vikki Martínez, afectadas por el Essure, ayer, en Porriño.

Sabela Landín (derecha) y Vikki Martínez, afectadas por el Essure, ayer, en Porriño. / JOSÉ LORES

M. G.

Un grupo de unas 40 afectadas por el polémico anticonceptivo Essure está preparando una demanda contra la farmacéutica productora de este producto, Bayer, y también contra la Agencia Española del Medicamento y Productos Sanitarios (AEMPS). Dicha demanda incluiría, además, a Comercial Médico Quirúrgica S.A. (CMQ), encargada de la comercialización del producto.

Un día después de que un juez desestimase en Vigo el pleito de una afectada por este dispositivo, que se dejó de comercializar en España en 2017, FARO DE VIGO, del grupo Prensa Ibérica, ha tenido acceso a la solicitud de las diligencias preliminares de esta demanda, en la que, aunque a las demandantes se les insertó el dispositivo intrauterino Essure a través del Sergas, han optado por la competencia territorial del Juzgado de Primera Instancia de Langreo (Asturias), domicilio mercantil de Bayer Hispania SLU.

Se estima que son más de 1.600 las mujeres afectadas por este dispositivo en Galicia, pero este mismo lunes el titular del Juzgado de lo Contencioso Administrativo 2 de Vigo, Marcos Amboage López, dictaba una sentencia exculpando a Bayer y también al Sergas (que también figuraba en esta demanda). “Nos da mucha pena que cualquier mujer afectada por este dispositivo no consiga tener justicia”, se lamenta la presidenta de la Asociación de Afectadas del Essure de Galicia, Mª Sabela Landín Estévez.

“Hay literatura médica suficiente para establecer ese nexo causal, porque no se trata de un daño corporal como si fuera un accidente de tráfico, el daño es mucho más amplio”, añade Landín, que considera que “el nexo causal” de la sentencia dictada en Vigo, “tendría que haberse abordado con una estrategia jurídica diferente”.

“En Vigo hay muchas mujeres implantadas”, dice Landín, que apunta que la ciudad olívica es, junto a Ribeira, A Coruña y Ferrol, uno de los núcleos con más afectadas. “Nos constan sobre 949 casos de rechazo”, dice sobre la actividad de la asociación.

“El problema se va complicar con el tiempo”, apunta Landín sobre las secuelas, que incluyen mareos, dolores crónicos, hemorragias, molestias articulares, alergias, fatiga, cefaleas... “Necesitas una intervención en la que pierdes órganos y, aunque cuando te retiran el dispositivo mejoras, no te vas a curar, por eso es muy necesario tener una sentencia que señale quién es el culpable”, añade.

“Estoy deseando que se haga justicia porque es una vergüenza que unos médicos jugaran con la vida de unas mujeres, que nos trataran como cobayas y que cobraran dinero por eso; que una farmacéutica se llene los bolsillos y que, cuando llega el momento de responder, no lo haga; pero todavía es mucho peor que haya médicos que sepan el problema en el que estamos y que no hagan nada”, dice lamentando que no se haya puesto en marcha una unidad de atención a las afectadas, algo que llevan años reclamando.

“Somos cobayas, estamos enfermas y necesitamos que se haga algo por nuestra salud. Y hago un llamamiento a todos los estamentos porque no hay atención, ni seguimiento ni empatía”, proclama, al tiempo que muestra su agradecimiento, en este punto, a la Valedora do Pobo, “que nos ha ayudado mucho en la lucha por nuestros derechos”.

“Nosotras seguiremos en la lucha hasta que se haga justicia”, concluye la presidenta de la asociación.

“En poco tiempo el deterioro fue muy grande”

“Es duro tener que luchar para que te tomen en serio”, afirma Vikki Martínez. En su caso sufría migrañas frecuentes, pero después del COVID su estado empeoró. “Pasé de ser una mujer sana a no poder hacer nada. En muy poco tiempo el deterioro fue muy grande”, subraya. Pasó por quirófano en febrero del año pasado, pero tendrá que volver a ser operada. “Me quedó un resto y ahora estoy en lista de espera porque me tienen que sacar el útero”, afirma.

“Yo no quiero perder mi útero, pero no voy a dejar ahí un resto por el que mi cuerpo está creando una reacción inmunológica, un constante rechazo”, prosigue. Antes de esa primera operación su situación era crítica. “Estaba ya encamada, tenía taquicardias a diario y no era por ninguna medicación porque no tomo antidepresivos ni ansiolíticos”, afirma. “De hecho he tenido que pasar dos veces por psiquiatría y tengo dos informes que constatan que lo que me ocurre no es ni un trastorno depresivo ni de ansiedad”.

“Desde que me retiraron las trompas he vuelto a trabajar”, añade, aunque con una reducción de jornada: “Aunque quisiera, no doy”, dice la ponteareana, madre de dos hijos e integrante también de la Asociación de Afectadas del Essure de Galicia.

“Estoy en lista de espera porque me tienen que sacar el útero”, dice Vikki Martínez

“Yo, con el diagnóstico que tengo, me recomiendan que me separe de todo tipo de pantallas, pero yo soy informática, ¿qué hago?”, se pregunta Sabela Landín, para la que hacer la compra es todo un esfuerzo: “No puedo cargar con la bolsa, ¿qué trabajo desempeño?”.

Tras nueve años de espera para una ligadura de trompas la llamaron desde Planificación Familiar para decirle, en 2010, que saliera un nuevo método. Tras ver un vídeo, “en el que te contaban que con este dispositivo todo eran ventajas”, firmó y pasó a la lista de espera. Se lo implantaron en 2012.

“No te daban ningún tipo de anestesia ni relajantes”, rememora sobre la intervención. “Te colocaban con una pistola el dispositivo en las trompas y el dolor era tan impresionante que salías de allí doblada, había mujeres que incluso se desmayaban”.

Después de eso empezaron los síntomas. Los dos primeros años sufría desmayos. Ya en 2014, empezó a sufrir “dolores articulares, un cansancio excesivo, lagunas...”, enumera: “Soy estudiante y durante dos años tuve que dejar los estudios por completo. Hasta llegué a pensar que tenía leucemia”.

“Dolor pélvico, reglas alteradas, hipersensibilidad lumínica, reglas de 21 días...”, los síntomas aumentaron hasta que en 2019 pasó por quirófano: “Estamos llenas de plástico por dentro. Tenemos en nuestro cuerpo una cantidad de restos que acaban en nuestro sistema linfático y en el cerebro”. 

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